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Lo que esconde la inquietante calma de Carolina de Mónaco

  • Andrea Mori
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Hace caso omiso a cualquier tipo de rumor o habladuría, incluso a las pruebas evidentes que apuntan a la infidelidad por parte de quien todavía es su marido, Ernesto de Hannover. Carolina de Mónaco demuestra una vez más que está por encima de estas cuestiones. La princesa de Hannover vive centrada en su familia, más en sus nietos que en sus hijos, ya que todos ellos, incluso Alexandra de Hannover, vuelan libres desde hace tiempo. Una faceta en la que, a tenor por las imágenes que de vez en cuando se publican de ella en su ambiente más íntimo y que son producto de largas horas de trabajo de los fotógrafos, la Princesa se encuentra tranquila y feliz. Ello no es, ni mucho menos óbice para que en ocasiones puede participar en algunos compromisos oficiales.

Carolina de Mónaco, en un acto / Gtres

De hecho, recientemente, ante la prolongada ausencia de la princesa Charlene debido a una infección que no le permitía viajar, ha sido Carolina quien ha ejercido en mayor número de ocasiones el papel de primera dama en el Principado, como apoyo a su hermano. Un rol que, por otra parte, no le es ni mucho menos extraño. Tanto es así que a la muerte de Grace Kelly fue ella quien asumió esta tarea, de la misma manera que ocupó el ‘cargo’ con suma diligencia y casi hasta superando a su propia madre en términos de elegancia, estilo y sofisticación, hasta la llegada de Charlene. Y es que, aunque Mónaco ya tenga una primera dama, el glamour del Principado ha  quedado para siempre íntimamente ligado a la que un tiempo fue la ‘novia de Europa’.

A pesar de que, de un tiempo a esta parte, la Princesa no suele copar titulares de manera recurrente, lo cierto es que la nueva vida de su todavía marido en Madrid ha vuelto a ponerla en el punto de mira. Después de pasar un tiempo en una prestigiosa clínica en Austria y tras el altercado que protagonizó hace unos meses, Ernesto de Hannover parece haber encontrado cierta tranquilidad en la capital de España, donde reside su hijo menor, Christian, con su mujer Alessandra de Osma y sus dos hijos. Han sido varias las ocasiones en las que se ha visto al aristócrata tanto en Madrid, paseando por el parque de El Retiro, montando en patinete, jugando con sus nietos… así como en Ibiza, disfrutando de unas vacaciones en la isla, un destino que no le es ni mucho menos desconocido. Sin embargo, lo que más ha llamado la atención ha sido la amistad que ha entablado con Claudia Stilianopoulos, artista de profesión y una de las hijas de la fallecida Pitita Ridruejo. Con ella se le ha visto en varias ocasiones, compartiendo confidencias y en actitud cómplice, aunque también protagonizando algún que otro rifirrafe, algo que no resulta extraño ya que el noble es propenso a los escándalos.

Carolina de Mónaco y Ernesto de Hannover / Gtres

Sin embargo, esta nueva vida de Hannover parece no preocupar en demasía a Carolina de Mónaco, con quien se casó en 1999 y apenas una década después ya no convivía junta. Una pareja aparentemente perfecta a quien en los años setenta Grace Kelly intentó unir, sin éxito, y que, a día de hoy, sigue casada a pesar de los continuos vaivenes y desplantes del Príncipe. Uno de los más sonados fue en la boda de los actuales reyes de España, cuando Ernesto se ausentó de la ceremonia y vimos a una elegantísima Carolina de Mónaco desfilar sola hacia La Almudena.

A pesar de que en un principio su relación fue bien, con los años comenzó a deteriorarse. Parece que Ernesto de Hannover no asimiló demasiado bien el hecho de ser objetivo de los medios y la separación, de facto, llega en el año 2009. Desde entonces, han hecho vidas separadas, pero siguen unidos ante la ley.

Carolina de Mónaco y Ernesto de Hannover / Gtres

Existen motivos muy claros por los que Carolina no se divorcia de Ernesto. Por un lado, si esto ocurriera, dejaría de ser princesa de Hannover, un título que está por encima del de princesa de Mónaco, algo que le corresponde por nacimiento y que, por ejemplo, a sus hijos no -menos a Alejandra por ser hija de Hannover-. Pero más allá de esto, Carolina mantiene una estrecha relación con los dos hijos mayores del Príncipe y esto afecta a su decisión. Si ella no se divorcia, Ernesto no puede casarse de nuevo y no puede tener, por tanto, más hijos de manera legítima a los que nombrar herederos, algo que podría ocurrir -dado el carácter impulsivo y difícil del noble-, máxime ahora que tiene una importante disputa con su hijo mayor. Una disputa en la que, según algunos rumores nunca confirmados, intervino la propia Carolina, consciente de que la gestión del patrimonio estaría mejor en las manos de Ernesto Augusto que en las de su padre.

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