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'SÍ, QUIERO'

IMÁGENES EXCLUSIVAS | La faceta más privada de la boda de Cayetano Martínez de Irujo y Bárbara Mirján

Cayetano Martínez de Irujo y Bárbara Mirján combinaron la ceremonia mediática en Sevilla con momentos íntimos

Tras la iglesia, se desplazaron en calesa y coche privado hasta la finca Las Arroyuelas

La fiesta destacó por un ambiente cálido, música de los Alpresa y un menú con guiños a la gastronomía andaluza

  • Marta Menéndez
  • Televisión, moda y corazón. Periodista de vocación y comunicadora de formación, me he movido entre estudios de radio, redacciones digitales y bastidores de redes sociales. He narrado la actualidad en la 'Cadena SER', seguido la pista a las nuevas tendencias en 'El Independiente' y escrito sobre lifestyle y empresas en la 'Revista Capital'. En 'Diez Minutos', combiné redacción y estrategia digital como Community Manager. Ahora escribo en LOOK, donde cubro actualidad televisiva, moda, celebrities y realeza.
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Hasta ahora, todo lo que se sabía de la boda de Cayetano Martínez de Irujo y Bárbara Mirján era lo que trascendió frente a los flashes, el gentío y la expectación que llenaron la calle Verónica de la Virgen, a las puertas de la Iglesia del Cristo de los Gitanos. Sevilla, envuelta en su característico brillo dorado, se había volcado con el enlace del hijo de la duquesa de Alba y su pareja desde hace una década. Pero, una vez sonó el último aplauso y el carruaje de caballos comenzó a moverse entre vítores, la historia siguió por un camino menos conocido. LOOK ha tenido acceso a unas imágenes en exclusiva que muestran ese otro lado de la boda: el momento en que los recién casados se alejan del bullicio, del ruido mediático y de los micrófonos. Una escena que contrasta con el gesto serio que Cayetano mostró al salir del templo, cuando pidió a los reporteros «un poco de respeto» y rechazó hacer declaraciones.

Lejos de la multitud, el ambiente cambió por completo. La calesa de caballos, adornada con flores blancas y detalles de cintas marfil, avanzó despacio por las calles del centro hasta llegar al Hotel Sevilla Kubb, a escasos ocho minutos de la iglesia. Allí, lejos de los objetivos de la prensa, los recién casados descendieron con calma, intercambiaron risas y se tomaron unos minutos antes de continuar el trayecto. Según se aprecia en las imágenes exclusivas, Cayetano, visiblemente más relajado, conversaba con Bárbara con una sonrisa amplia, lejos del gesto tenso que había mostrado minutos antes.

Bárbara Mirjan el día de su boda. (Foto: Gtres)

Fue en ese mismo punto donde se produjo el verdadero cambio de vehículo: la pareja abandonó la calesa, utilizada solo para el recorrido simbólico y tradicional por el centro de Sevilla, y subió a un coche privado que los conduciría finalmente hasta la finca Las Arroyuelas, en Carmona, donde se celebraría la fiesta nupcial. Un detalle que hasta ahora había pasado desapercibido y que revela la minuciosa organización que rodeó al enlace: una estrategia para preservar la intimidad de los novios y garantizar que el resto del día transcurriera sin interrupciones.

Las instantáneas muestran a un Cayetano distendido, sonriente e incluso bromista, posando con un grupo de admiradores que se acercaron al hotel para felicitarles. Lejos de los focos, el conde de Salvatierra se dejó fotografiar con ellos, gesto que sorprendió a quienes habían presenciado su actitud seria al salir del templo. Bárbara, por su parte, mantenía la serenidad y elegancia que la acompañó durante toda la jornada, sin perder la sonrisa ni un instante. Ese contraste entre lo público y lo privado resume a la perfección la esencia del enlace: una boda de enorme repercusión mediática, pero también profundamente personal. Detrás de los titulares, de los invitados ilustres y de la solemnidad del templo donde descansan las cenizas de la duquesa de Alba, hubo momentos de sencillez y cercanía, de risas y complicidad entre los recién casados.

Cayetano Martínez de Irujo en el día de su boda. (Foto: Gtres)

El desplazamiento hasta Las Arroyuelas marcó el inicio de la segunda parte del día: una celebración con acento andaluz, en la que primaron el buen ambiente, la música de los Alpresa y la armonía familiar. Pero fueron esos minutos intermedios, fuera de la mirada pública, los que mejor reflejan la verdadera cara de los protagonistas. Entre los asistentes a la boda de Cayetano Martínez de Irujo y Bárbara Mirjan destacaron algunos miembros de la familia Martínez de Irujo y amigos íntimos de la pareja, como Emilio Butragueño, Bertín Osborne o Susanna Griso, entre otros.  La decoración, elegante pero sencilla, combinó flores blancas y luces cálidas, mientras que el menú, con guiños a la gastronomía andaluza, acompañó una celebración donde predominó lo auténtico sobre lo ostentoso.

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