CARRERA MILITAR

El día que Felipe VI bebió de un porrón en su paso por la Academia de Zaragoza

Felipe
Don Felipe en Zaragoza. / Gtres

Queda menos de una semana para que la Princesa Leonor ingrese en la Academia de Zaragoza para comenzar su formación militar, aunque, de momento, en la agenda de la Casa Real no hay información al respecto. La incorporación de los nuevos estudiantes se prevé el 17 de agosto, en una jornada en la que estarán acompañados de sus familias, que podrán conocer los detalles del centro. En el caso de la heredera, serán sus padres los Reyes y quizás también su hermana la infanta Sofía los que la acompañen en esta importante jornada, aunque Leonor lleva cierta ventaja. Por un lado, la Princesa ya conoce la Academia de Zaragoza, porque acompañó a su padre a un acto el pasado mes de julio y, por otro, porque el monarca puede contarle de primera mano algunos detalles de cómo fue su etapa en el centro.

Familia Real

La Familia Real en el cine. / Gtres

El Rey cursó parte de su formación militar en Zaragoza en el año 1985. Fue la primera de las etapas de su educación castrense, al igual que ocurre ahora con su hija mayor y, como es lógico, han numerosas anécdotas de cómo fueron sus días en el centro. El monarca contaba quizás con más tranquilidad y libertad de la que ahora tendrá su hija, sobre todo porque, a pesar de que la expectación que generaba era máxima, en aquel momento no había ni teléfonos móviles, ni redes sociales, por lo que la presión mediática era mucho menor que ahora.

Felipe

El Rey Felipe en su paso por Zaragoza. / Gtres

Sin embargo, esto no significaba que no trascendieran algunas curiosidades y anécdotas de su paso por la academia y, especialmente, de sus salidas en tiempo de descanso. Por ejemplo, hay una que resulta llamativa y que publicaron medios locales. Fue en abril de 1985 cuando, el entonces Príncipe de Asturias disfrutó de una cena en un conocido local de la ciudad con motivo del cumpleaños de una joven.

El Rey acudió con sus compañeros al restaurante El Fuelle, uno de los más conocidos de la ciudad y fue recibido entre aplausos. No obstante, él se comportó como uno más entre sus compañeros. «Recuerdo que le invitamos a que se pusiese cómodo en consonancia con el ambiente sencillo y familiar que se vivía. Y a que bebiera vino en porrón. Y se le dio bastante bien», aseguró Esteban Valtueña, dueño del local, en unas declaraciones a El periódico de Aragón. En esta velada, el grupo disfrutó de algunos productos típicos de la gastronomía aragonesa, como cordero asado al horno, jamón de Teruel, chorizo, longaniza, y vinos de la tierra.

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El Rey Felipe en su paso por Zaragoza. / Gtres

Durante la cena, don Felipe hizo gala de su naturalidad y de su simpatía: «A la gente le sorprendió su altura y su amplia sonrisa. Fue cariñoso y se molestó en saludar a todo el mundo», dijo el dueño al citado diario. Además, no dudó en firmar en un improvisado libro de visitas que se guardó en el restaurante, junto con los cubiertos, la copa y la botella de vino e incluso el porrón del que bebió el monarca aquella noche.

En los ratos libres que don Felipe tenía en la Academia, aprovechaba para disfrutar de la ciudad, aunque solía hacerlo con discreción y prudencia, siempre acompañado por los escoltas. Según relataron José Apezarena y Carmen Castilla en el libro Así es el Príncipe, el entonces heredero acudía a diferentes locales de Zaragoza para ver a algunos de sus grupos de música favoritos, pero también iba a discotecas. De hecho, una noche se escapó sin permiso de la Academia para ir a la discoteca Pachá en el coche de un escolta, aunque varios oficiales le pillaron.

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