Colorín, colorado, esta Liga se ha acabado. Al menos eso parece para el Real Madrid, que ha perdido cuatro de los últimos 9 puntos con sendos empates a cero ante el Getafe y el Betis. El equipo blanco lo intentó, sobre todo en la segunda parte, pero volvió a faltarle pegada. Vinicius volvió a ser Vinicius y volvió Hazard, que dejó detalles. Buenos.
Zidane sacaba un once híbrido como un Toyota. Igual que un estrábico, con un ojo miraba a la Liga (Modric y Benzema, titularísimos) y con el otro a la Champions (Carvajal para rodarse y Nacho como lateral izquierdo por si no llega Mendy). Si tuviera un tercer ojo –absténganse los malpensados–, miraba también a las rotaciones como la de Isco por un Kroos que ni siquiera entró en la lista y la de Rodrygo por un Vinicius que anda algo tieso el muchacho.
Paso lista por si se han perdido con tanto nombre. Courtois; Carvajal, Varane, Militao, Nacho; Casemiro, Modric, Isco; Asensio, Rodrygo y Benzema. Un once mezclado, pero no agitado como el cóctel de James Bond. Enfrente el Betis de Pellegrini, hijo adoptivo de Alcorcón, que se presentaba en Valdebebas con sus aspiraciones europeas intactas y con un buen viento de popa: una sola derrota en los últimos diez partidos.
De salida dominó el Betis con personalidad y tino. Trincó la pelota, la manoseó con los pies y obligó al Real Madrid a dar dos pasitos para atrás. Todos en campo propio y a replegarse. El dominio visitante duró diez minutos, el tiempo que tardó el equipo blanco en entrar en el partido. Equilibró el juego y al menos se sacudió la presión bética.
No aparecieron las áreas en los inicios del duelo. Gobernaba clarividente Canales. Al otro lado Isco sólo hacía bulto. Dos formas diversas de cumplir años. El talento también envejece, el asunto es que no pesan los años, pesan los kilos. No al liviano Rodrygo, que compareció en el partido con un par de regates para vídeos de youtube. Pero pásabamos los primeros 20 minutos sin ocasiones.
Benzema baila claqué
Un par de maniobras de Benzema en el pico del área sembraron el pánico en la zaga del Betis. No llegó el gol, pero al menos sí el susto. El Real Madrid inclinaba lentamente el partido hacia el área verdiblanca. Ahora le tocaba capear el temporal a los de Pellegrini. Y empezaba a llover en Valdebebas.
El reloj era el mejor aliado del Betis, que llegó al descanso con su puerta a cero a pesar de unos últimos 20 minutos notables del Real Madrid. Eso sí, sin ocasiones.
Regresamos del entreacto con la misma canción. Dominaba el Madrid, resistía el Betis. El partido era sosete. Tostón. El equipo de Zidane seguía jugando al pie con una lentitud desesperante que facilitaba las labores defensivas del conjunto de Pellegrini. Bien plantado, que no se diga.
En el 54 pudo marcar el Real Madrid en un centro de Rodrygo que se envenenó y se cerró tanto que acabó estrellándose contra el larguero de Claudio Bravo. Respondió el Betis con una jugada individual del mexicano Lainez, que recorrió latifundios con la pelota y acabó llegando al área del Madrid y disparó fuera. Nacho no estaba cómodo en el lateral izquierdo.
Entra Vinicius
A Zidane le sonó la alarma del móvil a la hora de partido para realizar su primer cambio: Vinicius por Rodrygo. El Real Madrid se partió de repente y tuvo que aparecer, como siempre, Courtois para evitar el gol de Borja Iglesias en un mano a mano en el 64. La parada nuestra de cada día.
Odriozola suplió a Carvajal por precaución y Marcelo a Isco por agotamiento. El de Leganés llevaba demasiado tiempo en boxes como para terminar el partido. Zidane cambiaba el esquema a 3-4-3 con tres centrales y Odriozola y Marcelo como centrocampistas bien abiertos.
Ni el colegiado ni el VAR vieron una mano de Emerson dentro del área del Betis. Tampoco se cebó la televisión, que apenas dio una repetición así de soslayo. Al Real Madrid se le acababa el tiempo. Otro empate después de la pifia de Getafe sería definitivo (o casi) en sus aspiraciones ligueras.
Vinicius hizo su clásica jugada en el 75. Recorrió el campo corriendo como si le persiguiera la policía mientras intentaba domar la pelota, llegó al área y se hizo un lío. Su disparo fue una broma pesada. En el 76 entraron Antonio Blanco por Modric y Hazard por Asensio.
Militao rozó el gol en el 81 en un cabezazo que tocó en la mano de un jugador del Betis. Estrada y el VAR volvieron a inhibirse y no pitaron nada. La mano era clara, pero también involuntaria. El Madrid tocó a rebato pero Hazard, que dibujó una buena maniobra en el 85, se equivocó al buscar a Vinicius en lugar de disparar.
Fue la última ocasión de un Real Madrid que lo intentó hasta el final pero que volvió a sucumbir (porque un empate a estas alturas es sucumbir) víctima de su falta de gol. La mejor noticia para Zidane es que Hazard reapareció con buenas sensaciones. Y ahora llega la Champions. Que Dios nos coja confesaos.