Irene Urdangarin, ante el espejo de su hermano Juan

Irene Urdangarin sigue los pasos de su hermano Juan. A ambos les separan seis años de diferencia, pero comparten muchas cosas. Una de ellas, tiene que ver con su faceta más humana. Y es que ambos han realizado un voluntariado con 18 años. Ese momento en el que ya se pueden tomar decisiones de un adulto. La barrera que separa la juventud de la mayoría de edad que tanto persiguen los adolescentes anticipa la toma de decisiones, de responsabilidades y la entrada de facto en nuevo escenario para cada individuo.

Los hijos de la infanta Cristina han calcado su labor filántropa ya que han realizado el mismo voluntariado, en idéntico lugar y de la mano de Monseñor Kike Figaredo, el jesuita español amigo de la Familia Real. Nada es casualidad, mucho menos cuando se trata de una familia tan arraigada a la tradición como los Borbones. Valga como ejemplo los continuos paralelismos entre las carreras del Rey Felipe VI y de la princesa Leonor.

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En el caso del voluntariado, Juan e Irene Urdangarin van también alineados. Este miércoles, la revista ¡Hola! ha publicado en exclusiva las primeras imágenes de la joven durante su viaje solidario a Camboya. Una aventura de introspección personal y que lleva a cabo para ayudar a los demás. La misma que hace cinco años emprendió Juan Valentín.

Los dos hermanos están calcando en gran medida esta iniciativa dedicada a la beneficencia. La ciudad elegida en sendos casos ha sido Battambang, considerada la segunda ciudad del país por su importancia económica y comercial, motivada por su cercanía con Tailandia. Se trata de una población camboyana a tres horas por carretera de los templos de Angkor, muy visitados por turistas, y de la elegida por Figaredo para atender a personas minusválidas que precisan de ayuda.

Irene Urdangarin se ha instalado para estas semanas en el sudeste asiático en el Centro Arrupe, una especie de aldea en la que se encuentra el foco de operaciones de la fundación del jesuita gijonés, donde residen obispos y voluntarios españoles que trabajan altruistamente en favor de discapacitados, lesionados por las minas y los ataques durante la guerra civil.

Igual que Juan Valentín, la hija pequeña de Cristina de Borbón ha disfrutado del Lonely Tree Café, el establecimiento que dirige el Monseñor, donde se cuida de la formación, empoderamiento, empleo y obtención de fondos para financiar la beneficencia del católico. Además, ambos hermanos han trabajado con los más necesitados de cara a garantizar el acceso a estudios escolares y universitarios al mismo tiempo que se les imparten clases prácticas de artesanía.

El otro denominador común que tienen Juan e Irene Urdangarin es su pasión por ayudar. Al igual que la Reina Sofía y la infanta Elena, los jóvenes Borbones se han volcado por socorrer a quienes no gozan de las mismas facilidades que cualquier persona convencional. En los dos casos han sido experiencias que han colmado sus expectativas y que han contribuido a que crezcan como seres humanos. Como nota curiosa, los hermanos lucen la misma pulsera de tela, con la inscripción de la ciudad en la que desarrollaron su voluntariado.