Un manuscrito, cinco párrafos y una promesa: así fue el primer discurso del príncipe Felipe

Leonor de Borbón se enfrenta en menos de veinticuatro horas a uno de los momentos más importantes de su vida a la misma edad que lo hizo su padre

Felipe de Borbón
El príncipe Felipe en una imagen de archivo / Gtres
  • Andrea Mori
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Han pasado treinta y ocho años, pero en el Teatro Campoamor aún se recuerda aquel 3 de octubre de 1981 que supuso el inicio de una nueva etapa para nuestro país. Un sábado en el que la capital del Principado de Asturias se vistió de fiesta para recibir a la Familia Real en la que fue la primera edición de los entonces Premios Príncipe de Asturias. Apenas un año antes, el 24 de septiembre de 1980 se había constituido la Fundación Principado de Asturias -después Príncipe de Asturias-, encargada del fallo del jurado de los galardones que, a día de hoy casi se encuentran equiparados a los Nobel.

Don Felipe, acompañado de sus padres, los reyes don Juan Carlos y doña Sofía y las infantas Elena y Cristina fue la gran estrella de una velada en la que, con trece años pronunció sus primeras palabras en público. Un emotivo discurso en el que el Principado resultó el protagonista de un texto manuscrito del puño y letra del Heredero.

La alocución del hoy Jefe del Estado apenas duró un minuto y veinticuatro segundos. Tiempo suficiente para provocar una impresionante ovación de casi un minuto en la que la mayor parte del auditorio se puso en pie. Aunque don Felipe había memorizado el texto, prefirió tener delante de sí el manuscrito y apenas levantó la cabeza del papel. Vocalizó a la perfección y los nervios casi no le traicionaron. Solo tuvo un pequeño traspiés al final de su intervención  -en la palabra significación-, que no incidió en que terminara con una gran sonrisa. No fue hasta el final de la ovación cuando el joven Príncipe volvió a sentarse, no sin antes intercambiar miradas de complicidad con don Juan Carlos y doña Sofía.

Leonor y Sofía

Leonor y Sofía en una imagen de archivo / Gtres

El discurso de don Felipe estaba cargado de significado. En un momento complejo para la Historia de España, quizás casi tanto como el actual, el entonces Príncipe hacía una promesa de lealtad hacia “esta Asturias querida que llevo y llevaré siempre en lo más profundo de mi corazón”. El padre de Leonor, que en apenas un día se enfrenta a uno de sus retos más importantes, inauguraba una tradición que ahora cede el testigo a la princesa de Asturias. Todos los ojos, dentro y fuera de nuestras fronteras están puestos ya en Oviedo para presenciar el debut de una adolescente llamada a convertirse en reina de España.

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