Alteza Real: todo lo que no sabes del tratamiento más especial de la realeza
Los motivos por los que los Sussex no perderán ni su título ni el estatus de Alteza Real
Ni príncipe ni princesa...¿por qué el bebé de Harry y Meghan no será Alteza Real?
El impactante testimonio de la masajista del príncipe Andrés: “fue el cliente más asqueroso que he tenido”
La dramática declaración del príncipe Harry: “no me siento seguro de viajar a Londres”
La salida de los duques de Sussex del entorno de ‘La Firma’ supuso un acontecimiento inesperado para la familia real británica. El príncipe Harry y Meghan Markle confirmaron, un año después del anuncio de su marcha, que su deseo de ser independientes era firme y que no tenían intención alguna de retomar su papel en el entorno de la institución. Una decisión que, como era de esperar, tuvo consecuencias para la pareja, no solo en el ámbito económico, sino también a nivel de sus títulos y patrocinios, algo que se confirmó tiempo después.
Al igual que en el caso de los duques de Sussex, la polémica que ha rodeado al príncipe Andrés también ha tenido un efecto devastador en la imagen del duque de York, así como en ‘La Firma’. En 2019, cuando salió a la luz el escándalo de Jeffrey Epstein y tras la desastrosa entrevista que el hijo de la Reina Isabel concedió a Emily Maitlis en televisión, el príncipe Andrés anunció su retirada de la vida pública. Una decisión ‘forzada’ por las circunstancias pero que supuso un punto y aparte en su vida. A pesar de que ha llegado a un acuerdo con Virginia Giuffre, no se ha demostrado ni su culpabilidad ni su inocencia, por lo que su retorno a las actividades oficiales es cuanto menos, dudoso. Es más, cuando se conoció que habría un juicio -que finalmente no se ha producido-, la propia Reina Isabel confirmó que se le ‘retiraba’ el tratamiento de Alteza Real, así como sus patrocinios.
A tenor de estos episodios en la familia real británica, se ha hablado mucho en los últimos tiempos de lo que significa el tratamiento de Alteza Real dentro del entorno de la familia real británica y qué implicaciones tiene.
Un tratamiento especial
Alteza Real hace referencia a los miembros más destacados de la familia. Desde principios del siglo XVIII, la costumbre dicta que se otorgue a los hijos y nietos -después también a las hijas y nietas- del monarca. Sin embargo, la realidad es que la mayoría de monarcas han hecho un uso más relajado de esta prerrogativa, por lo menos hasta la Primera Guerra Mundial.
Fue en el año 1917 cuando el abuelo de la Reina Isabel, el Rey Jorge V restringió el uso de este tratamiento, en un momento en el que la Casa Real no atravesaba por una etapa tranquila, dado que su ascendencia germana en medio de una guerra la ponía en una situación delicada. A través de una Carta Patente, Jorge V decidió que solo serían Altezas Reales los hijos del Rey y los nietos que tuvieran un puesto relevante en la sucesión, esto es, el hijo mayor del hijo del príncipe de Gales. De haber sido así, ahora mismo habría muchos menos príncipes, porque solo los hijos de Carlos de Inglaterra y el primer hijo del duque de Cambridge sería príncipe, además de los cuatro hijos de la Reina Isabel, pero no sus descendientes.
Sin embargo, la monarca ha sido más relajada en este sentido, hasta el punto de que emitió una nueva Carta Patente durante el primer embarazo de Kate Middleton, gracias a la cual tanto Charlotte como Louis son príncipes y, además, este último no ha adelantado a su hermana en la línea de sucesión.
De hecho, a día de hoy, son muchos los royals que tienen tratamiento de Alteza Real, algo que, a lo largo de la Historia se ha tendido a negar a las mujeres que no tuvieran una vinculación muy directa con la sucesión. Por ejemplo, las hijas del príncipe Andrés sí son Altezas Reales, pero no lo son ni los hijos de la princesa Ana o del conde de Wessex, que no quisieron esta prerrogativa para sus hijos a pesar de que tenían opción a ella.
En el caso de los consortes, lo reciben inmediatamente al casarse con un miembro de elevado rango de la familia real. Un detalle que se cumplió en el caso de Kate Middleton y Meghan Markle, pero no en el de los maridos de las princesa Beatriz y Eugenia, que no tienen ninguna distinción.
El hecho de que al príncipe Andrés y al príncipe Harry ‘se les haya retirado’ la dignidad de Alteza Real no significa, de facto, que la hayan perdido. Este digital ha podido hablar con una de las más destacadas historiadoras en cuestiones de realeza, Marlene Koenig, que ha explicado el punto en el que se encuentran ambos.
“Ni Harry ni Andrés han perdido el SAR, ya que eso requeriría una Carta Patente por parte de la Reina”, comenta la especialista, que recalca que lo que ocurre es que no tienen la opción de ser reconocidos como tal públicamente.
Lo que ha ocurrido con ellos no afecta a su procedencia o a su posición dentro de la familia real, pero no pueden utilizar de manera oficial el tratamiento”. Un ejemplo claro se pudo ver recientemente, cuando el duque de Sussex inauguró con su hermano Guillermo la estatua en honor a Diana de Gales en el Palacio de Kensington. En esa ocasión, mientras que a Guillermo se le nombró como SAR el duque de Cambridge, Harry fue simplemente el duque de Sussex.
La historiadora comenta que hay que distinguir entre los príncipes y princesas que legalmente son pares y los que son plebeyos. “Andrés y Harry no son plebeyos. El SAR hace referencia a cómo hay que dirigirse a ellos, cómo citarles en un evento oficial, por ejemplo”, recalca Koenig, que explica que este tratamiento se limita, en la actualidad, a los hijos del soberano, los nietos por línea masculina y los hijos del primer descendiente del príncipe de Gales. En el caso de Harry y Meghan, solo sería relevante cuando se encuentren en el Reino Unido, porque en Estados Unidos no tiene la menor importancia.
La experta Brittani Barger explica que el SAR coloca a los que lo utilizan en un rango superior. La especialista compara la situación de los Windsor con la de Suecia, a partir de que el Rey Carlos Gustavo decidió retirar este tratamiento a sus nietos, excepto los hijos de la princesa Victoria. Esto aporta, en lo que respecta al país nórdico, una mayor libertad, ya que no se les exige trabajar para la Corona, pero tampoco reciben ningún tipo de asignación oficial.
Según explica Marlene Koenig el verdadero cambio se produciría se el Parlamento aprobara una legislación que eliminara sus títulos nobiliarios y principescos. Y esto ocurrió por última vez en 1917, con la ley de privación de títulos que eliminó los títulos nobiliarios británicos, el SAR y el título principesco del Reino Unido de tres alemanes que también eran miembros de la familia real británica. En este caso, se optó por esta opción porque estos tres royals lucharon por Alemania en la guerra, por lo que fueron considerados traidores. No hay que olvidar que en aquel momento incluso el Rey cambió el apellido oficial de la familia, para evitar vinculaciones con el entorno alemán.
La historiadora considera poco probable que el Parlamento dedique tiempo a pensar en una legislación de este tipo. Algo que sí podría haber ocurrido si el príncipe Andrés hubiera sido declarado culpable. Mientras que a la muerte de Harry su título de duque de Sussex puede pasar a su hijo mayor, Archie, el príncipe Andrés no tiene esta opción con el de duque de York, que volverá directamente a la Corona al no tener hijos varones, tal como determina la legislación actual.
El caso de Diana
Al igual que Harry y Meghan en un principio y ahora el príncipe Andrés, Diana de Gales también tuvo que enfrentarse a perder el estatus de Alteza Real. Fue a raíz de su divorcio con el príncipe Carlos, tras el cual, se le permitió seguir siendo princesa de Gales, pero no utilizar el estilo de Alteza Real. Fue el príncipe Carlos el que insistió en este detalle y se lo hizo saber a su abogada, la misma que recientemente ha representado a Haya de Jordania en su batalla legal contra el emir de Dubái. Según varias fuentes, la Reina no tenía especial interés en que a Diana se le quitara esta opción, ya que era madre de un futuro Rey, pero Carlos no pensaba igual.
La Reina emitió una nueva Carta Patente en el año 1996 que establecía que cualquier mujer divorciada de un Príncipe del Reino Unido ya no tendría derecho al estilo de Alteza Real. Algo que se aplicó a Diana, pero también a Sarah Ferguson. Esta cuestión, según han apuntado varias fuentes a lo largo de los años, generó especial descontento en su hijo mayor, Guillermo, que prometió a su madre que le concedería de nuevo esta dignidad cuando él fuera rey.