Carlos Felipe y Sofía de Suecia, de los escándalos a una vida familiar y ejemplar
La azarosa vida sentimental del príncipe sueco y el triunfo del amor
El príncipe Carlos Felipe de Suecia llegó al mundo el 13 de mayo de 1979 en el Palacio Real de Estocolmo, siendo el segundo de los hijos de los reyes Carlos Gustavo y Silvia de Suecia. Al nacer desplazó de la línea sucesoria a su hermana mayor, la princesa Victoria, ya que por entonces regía la Ley Sálica en el país nórdico. Dicha ley, creada en el siglo V, impide a las mujeres heredar el trono incluso para sus descendientes varones y hoy en día está abolida en todas las monarquías europeas salvo en la española y en el principado de Mónaco donde la prevalencia sigue siendo el hijo varón independientemente del número de descendiente legítimo que sea.
Los grupos feministas de la época presionaron al Parlamento de Suecia lo que provocó en 1980 una reforma de la Constitución que abolió la mencionada Ley Sálica estableciéndose la llamada Ley Cognática, esto es, aquella que establece que recibe el título de heredero el primer hijo legítimo que nazca, sea cual sea su sexo. Con este cambio se ponía fin a siglos de desigualdad entre sexos y que a lo largo de la historia han traído no pocos enfrentamientos y guerras ya que la continuidad dinástica es la piedra angular de cualquier monarquía.
Cuando Carlos Felipe de Suecia dejó de ser el heredero fue nombrado duque de Värmland aunque, como hijo de reyes, conservó el título de príncipe de Suecia con tratamiento de Alteza Real. Al no tener el peso de la responsabilidad de reinar en un futuro, su educación fue menos rígida que la de su hermana Victoria y muy similar a la hermana pequeña de los tres hermanos, la princesa Magdalena. El hecho de padecer dislexia, como su padre y su hermana mayor, hizo que las dificultades académicas se presentaran pronto. En lo que sí logró tener un más que aceptable logro fue en su carrera como militar siendo actualmente capitán de la Marina Sueca, aunque en la reserva.
Una agitada vida sentimental
El hecho de ser un joven muy atractivo, deportista y con una situación de absoluto privilegio, hizo que enseguida su vida sentimental fuera una auténtica noria llegando a tener una novia detrás de otra, cada una con menor reputación que la anterior para ser la pareja que se espera de un príncipe y convirtiéndose este hecho en una verdadera preocupación para sus padres, así como la gran comidilla de la prensa del país y europea.
En el año 2010 la casa real sueca anunció que mantenía una relación con una joven llamada Sofía Hellqvist que no contaba precisamente con las mejores credenciales para ser la candidata ideal. La prensa del país pronto desveló que se trataba de una chica de clase media que quería ser modelo y en el camino para lograrlo trabajaba como camarera. A pesar del carácter abierto de la sociedad sueca, no fue recibido con agrado el hecho de que hubiera posado para la portada de una revista en biquini con una boa constrictor al cuello o haber participado en un programa de televisión, Paradise Hotel, muy parecido al formato de Gran Hermano. Aunque, sin duda, lo que más estupor causó fue el hecho de saber su pasado como stripper, tanto en Estocolmo como en su estancia en Nueva York y el hecho de haber participado en alguna grabación porno con la actriz del sector Jenna Jameson.
Pero el «rebelde» príncipe no escuchó ninguna de las recomendaciones recibidas y se fue a vivir con ella en 2011 sin estar casados y sin oficializarse la relación, algo inusual en el mundo de las monarquías. En junio de 2014 anunciaron su compromiso y futura boda para el año 2015. Se ponía coto, por fin, a los escándalos que el príncipe estaba dando aún a pesar del carácter liberal de la sociedad nórdica. Y no fue una decisión largamente meditada. Sofía le dio un ultimátum a su novio y le planteó que «o se oficializaba su relación siendo invitada al bautizo de la segunda hija de la princesa Victoria o rompían». Claramente ganó el órdago y fue del brazo del entonces novio (y actual marido) de la princesa Magdalena que estaba en idéntica situación.
Una historia similar a Harry y Megan
A pesar de que la pareja contó con la aprobación de ambas familias para casarse, el príncipe Carlos Felipe salió en un programa de la televisión sueca para defender el «honor» de su prometida ante los «ataques injustificados» que, según él, estaba recibiendo ella de la prensa del país. Es más, aseguró que los reyes «estaban encantados con el anuncio del compromiso».
La boda se celebró como estaba prevista y hasta ahí llegaron las similitudes con la pareja británica ya que, a partir de ese día la imagen de la nueva princesa sueca comenzó a sufrir una profunda transformación que con el paso de los años ha logrado convertirse en uno de los personajes más queridos por el pueblo dentro de la familia real sueca. Además, la relación que mantiene con sus padres y hermanas es de auténtica unidad familiar, un hecho que se palpa en cada aparición pública que tienen.
Un matrimonio feliz y ejemplar
A pesar de los antecedentes y probablemente por la dulzura que transmite la princesa Sofía y sobre todo la ausencia de escándalos desde su boda en 2014 con Carlos Felipe de Suecia, hoy en día son un matrimonio que proyecta unión, felicidad, juventud, belleza y mucha felicidad. Mucho más desde que se ha anunciado que serán padres por cuarta vez a comienzos del 2025.
El matrimonio tiene ya tres hijos varones, los príncipes Alejandro, Gabriel y Julián nacidos en 2016, 2017 y 2021. Los dos primeros disfrutaron hasta el año 2019 del título de alteza real, no así el tercero de los hijos ni el que está por nacer, en virtud de una reforma que el actual monarca realizó en dicho año por la cual solo poseen ese tratamiento los descendientes de la heredera al trono, Victoria de Suecia. Lo que sí mantienen es la línea en la sucesión al trono por detrás de los hijos de su tía Victoria.
La increíble transformación de Sofía
De modelo de poca categoría con un pasado muy poco apropiado para una princesa y que haría palidecer al mismísimo Jaime Peñafiel, lo cierto es que nadie duda de la impresionante transformación que ha tenido la esposa de Carlos Felipe. Guapa, dulce, ahora ya sin escándalos, siempre natural y sonriente y con una impecable imagen de esposa y madre de tres hijos, en breve, de cuatro, Sofía no es, ni mucho menos la única princesa europea plebeya que ha tenido que enfrentarse a muchos obstáculos por su pasado. Su «colega» y vecina, la princesa noruega Mette Marit causó un gran revuelo al aportar al matrimonio un hijo nacido de una relación anterior, la reina Máxima «sufrió» el estricto código ético del pueblo holandés que, a través de su parlamento, prohibió expresamente acudir al enlace a su padre por haber sido ministro de la dictadura de Videla. Aquí en casa también hubo revuelo con el anuncio del compromiso de los actuales reyes por haber estado casada previamente la reina Letizia. Pocas consortes se libran de un escrutinio que, poco a poco y con el paso del tiempo, va teniendo menos importancia ganándose todas ellas, salvo Megan Markle, el cariño de sus respectivos pueblos. El caso de la duquesa de Sussex es, más que probable, un hueso duro de roer para los Windsor que no pasan por días tan dulces como los Bernadotte…que también tuvieron lo suyo en la figura del actual monarca pero esa es otra historia.