El ‘sarao’ por el que Victoria Federica ha dado ‘plantón’ a su abuelo y su madre en Sangenjo
Este fin de semana Don Juan Carlos I ha estado en Sanxenxo (Pontevedra), en el escenario de la 10ª Regata que lleva su nombre
Lo acompañaron la infanta Elena, su nieta Irene Urdangarin y su sobrina Simoneta Gómez-Acebo

Sangenjo volvió a convertirse este fin de semana en la corte atlántica de Don Juan Carlos I. El emérito, que en Galicia no necesita palacio porque el Real Club Náutico y las bateas funcionan como su salón particular, vivió de nuevo la cita que más le conecta con España: la 10ª Regata Rey Juan Carlos. Pero este año, el menú tuvo un sabor especial. No se trató solo de competir en el agua, sino de prolongar la fiesta con una cena en plena ría: mejillones recién izados de las cuerdas, albariño servido frío, confidencias a bordo y ese aire húmedo y salado de las Rías Baixas que, a él más que a nadie, parece devolverle vitalidad. Una liturgia marinera que mezcla la tradición gallega con la complicidad familiar y que, para el padre de Felipe VI, tiene mucho más valor que cualquier banquete oficial.
Todo estaba en su sitio: la infanta Elena, fiel escudera de su padre en cada visita; Irene Urdangarin, que apura sus últimos días de ‘vacaciones’ antes de volver a Londres para retomar estudios; y Simoneta Gómez-Acebo, hija de la infanta Pilar, sobrina del emérito y siempre presente en estas reuniones marineras que ya tienen algo de liturgia familiar. A su alrededor, amigos de toda la vida y allegados que completaban el círculo íntimo. El plan perfecto: familia, complicidad, fotos en el pantalán y una batea convertida en comedor flotante para el banquete al atardecer. Pero faltaba alguien. Y no alguien cualquiera. La gran ausente fue Victoria Federica, la nieta “favorita”.
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La razón no fue capricho: la hija de Jaime de Marichalar tenía un compromiso que, en su universo, pesa tanto como una regata del abuelo: la boda de Marta Meneses Muñoz y Juan Latsa Reinosos, celebrada en Sevilla. Y allí que se fue ‘Vic’, acompañada de sus inseparables amigas Rocío Laffón e Isabel de los Ríos Mouvet, para lucir palmito y demostrar, una vez más, por qué es “chica Forbes” y musa no oficial de la moda española.
El look elegido no podía ser más calculado: un vestido largo a rayas, asimétrico y con volante en el hombro, firmado por The IQ Collection, la marca de Inés Domecq que este año celebra su quinto aniversario. Lo combinó con tacones de Bimani, sello de Laura Corsini, y un bolso de rafia de Dior. Una apuesta con la que no solo destacó en el convite, sino que reforzó su narrativa de aristócrata millennial con estilo propio. Y, por supuesto, hubo mensaje sentimental en redes: “Qué gusto celebrar a dos personas que se quieren tanto. Marta y Juan, os quiero, espero que seáis muy felices en esta nueva etapa”.
Los novios, Marta Meneses Muñoz y Juan Latasa Reinoso. (Redes Sociales)
En otro orden de cosas, Victoria acaba de soplar 25 velas y se ha convertido en toda una celebrity patria: portada habitual de revistas, invitada estrella en desfiles y hasta nominada como una de las jóvenes más influyentes en moda y redes sociales. Con ese currículum de chica de saraos, no extraña que los focos la sigan tanto como a su abuelo. Porque si algo ha repetido en entrevistas y confidencias, es la devoción que siente por Don Juan Carlos: “Mi abuelo es una persona maravillosa y fundamental en mi vida. Estoy especialmente orgullosa de lo que ha representado en la historia de España. Es un ejemplo para mí”, confesó en una ocasión.