Javier Banderas, el rival silencioso que ‘amarga’ los veranos del Rey Felipe
Javier Banderas es un regatista destacado y rival del Rey Felipe VI
Tras superar un aneurisma cerebral, el hermano del famoso actor encontró en la vela una pasión
Aunque mantiene un perfil discreto, Javier combina su éxito deportivo con un fuerte vínculo familiar


Aunque su apellido remite de inmediato al universo del cine y las alfombras rojas, Javier Banderas no busca el foco. Hermano menor del actor Antonio Banderas, Javier ha logrado construirse una identidad propia, alejada de Hollywood pero igual de intensa, dentro del mundo de la vela profesional. Es precisamente en ese terreno -el mar, la estrategia, la competición-, donde se ha convertido en uno de los grandes rivales deportivos del Rey Felipe VI. Año tras año, en la Copa del Rey MAPFRE que se celebra en Palma de Mallorca, el monarca se cruza con él en aguas abiertas. Y en más de una ocasión, ha sido Javier quien le ha dejado por detrás.
Conocido en su entorno como «Chico», Javier nació en Málaga en el seno de una familia sencilla. Su madre, Ana Banderas, fue profesora; su padre, policía. Desde muy joven, Javier optó por un perfil más discreto y profesional: se formó como graduado social y se convirtió con el tiempo en la mano derecha de su hermano mayor en numerosos proyectos empresariales y culturales. Es administrador del Teatro del Soho CaixaBank en Málaga, el gran sueño teatral de Antonio, y ha estado implicado en la gestión de varias de sus aventuras artísticas. Sin embargo, la vida le obligó a detenerse de golpe cuando en 1996 sufrió un aneurisma cerebral. Aquel susto le llevó a Estados Unidos, donde fue tratado gracias al apoyo incondicional de su hermano. A partir de ahí, su vida cambió de rumbo.
Javier Banderas durante una competición de vela. (Foto: Gtres)
Fue entonces cuando Javier encontró en la vela un espacio de equilibrio, adrenalina y pasión. Lo que empezó como un interés personal fue tomando forma profesional hasta consolidarse como una de las trayectorias más brillantes del panorama náutico español. Hoy, con 28 participaciones consecutivas en la Copa del Rey, 14 podios y 8 victorias de clase, Javier Banderas es el armador más constante de la historia del evento. Y su barco, un Swan 42 a un TP52, es sinónimo de excelencia en la competición.
En el terreno deportivo, su principal competidor no es un cualquiera. Al otro lado del timón suele estar el Rey Felipe VI, patrón del Aifos, el velero de la Armada Española. La rivalidad entre ambos ha sido silenciosa pero constante. En 2024, Javier se llevó la victoria absoluta, y fue el propio Felipe VI quien le entregó el trofeo al final de la regata. Un gesto de deportividad que, sin embargo, no eclipsa el hecho de que el monarca lleva tiempo tratando de conquistar el mismo título que Javier parece dominar con naturalidad. Este 2025, la historia se repite: Banderas parte como favorito, y el Aifos vuelve a salir a escena con la presión de superar al equipo malagueño.


El Rey Felipe VI y Javier Banderas durante una competición de vela. (Foto: Gtres)
Javier no compite solo. Su tripulación, con muchos nombres veteranos, forma lo que él define como «una familia». La cohesión y la experiencia son dos de los secretos que explican su consistencia regata tras regata. El barco, además, es un reflejo de su vínculo con su hermano actor: lleva consigo el patrocinio del teatro que ambos impulsaron juntos en Málaga. Antonio no se sube al velero, pero está pendiente en cada jornada. Según ha contado el propio Javier, le envía mensajes con los resultados y clasificaciones al instante. «Está siempre encima», dice con una mezcla de orgullo y resignación fraternal.
Fuera del agua, Javier lleva una vida serena. Está casado con María Ángeles y tiene dos hijos. El mayor, Víctor, ha sido campeón de natación en categoría junior, y el menor, Javier, comparte con él su pasión por la vela. La familia, en este caso, es también motor. Tanto él como Antonio están muy implicados en la Fundación Lágrimas y Favores, con la que colaboran en iniciativas sociales y religiosas en Málaga, en especial durante la Semana Santa, donde participan activamente en la cofradía de Fusionadas.


Javier Banderas y su esposa María Ángeles en un evento. (Foto: Gtres)
En un país donde el deporte de élite suele ir acompañado de nombres conocidos, Javier Banderas ha logrado la extraña hazaña de convertirse en alguien importante, o muy importante, sin pretenderlo. Su perfil discreto, su acento andaluz sin imposturas y su forma directa de hablar contrastan con la solemnidad que rodea al entorno de la Casa Real. Quizás por eso, cuando gana, lo hace sin necesidad de alardes. Y cuando Felipe VI se cruza con él en regata, sabe que no se enfrenta solo a un empresario o a «el hermano de Antonio Banderas», sino a un regatista veterano que conoce cada metro del mar balear. Uno que, con cada edición, vuelve a convertirse en su rival más temido.