Los escándalos de Henrik de Dinamarca marcan el 50 aniversario de su boda
La decisión más importante de la reina Margarita
La princesa Mary de Dinamarca y su familia están de luto
50 años de matrimonio dan para mucho, sobre todo para protagonizar momentos «bochornosos». Y si no que se lo digan al príncipe Henrik de Dinamarca, que precisamente este domingo celebra también su 83 cumpleaños. El consorte y la Reina festejan sus «Bodas de oro» en una Nación que ve en Margarita todo un ejemplo, pero no ocurre lo mismo con el consorte.
Al igual que ha hecho recientemente el Duque de Edimburgo, Henrik también tomo la decisión de jubilarse, eso sí, a una edad más temprana. «Mi esposo ha tomado la decisión de que ha llegado el momento de relajarse o, si me permitís la expresión danesa, retirarse. Es su decisión que entiendo y respeto. Agradezco profundamente todo el apoyo, la ayuda y la inspiración que me ha dado durante todos estos años. Espero seguir llevando a cabo mis funciones con el apoyo de mi esposo, aunque será menos visible». Así anunciaba la Reina hace algo más de un año la retirada de su esposo de la vida pública, una decisión tomada de forma unilateral por el príncipe Henrik y que dejó a Margarita con un profundo disgusto.
Si en principio su jubilación no debería haber generado ninguna controversia, sí que lo hizo por la actitud que desde siempre ha mantenido el consorte. A sus ya 82 años y con un historial clínico no muy alentador, su retirada de la vida pública era algo lógico. Sin embargo, varios medios daneses aseguraron que su motivación final fue una rabieta. Un final muy consecuente si se tiene en cuenta la cantidad de escándalos que ha protagonizado.
Eterno príncipe consorte
Como si de una broma macabra del destino se tratase, la trayectoria vital de Henrik ha seguido una estela similar a la de Felipe de Edimburgo. Desde un primer momento, Henrik abogó por ser considerado rey en lugar de príncipe consorte y si de primeras, los daneses se tomaron sus reivindicaciones como una broma, con el tiempo empezaron a ser molestas y consideradas fuera de tono y lugar.
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Su egocentrismo llega a tal punto que no dudó en amenazar públicamente con la separación a su esposa o a sentirse discriminado cuando en Dinamarca se aprobó el referéndum que equiparaba los derechos sucesorios entre hombres y mujeres.
Actitud caprichosa y celos
Si hay algo que ha definido el comportamiento de Henrik durante estos años es, sin duda, su actitud caprichosa. El príncipe consorte tiende a actuar como un niño en algunas ocasiones y no es extraño verle enrabietado cuando no consigue lo que quiere. Si nos remontamos a 2002, Henrik sufrió un repentino ataque de celos con respecto a su hijo Federico. Un episodio que el Gotha europeo nunca podrá olvidar. Y es que al príncipe no le sentó nada bien que su esposa delegase algunas responsabilidades en su hijo Federico, concretamente la de que la sustituyese en la recepción de Año Nuevo porque se encontraba enferma. Henrik se lo tomó como un ataque personal y decidió retirarse a Francia para estar solo y pensar sobre la situación. Su venganza no se hizo esperar. El príncipe se negó categóricamente a asistir al enlace entre Máxima y Guillermo de Holanda y dejó a su mujer sola en el papel de madrina.
Igual que Diana de Gales en su momento, Henrik nunca ha tenido pelos en la lengua. A pesar de su papel secundario en el reino, él busca de todas las formas posibles ganar protagonismo. Y nada mejor que la prensa para ganar popularidad. A espaldas de la Corona, el marido de Margarita de Dinamarca concedió una entrevista a una conocida publicación en la que denunciaba su condición de consorte. “Durante años he sido el número dos en Dinamarca y es un papel del que estoy satisfecho. Pero no quiero, después de tantos años, verme degradado al tercer rango como un acompañante cualquiera», afirmaba al referirse a la situación en la que se encontraba por el ascenso de su hijo.
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Aunque lo ha intentado por todos los medios, Henrik nunca ha conseguido lo que quería, ser rey, y se ha visto obligado a actuar bajo el yugo y protagonismo de su esposa y sus hijos. El consorte es consciente de que la Reina no tiene la intención de abdicar la Corona, pero por mucho que lo intente, ya es muy tarde para conseguir a lo que aspira.
Grosero y maleducado
En los últimos tiempos, la actitud del danés es cada vez más polémica. Su rabia interior por no salirse con la suya le han hecho volverse grosero y maleducado. En alguna ocasión ha sacado la lengua a algunos periodistas, les ha insultado y se ha ganado a pulso no estar entre los favoritos de la Casa Real. Unas gravísimas faltas de educación totalmente impropias de un príncipe.
Su mayor desprecio a su mujer tuvo lugar en su último cumpleaños, cuando ni siquiera quiso acompañar a sus familiares a felicitarla y cantarle a primera hora de la mañana, cuando estaban todos en Palacio. Una reacción impropia de quien en la década de los 60 había hecho palpitar el corazón de Margarita.
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La entonces princesa nunca pudo sospechar que la actitud del hombre de quien se enamoró acabaría por dejarla sola ante la opinión pública. Pero claro, Henrik era hijo único y no estaba dispuesto a renunciar a lo que deseaba. Con el tiempo ha comprendido que no va a conseguir lo que lleva buscando desde que se casó, algo que le ha llevado a tomar una actitud aún más negativa y a mantenerse al margen de las cuestiones de la Corona.
Doble aniversario
Henrik y Margarita no solo celebran 50 años de casados, sino que este 11 de junio, el Príncipe cumple 83 años. A diferencia de otras Casas Reales, no tienen previsto ningún tipo de evento especial para este significativo aniversario, lo que remarca aún más la poca popularidad del consorte y la mala relación que tiene con su esposa. Apenas una foto oficial en compañía de toda su familia es lo máximo que se ha conocido de la supuesta celebración. Y es que en el fondo, Henrik no debe estar muy por la labor de festejar nada, salvo su jubilación.