El Real Madrid llega a Mestalla golpeado por el coronavirus. Ese que rompió el búnker de Valdebebas la semana pasada para entrar en el vestuario del Castilla, primero, y del primer equipo, después. Si el lunes era Militao el que daba positivo, el sábado fueron Casemiro y Hazard los afectados. Dos jugadores capitales para Zidane, especialmente el brasileño, que no podrán estar ante un Valencia debilitado, pero con ganas de dar un golpe encima de la mesa ante los blancos.
En estos tiempos convulsos, la alegría dura lo que dura y uno no puede hacer planes a largo plazo. La efusividad que provocó ganar ante el Inter de Milán el pasado martes en Champions, un partido que era una final, ha desaparecido con este contratiempo que contagia a dos y afecta a todos. El propio Zidane reconocía en rueda de prensa que este virus es desconcertante y no es normal tener que realizar el entrenamiento previo a un partido de manera individual. Pero así es esta nueva anormalidad que nos acompaña desde hace demasiado tiempo.
No obstante, estos contratiempos hay que asumirlos y Zidane lo hace con la compresión de siempre. Si no esta Casemiro, Valverde deberá retrasar su posición para estar en el corte. Si no está Hazard, Vinicius y Rodrygo, claves contra el Inter, pelearán por un puesto. Y el resto, a priori, lo esperado. Courtois en la portería, Lucas en la derecha, Mendy en la izquierda, con Ramos y Varane en el centro. En la creación, Kroos y Modric, mientras que arriba, además de intocable Benzema, Asensio o, quién sabe si los dos brasileños, darán sentido al ataque.
Lo que tiene claro Zidane y sus jugadores es que la batalla de Mestalla no será sencilla, pero lo tienen que dar todo por sumar tres puntos que permitan a los blancos estar en la zona noble de la clasificación. Una nueva final, como califica Zizou cada encuentro este año, donde fallar costaría caro.
En busca de la sorpresa
Mientras, el conjunto valencianista afronta el choque necesitado de una alegría después de cuatro encuentros sin conocer la victoria. Aunque el pasado fin de semana salvaron, con un penalti materializado por Carlos Soler en el minuto 100, un empate ante el Getafe (2-2), los de Javi Gracia solo han conseguido sumar un punto, precisamente el del partido ante el conjunto azulón, de los últimos 12 en juego.
La realidad les sitúa decimocuartos con ocho puntos, dos más que un descenso que confirma la difícil situación de un club histórico que, tras desmantelarse este verano, ya mira más hacia abajo que hacia arriba. La marcha de Geoffrey Kondogbia esta misma semana al Atlético es una muestra más del cambio en Mestalla.
Para este encuentro, Gracia no podrá contar con el sancionado Thierry Correia ni con los lesionados Mouctar Diakhaby y Jasper Cillessen. La lesión del portero neerlandés ha abortado la intención del técnico valencianista de sustituir bajo palos a Jaume Doménech.
Mientras, Daniel Wass ocupará el hueco del portugués en el lateral derecho, ausente por sanción, y Denis Cheryshev se encontrará como titular con sus excompañeros. Además, Maxi Gómez y Gonçalo Guedes llevarán el peligro al área blanca.
