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Fue hace poco más de un mes cuando Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa decidieron tomar caminos separados. Pese a haber conseguido formar uno de los tándem más consolidados a nivel nacional, la madre de Tamara Falcó y el Premio Nobel optaban por poner punto final a un romance de casi una década de duración que ninguno de los dos protagonistas parecen tener intención de retomar. Algo que ya quedaba reflejado previamente en un fragmento literario escrito por el peruano, en el cual dejaba entrever que había cometido un error al «abandonar a Carmencita» por un «enamoramiento violento y pasajero de la pichula, no del corazón».
Sin embargo, y aunque esas palabras cobraran todo el sentido en el presente pese a haber sido escritas años atrás, Mario Vargas ha vuelto a acaparar la primera plana mediática para despejar dudas sobre su ruptura con la ex de Carlos Falcó, aclarando que jamás hablaría mal de su historia de amor: «La experiencia ha sido magnífica, pero no literaria. No se puede convertir en una novela. No se puede aprovechar, para nada (…) No voy a escribir una novela sobre esto, para nada, ni voy a hablar de ella», comenzaba explicando, rotundo en su postura.
A través de su última entrevista para El País, el Premio Nobel ha tenido oportunidad de hablar largo y tendido sobre sus intenciones de realizar una novela dedicada a su noviazgo con Isabel Preysler, las cuales son nulas al haber vivido en «dos mundos muy distintos, muy separados» por los que no se arrepiente «de absolutamente nada»: «La experiencia se vivió y ya está, vuelvo a estar en mi casa, rodeado de mis libros», zanjaba, visiblemente contento por haber tenido oportunidad de vivir un romance con Isabel, aunque sin querer dar más importancia a un tema por el que se ha mantenido en el ojo del huracán de la prensa rosa.
Y es que, si algo quiere evitar a toda costa ahora Mario es a la que considera la «tuneladora» de los medios de comunicación. Para conseguirlo, el Premio Nobel ha desvelado que ha optado por «no hacer ninguna declaración»: «Yo no he hecho ninguna sobre Isabel. Y he tenido durante un mes periodistas desde las siete de la mañana plantados en el portal. Salía a caminar y ya me los encontraba», asegura, demostrando que “no va a hablar de Isabel, para nada”, por mucho que cambien negativamente las circunstancias entre ellos.
De esta manera, y a través del medio citado, el escritor se ha desvinculado por completo de la idea que indica que quizá algunas de sus literaturas de antaño mucho tenían que ver con cierto arrepentimiento a la hora de haber apostado por Isabel Preysler, dejando atrás su anterior vida con Patricia Llosa para complacer a una «pichula» que «ya no le sirve para nada, salvo para hacer pipí».