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Este 2023 es un año especial para algunas de las familias reales de Europa, como es el caso de los Reyes de Holanda o los de Bélgica. El pasado mes de abril Máxima y Guillermo celebraron diez años de reinado y ahora, en pleno mes de julio, le llega el turno a Felipe y Matilde de los Belgas. El jefe del Estado y su esposa conmemoran su primera década al frente del país en una etapa algo complicada para la Familia Real, con la reciente demanda al príncipe Lorenzo por el Fondo Soberano de Libia y la delicada salud del rey Alberto. A pesar de todo, para el monarca y su esposa, este mes de julio supone un momento de alegría que llega apenas un año antes de que el matrimonio celebre sus Bodas de plata.
La Familia Real de Bélgica en un acto oficial. / Gtres
A diferencia de otros royals, como Máxima y Guillermo, Felipe VI y doña Letizia, Alberto de Mónaco y Charlene o los príncipes de Gales, los Reyes de Bélgica no destacan ni por su carisma, ni por su popularidad. El rey Felipe es un monarca discreto, mientras que la reina Matilde, aunque siempre va impecablemente vestida, tampoco suele aparecer en las listas de las royals más elegantes. En definitiva, no llaman la atención, aunque, con el paso de los años, el interés por la monarquía belga ha aumentado, sobre todo, a raíz de la mayoría de edad de la princesa Elisabeth que, en el futuro, reinará al tiempo que la Princesa Leonor de Borbón.
Sin embargo, a pesar de que Matilde y Felipe no despiertan pasiones fuera de las fronteras de su país y el entorno más cercano, y que, en gran medida se han visto eclipsados por el romance de Balduino y Fabiola y la belleza de la reina Paola, lo cierto es que su historia es una de las más interesantes que podemos encontrar en el marco de la realeza europea reciente.
Un matrimonio contra todo pronóstico
Fue a principios de diciembre de 1999 cuando el príncipe Felipe de los Belgas contrajo matrimonio con la entonces aristócrata Matilde d’Udekem. Una boda que se celebró en la Catedral de San Miguel y Santa Gúdula de Bruselas y por la que muchos apenas apostaban. Los rumores de homosexualidad del hijo de Alberto y Paola de los Belgas corrían como la pólvora en la capital de Bélgica y por eso resultó tan extraño que encontrara el amor al lado de Matilde. A día de hoy, casi un cuarto de siglo después, han demostrado ser uno de los matrimonios más sólidos del Gotha.
Felipe y Matilde de Bélgica juntos. / Gtres
Sin embargo, su relación estuvo marcada en sus comienzos por una tragedia, la muerte de una de las hermanas de Matilde. La consorte es la mayor de cinco hermanos, Marie Alix, Elisabeth, Hélène y Charles Henri, a los que siempre ha estado muy unida, en especial a Alix. El destino se llevó por delante a Alix en el verano de 1997 en un trágico accidente de coche -el mismo año que murió Diana de Gales-, cuando parte de la familia estaba de vacaciones en Alemania. Al parecer, Felipe estuvo al lado de Matilde en todo momento, se ocupó de recogerla en el país vecino y llevarla de vuelta a casa e incluso, se encargó de organizar el funeral.
Alix no solo era la hermana preferida de Matilde, sino que ella había sido la que había presentado al Príncipe a la hoy Reina en una cena benéfica celebrada en el Castillo de Beloeil en junio de 1995. Dicen que Felipe se sintió inmediatamente atraído por Matilde, un flechazo royal en toda regla.
Matilde de Bélgica en su boda con el rey Felipe. / Gtres
Él mismo confesó en una entrevista por el vigésimo aniversario de su boda algunos detalles sobre los inicios de su romance: «Hay un secreto por el que me atrajo mi esposa. Es esa pequeña llama que siempre está ahí. Tienes que encenderla ocasionalmente y dejar que se queme. Es cierto que las personas y las cosas cambian. Pero la elegí por esa llama que todavía me enciende», aseguró el Rey, que sigue, a día de hoy, profundamente enamorado de su esposa.
Libre de escándalos
Quizás sea por esa llama por la que, en este casi cuarto de siglo, la pareja no ha protagonizado ninguna crisis, al menos, de la que se tenga constancia. Junto a otros royals como Máxima y Guillermo -de los que, por cierto, son grandes amigos e incluso Matilde fue mentora de Máxima cuando esta entró a formar a parte de la Familia Real-, Felipe y Matilde son de los pocos que nunca ha acaparado titulares por desencuentros entre ambos. Forman una pareja ejemplar y su matrimonio jamás se ha cuestionado, es más, es habitual verles cogidos de la mano o dedicándose gestos y miradas de cariño, a pesar de los protocolos.
El rey Alberto de los Belgas en una imagen de archivo. / Gtres
A pesar de que no ha habido crisis conocidas entre ellos, sí que en alguna ocasión les han perseguido otro tipo de rumores, como los que apuntan a que su matrimonio fue forzado, porque el monarca en realidad era homosexual. Según el autor Frédéric Deborsu, el rey Alberto presionó a su hijo para que se casara y le amenazó con excluirle de la línea de sucesión. Algunas teorías van más allá y sostienen que los hijos de los Reyes nacieron por inseminación artificial. Sea como fuere, la realidad es que han conseguido formar una familia estable que proyecta una imagen de unidad, incluso ante las dificultades. De hecho, no escondieron que su hijo pequeño, Emmanuel, tuvo que acudir a una escuela especializada en problemas de aprendizaje.
En esta década que llevan como monarcas, Felipe y Matilde tan solo han protagonizado un sonado desliz, en noviembre de 2015, a consecuencia de la alerta por los ataques terroristas de París. El Rey, en lugar de apoyar a su pueblo, fue pillado por los fotógrafos en un balneario en Bretaña y se publicaron unas imágenes del matrimonio disfrutando de unos días de relax. La única ‘mancha’ en su intachable expediente.
Los Reyes de Bélgica en Atenas. / Gtres
Tanto Felipe como su esposa han sabido gestionar con naturalidad las situaciones complicadas. Su llegada al trono derivó del escándalo de paternidad del rey Alberto que, finalmente, terminó con Delphine Boël convertida en princesa. Felipe ha aceptado a su hermana con toda naturalidad, quizás incluso más que su propio padre.
En estos momentos, aunque todavía les quedan años de reinado, la mirada está ya puesta en la próxima generación. La princesa Elisabeth está estudiando en la universidad y se ha confirmado que ha renunciado a la asignación que por ley le corresponde hasta que tenga una agenda propia. Algo que cada vez está más cerca y que llevará a Felipe y a Matilde a un segundo plano. Lo que no sabemos es si el monarca seguirá los pasos de su padre y abdicará llegado el momento, aunque en su caso, es poco probable que haya escándalos que ‘fuercen’ su salida.