Así fue la ‘otra’ coronación de Carlos III
Ven la luz las cartas de Meghan Markle con Carlos III tras la polémica del racismo en la Familia Real
La pequeña gran revolución 'doméstica' de Carlos y Camila
El inesperado reconocimiento de Carlos III en su primer año como monarca
Carlos III y Camila Parker Bowles ante su 'mayoría de edad' más esperada
La cuenta atrás para la Coronación de Carlos III ya ha comenzado. Quedan apenas cinco días para que el monarca viva uno de los días más esperados de su vida. Será el 6 de mayo -fecha que coincide con el cumpleaños de su nieto, el príncipe Archie-, cuando el hijo mayor de la Reina Isabel sea coronado, junto a la mujer de la que siempre ha estado enamorado, Camila Parker Bowles, en una ceremonia de gran trascendencia en la Abadía de Westminster.
Setenta años después de la última Coronación -la de la Reina Isabel, en 1953-, el nuevo monarca será ungido y coronado en una celebración más discreta y comedida que la de su antecesora, pero igualmente relevante a todos los niveles. Desde hace semanas se está preparando todo para que el gran día de Carlos III, que lleva más de medio siglo a la espera de ascender al trono, sea perfecto, a pesar de las polémicas y de las posibles complicaciones.
A pesar de que esta será la primera Coronación que viva el Reino Unido en este nuevo siglo, lo cierto es que para el soberano no es algo nuevo, al menos en parte. Y es que Carlos, a diferencia de su hijo mayor, el príncipe Guillermo, también tuvo una ceremonia de investidura en la que fue coronado como príncipe de Gales.
Fue en el año 1969 cuando se celebró la investidura de Carlos, en un entorno tan simbólico como el Castillo de Caernarfon, en Gales. Un lugar muy especial, construido por el rey Eduardo I de Inglaterra, como consecuencia de su victoriosa campaña en Gales en el siglo XIII. El castillo fue utilizado en 1911 para la investidura del nuevo príncipe de Gales, el futuro Eduardo VIII de Inglaterra -el monarca que abdicó por su amor a Wallis Simpson-, por los lazos con la Corona Británica. Esta investidura sentó un precedente para la posterior de Carlos III, a finales de los años sesenta.
La Reina Isabel II encargó al marido de la princesa Margarita, el fotógrafo Anthony Amstrong-Jones, que diseñara la ceremonia de investidura de su hijo Carlos como príncipe de Gales. Una ceremonia que tuvo lugar en el mes de julio de 1969 y de la que fueron testigos más de 500 millones de personas, que pudieron ver en directo la celebración en la BBC. Sin duda, hasta ahora, el momento más importante en la vida de Carlos III, que ante la presencia de las cámaras llegó a comentar a un amigo cercano que «el futuro ya había llegado y no había escapatoria».
La investidura de Carlos como príncipe de Gales fue la primera celebrada en Reino Unido desde la de su tío abuelo, el duque de Windsor. Su abuelo, Jorge VI, nunca fue investido como tal, ya que era duque de York cuando su polémico hermano tomó la decisión de dejarlo todo por el amor de Wallis Simpson. Tampoco su madre, la Reina Isabel, llegó a ser investida porque, de hecho, heredó el trono muy joven, cuando varias facciones aún creían que podría llegar un heredero varón.
La Reina Isabel consideró que el más adecuado para encargarse de la organización, para darle un toque moderno, era su cuñado, Lord Snowdon, fotógrafo de profesión. Fue él quien apostó por la presencia de las cámaras de televisión en todo momento, para que se pudieran captar todos los detalles de la ceremonia. De hecho, en una entrevista posterior, el fotógrafo dijo que la idea era que todo el mundo y no solo unos pocos privilegiados fueran testigos del momento.
Al margen del espectacular escenario que suponía el entorno del Castillo de Caernarfon, se dispuso un escenario de planta circular y hecho de plástico, en el que ayudó el arquitecto John Pound, además del propio Anthony Amstrong-Jones, que ya había hecho sus pinitos en este ámbito.
Aunque hubo algunas críticas por el look del marido de la princesa Margarita -que vistió de verde Gales en honor al Príncipe-, lo cierto es que la ceremonia sirvió para darle a Anthony Amstrong-Jones una relevancia que, en su momento, no tenía. Es más, no solo se atrevió con temas de vestuario, sino que incluso fue el responsable de diseñar las sillas en las que se ubicaron los miembros de la Familia Real y otras autoridades. Unas sillas hechas, como era de esperar, en madera de Gales, y a las que no les faltaba ningún detalle. Las sillas a día de hoy todavía se venden en algunas tiendas de antigüedades.
Si en Westminster Carlos llevará la Corona de San Eduardo y la Corona Imperial, en Gales el monarca también fue coronado. De hecho, aunque tenía que habérsele coronado con la misma pieza con la que su tío abuelo, el polémico duque de Windsor había sido investido, el hermano del rey Jorge VI se llevó esta pieza al abdicar, por lo que tuvo que hacerse una nueva. En este caso, elaborada por el artista Luis Osman, en oro y decorada con diamantes y esmeraldas. La pieza es una reinterpretación de la corona de Carlos II, de 1677 y, curiosamente, cuenta con la constelación de Escorpio en el centro, un guiño al horóscopo del Rey. Esta joya podría ser perfectamente válida para que pudieran investir a su hijo, el actual príncipe de Gales, aunque es poco probable que esto ocurra, a tenor de las últimas informaciones.