Liga Santander: Valladolid - Real Madrid

La Liga sigue a mano

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El Real Madrid se impuso 0-2 al Valladolid.

Un penalti polémico, de los tres que cometió el Valladolid, por una mano de Javi Sánchez encarriló la victoria del Real Madrid ante un equipo pucelano ordenado y voluntarioso. Benzema marcó la pena máxima y rubricó el triunfo del equipo de Ancelotti con un doblete en las postrimerías del partido. Los blancos, en un partido gris y discreto y con un inmenso Courtois, duermen líderes a la espera de lo que haga del Barça ante el Espanyol en el último partido del año.

Con el Mundial aún de cuerpo presente y a un ratito de las uvas el Real Madrid visitaba el siempre gélido Zorrilla en el último partido del año para los blancos. Ancelotti, sabedor que en estos estadios se ganan pero sobre todo se pierden las Ligas, se fiaba menos del Valladolid que de una promesa de Pedro Sánchez, así que dispuso un once competitivo, del que por cierto se cayó Militao por una indisposición en los prolegómenos del duelo.

Sí que estaban alguno de los pesos pesados que no fueron a Qatar como Alaba, Mendy, Kroos o Benzema –que fue para volverse–, también los que tuvieron una aventura precoz como los españoles Carvajal y Asensio o el uruguayo Valverde. Sorprendía la presencia de Ceballos, que ocupaba el puesto de un Modric que estaba por si acaso en la recámara. Y por supuesto jugaba Vinicius, el jugador más determinante de este Real Madrid en lo que Benzema decide si se toma un año sabático o vuelve a ponerse el traje de genio.

Por situarles antes de empezar este cuento de Navidad. Jugaban Courtois; Carvajal, Rüdiger, Alaba, Mendy; Kroos, Valverde, Ceballos; Vinicius, Asensio y Benzema. Una alineación imponente pese a las ausencias de Tchouaméni o Modric. Enfrente un Valladolid correoso y bien organizado, con once españoles en la alineación, que tenía poco que perder ante el Real Madrid gracias a su colchoncito de cinco puntos de ventaja sobre el descenso.

El partido arrancó con nocturnidad y puntualidad. Y con ritmo porque ambos equipos salieron dispuestos a no constiparse. Mucha presión, mucha velocidad, mucho fútbol vertical. El Valladolid, en bloque bajo que dicen los cursis, contragolpeaba como un mantero huyendo de la policía. La pelota era para el Real Madrid, que buscaba el área sin preliminares. Chupaban cámara Ceballos y Vinicius, exuberantes en cada intervención.

Mano a mano

Una venenosa combinación entre Roque Mesa y Sergio León, que malogró éste con un disparo a la remanguillé, fue el primer aviso pucelano en el minuto 8. Respondió el Real Madrid con una contra que aceleró Valverde y concluyó Asensio con un disparo raso tras el taconazo de Benzema. El disparo lo rechazó abajo Masip con mano firme.

Del rechace nació una ocasión que debió ser penalti por manos de Javi Sánchez al centro de Ceballos, pero Munuera Montero estimó que era involuntaria y el VAR pasó de corregirle. Hasta Ancelotti, un tipo calmado como el embajador de Noruega, pidió mano chicle en boca. Pero ni caso le hicieron. Eso sí, al Real Madrid le habían pitado una mano similar en su contra en el partido contra el Girona en el Bernabéu.

La jugada enfadó al Real Madrid, que metió una marcha más para encerrar al Valladolid en su propio área. En el 16 Benzema se puso el traje de Higuaín para fallar el gol del siglo, un rechace muerto tras una parada de Masip a Vinicius en la frontal del área pequeña. En lugar de rematar, Karim despejó y la echó al cielo de Valladolid. Casi para devolver el Balón de Oro.

Pasaban los minutos y se mascaba el gol visitante. El Real Madrid, intenso y serio, cercaba el área pucelana. Vinicius, activo y protestón, las quería todas. Benzema intentaba espabilar y Asensio volvía a tener una de sus noches invisibles. Precisamente Marco reclamó penalti en el 28 pero Munuera pasó tres kilos de él y encima le regañó. Vinicius se metió en el ajo porque es de mecha corta. El colegiado mantuvo su decisión y a otra cosa.

Courtois es un milagro

El Real Madrid se despistó con los penaltis que se fueron al limbos y su dominio fue más laxo. El Valladolid resistió la primera media hora al equipo de Ancelotti, dependiente en exceso de Vinicius para abrir el entramado de Pacheta. Llegó el 35 y la parada nuestra de cada día de Courtois. Fue un impresionante vuelo el que tuvo que hacer el meta belga para sacar casi de la escuadra un disparo de Aguado.

El Madrid echaba de menos a algunos jugadores que tenían el cuerpo en Zorrilla y la cabeza en Maldivas. Valverde y Carvajal, por ejemplo, dibujaban una derechita blanda y cobarde. Asensio era más ruido que nueces y el imprevisible Mendy no había pasado el medio campo. Con medio equipo desaparecido, a los de Ancelotti se les consumió el primer tiempo con la sensación de que les habían tangado un penalti y de que el Valladolid era un rival duro de pelar.

Del intermedio regresamos sin cambios. El Real Madrid, que había perdido el hilo de su buen cuarto de hora inicial, necesitaba agitar el duelo si no quería verse en un lío. Carletto puso a calentar a Camavinga, Lucas y Rodrygo. En el Valladolid lucía el chico Fresneda (18 añitos), que le estaba aguantando la mirada a Vinicius y se permitía el lujo de incorporarse en ataque. Precisamente a las genialidades del brasileño se encomendaba el Madrid para salir del laberinto de Pacheta.

El Valladolid se crecía a cada minuto. Pero algunos de sus jugadores cayeron de golpe. Roque Mesa y Escudero cayeron y entraron Kike y Luis Pérez. En el Real Madrid entró Lucas Vázquez por Carvajal y Rodrygo por Asensio. Ambos internacionales españoles habían tenido una hora de juego más que discreta. Por no hablar de Benzema, irreconocible después de más de dos meses sin jugar un partido. Karim pedía a gritos el cambio pero Ancelotti se hacía el sordo.

Sí que metió a Carletto a Camavinga por Ceballos en el 68. Un minuto antes había vuelto a salvar Courtois a su equipo con un paradón imponente al cabezazo picado de Sergio León. Y luego Vinicius abrochó mal un jugadón individual con una vaselina que se fue arriba. Al Real Madrid le quedaban poco más de 20 minutos para arreglar su defectuoso partido. Ancelotti cambió a un 4-2-3-1 con Kroos y Camavinga como pivotes, con una línea de tres formada por Valverde, Rodrygo y Vinicius por detrás de Courtois.

Por fin Benzema

El Valladolid comenzó a pagar el cansancio y el Real Madrid, con Lucas y Valverde por la derecha, atacaba por las dos bandas. A los de Pacheta se les empezaba a hacer largo el partido. Masip sacó una buena mano a Benzema en el 78 y luego llegó el tercer penalti de los locales. Esta vez el VAR sí que avisó a Munuera, que fue al monitor. La mano de Javi Sánchez, que defendía de espaldas el remate de Rüdiger, no admitía dudas… igual que la de la primera parte. Brazo separado del cuerpo y mano que corta un remate a puerta.

La jugada acarreó la expulsión de Sergio León por decirle algo airadamente al cuarto árbitro cuando iba a ser sustituido. El penalti lo ejecutó Benzema con frialdad y eficacia. El Real Madrid encarrilaba el partido tarde pero a tiempo. Ancelotti quitó de golpe a Vinicius y Valverde, a cual más tiesos, para meter a Modric y Tchouaméni.

Con el Valladolid desesperado y con uno menos llegó el segundo del Real Madrid. Camavinga galopó a campo abierto y encontró en el área a Benzema, que controló el pase con suavidad y la puso lejos del alcance de Masip. Colorín, colorado, el partido había acabado. Munuera dio ocho minutos de prolongación pero el Valladolid estaba tan apagado como Zorrilla encendido.

El Real Madrid, que había sufrido de lo lindo, se volvía para Valdebebas con tres puntos en la mochila y se metía en la cama como líder de la Liga a la espera de lo que haga el Barça, con el indultado Lewandowski, en el último partido del año ante el Espanyol.

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