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40 CUMPLEAÑOS

Andrea Casiraghi: de ‘enfant terrible’ de la jet set a dedicado padre de familia

El hijo mayor de Carolina de Mónaco cumple 40 años

Después de una juventud en el foco mediático, ahora disfruta de una madurez serena y discreta

  • Andrea Mori
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Andrea Casiraghi estrena década. El hijo mayor de la princesa de Hannover y Stefano Casiraghi alcanza este 8 de junio los 40 años muy lejos de la rebeldía que caracterizó su juventud. Convertido en padre de familia y feliz al lado de Tatiana Santo Domingo, Andrea Casiraghi se encuentra instalado en Suiza, después de haber pasado varios años en Londres. Una mudanza simbólica para el matrimonio, dado que fue allí donde se celebró su boda religiosa en febrero de 2014, en Gstaad, pocos meses después del enlace civil en Mónaco.

Alejado completamente de los focos, Andrea Casiraghi disfruta de una vida tranquila y relajada en su residencia en la localidad suiza de Saanen, ubicada muy cerca de la estación de Gstaad, y solamente participa en algunos actos puntuales en el Principado, como es el caso del Día Nacional, el Baile de la Rosa o el Gran Premio de F1, dado que el mundo del motor siempre ha sido una de sus grandes pasiones. El hijo mayor de la princesa Carolina de Mónaco podría haber sido el heredero al trono del pequeño país, si su tío, Alberto de Mónaco, no se hubiera casado, ni hubiera tenido descendencia dentro del matrimonio, pero el destino tenía otros planes para él.

Andrea Casiraghi, en una imagen de archivo. (Foto: Gtres)

A pesar de que ahora vive relajado junto a su esposa, la vida de Andrea Casiraghi no ha sido siempre tan sencilla como pueda parecer. Su infancia estuvo marcada por la trágica muerte de su padre en un accidente náutico cuando él apenas tenía seis años. Un duro golpe para toda la familia, sobre todo, para su madre y para él, que ya empezaba a ser consciente de lo que ocurría en su entorno. De hecho, según contaba su abuela materna, Andrea solía vestirse con prendas de su padre, porque mantenían su olor. La princesa de Hannover decidió retirarse unos años a la Provenza, para alejarse del foco de atención y pasar el duelo de manera privada con sus hijos. Fueron unos años tranquilos para la familia.

La metamorfosis de Andrea Casiraghi

Durante muchos años, Andrea Casiraghi fue, al igual que su madre o que su hermana Carlota, protagonista constante de la prensa del corazón.  Andrea Casiraghi era uno de los solteros de oro del panorama royal hasta que Tatiana Santo Domingo llegó a su vida y le hizo sentar la cabeza. El sobrino dejó a un lado las noches de fiesta, las escapadas a Ibiza y los continuos rumores de romances, que llevaban al primogénito de la princesa Carolina a ocupar la portada de cabeceras de diferentes partes del mundo.

Con la llegada de Tatiana, la vida de Andrea Casiraghi dio un giro radical. Las noches de fiesta se tornaron en veladas familiares y el foco mediático dio paso a una rutina discreta y alejada de los medios.

Andrea Casiraghi, con la princesa Charlene. (Foto: Gtres)

Fue en el año 2004 cuando, gracias a su hermana, Carlota Casiraghi, conoció a Tatiana Santo Domingo. Tras varios años de sólida relación, en 2012, la princesa Carolina de Mónaco anunció su enlace y, poco después, salió a la luz que Tatiana esperaba su primer hijo. Sacha nació el 21 de marzo de 2013 en el Hospital Portland de Londres y como Tatiana y Andrea aún no se habían casado, no fue incluido en ese momento en la línea sucesoria monegasca. Una situación que cambió ese mismo verano, cuando la pareja contrajo matrimonio civil en el Salón del Trono del Palacio Grimaldi.

Andrea Casiraghi, con su familia. (Foto: Gtres)

En febrero de 2014, se celebró la boda religiosa en la estación de Gstaad. Una boda con la nieve como gran protagonista, en la que Tatiana deslumbró con una tiara prestada por la princesa Carolina de Mónaco y un vestido de Valentino.  Un año después nacería su hija India y, en 2018 llegó al mundo su tercer hijo, Maximilian Rainiero, que nació en Mónaco.

Aunque la pareja pasó varios años en Londres, en Suiza ha encontrado el lugar perfecto para disfrutar de la tranquilidad y la discreción que tanto gusta a los Grimaldi para su vida privada. Un entorno privilegiado -solamente al alcance de unos pocos-, en el que Tatiana y Andrea pueden estar relajados con sus hijos y disfrutar de la naturaleza y el deporte.

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