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El príncipe Guillermo cumple cuarenta años pero, a diferencia del reciente Jubileo de la Reina Isabel, parece que, por el momento, no está prevista ninguna celebración oficial. A falta de confirmación institucional, cabe esperar que el Palacio de Kensington emita un comunicado con nuevas fotografías oficiales del duque de Cambridge, de la misma manera que ocurrió en el caso de su esposa, Kate Middleton. Sí se sabe, no obstante, que la Royal Mint ha emitido una nueva moneda conmemorativa por las cuatro décadas de vida del Príncipe.
Cuarenta años de los cuales, los últimos, su papel institucional se ha visto absolutamente reforzado. Guillermo ha sabido ganarse el cariño de los británicos y acercar la Corona a los ciudadanos, sobre todo, a los más jóvenes. En concreto, la labor de los duques de Cambridge durante la pandemia fue muy alabada, incluso cuando el Príncipe ‘ocultó’ que tenía coronavirus para no generar alarma. Una actitud que, es más que probable que haya aprendido de su abuela, la Reina Isabel, cuyo compromiso con la institución se mantiene intacto a pesar de sus achaques.
A pesar de que Guillermo es el segundo en la línea de sucesión y de que, en ningún caso se espera que pueda anteponerse a su padre, la realidad es que el futuro reinado de Carlos de Inglaterra pende, de alguna manera, de un hilo. La institución está fuertemente ligada a la Reina Isabel y aunque Carlos se ha esforzado por dar una imagen de serenidad, compromiso y futuro, los escándalos y polémicas del pasado -sobre todo, la sombra de Diana de Gales-, son muy difíciles de olvidar. Es por este motivo por el que se ve en el duque de Cambridge al natural sucesor de la Reina. Una idea que, además, rejuvenecería a la monarquía, que vive de alguna manera ‘anquilosada’ con una monarca que se ha convertido en insustituible a pesar de que no hay que olvidar que ella misma se convirtió en cabeza del Estado con poco más de veinte años.
No obstante, a sus ya cuarenta años, el momento de Guillermo aún no ha llegado. El duque de Cambridge tiene por delante, más allá del reinado de su padre -sea breve o no-, el gran compromiso de convertirse en príncipe de Gales. Una tarea que no es nada sencilla, dado que el recuerdo de su madre estará siempre presente. Un futuro príncipe de Gales que ya comienza a dar sus primeros ‘golpes sobre la mesa’, como cuando hace unos días se plantó y dijo que no iría a la ceremonia de la Orden de la Jarretera si lo hacía también su tío, el príncipe Andrés. Los Cambridge ya han establecido un ‘cordón’ sanitario respecto al duque de York, para que no afecte a su imagen.
Han sido ya muchas las ocasiones en las que Guillermo ha dejado claro el tipo de monarca que quiere ser. Un soberano que conecte con los británicos, preocupado por la conservación del entorno y la salud mental entre otras cosas. Un jefe del Estado solidario y comprometido, que tan pronto reparte periódicos como comparte una noche con personas sin hogar y que, además, no teme a que miembros de la Commonwealth quieran desvincularse del Imperio, como ocurrió en su reciente viaje al Caribe. Un periplo que recibió muchas críticas porque algunos consideraban que intentaba perpetuar el dominio colonial británico, a lo que el propio Guillermo respondió tajantemente: “Sé que esta gira ha puesto aún más en foco preguntas sobre el pasado y el futuro. En Belice, Jamaica y las Bahamas, ese futuro lo decide la gente”.
Aunque ya se ha comentado que la intención del príncipe Carlos es acometer importantes cambios en la institución -que muchos perciben como anacrónica-, la realidad es que son los duques de Cambridge los que se responsabilizarán de la metamorfosis de la Corona. Cambios más que necesarios para su supervivencia y que pillan al duque de Cambridge en su etapa de mayor madurez.