El Atlético llegó al derbi con media Liga en el bolsillo y salió trasquilado y con el Real Madrid presentando su candidatura en forma de sopapo futbolístico. Los blancos, como el Rey emérito, regularizaron la Liga. Fue un demoledor repaso táctico de Zidane a un Simeone que enloqueció con los cambios. Los blancos tuvieron un partido plácido y derrotaron al líder con goles de Casemiro y Carvajal. Desde luego, jugando así, el Madrid es candidato a la Liga. Y casi favorito.
Era un derbi a Liga o muerte. A Liga para un Atlético que ha empezado más lanzado que Aurah en La Casa Fuerte. Una victoria rojiblanca en Valdebebas suponía poner el colorín, colorado al campeonato doméstico antes de Navidad. A muerte para un Real Madrid en modo Rambo, acostumbrado a ganar partidos que harían vomitar a una cabra. Los de Zidane necesitaban la victoria para salvar su particular Amen Córner tras ganar al Sevilla y al Borussia.
Para la ocasión Zidane vistió de titular a Carvajal y Simeone a Herrera. Los otros 20 protagonistas del derbi eran los mismos que habían sido titulares en las respectivas batallas de Champions que tanto Real Madrid como Atlético habían afrontado el miércoles. Poca broma, como dice Tricicle en el anuncio del colesterol. Tanto Zizou como El Cholo sabían que el partido de Valdebebas valía mucho más que tres puntos. No era un buen día para rotaciones, sobre todo en el Real Madrid cuyo fondo de armario es más corto que el de un mileurista.
Partía el Real Madrid, por tanto, con Courtois; Carvajal, Varane, Ramos, Mendy; Casemiro, Kroos, Modric; Lucas, Vinicius y Benzema. Enfrente el Atlético salía con Oblak; Tripier, Savic, Felipe, Hermoso; Koke, Herrera, Llorente, Carrasco; Joao Félix y Luis Suárez. Y con esos 22 jugadores y a las nueve de la noche en todos los relojes comenzó el derbi de Valdebebas, el primer derbi del silencio.
El Madrid, dueño y señor
Salió con ritmo el Atlético subido a ese caballo percherón que se llama Marcos Llorente y al que Zidane dejó escapar. Por 40 kilos, vale, pero lo dejó escapar. Resistía el Real Madrid las oleadas de las huestes indias e intentaba crecer en torno a la pelota. Raudo replegó el equipo rojiblanco y entregó la pelota a los de Zidane. La movían los blancos con buen criterio y un puntito de lentitud como un funcionario experto.
El Real Madrid dio el primer aviso en el derbi. Fue el 9 en e 9. Benzema se sacó una suerte de volea que hizo volar a Oblak. El guante del esloveno desvió lo justo la pelota para que se estrellara en el poste. El primer uy blanco fue seguido de un segundo un minuto después. Otra vez Benzema solito en el segundo palo perdonó el 1-0 porque no supo empalar la pelota. Era más fácil marcar que fallarla.
A la tercera llegó la vencida para el Madrid. Lo logró a balón parado, uno de los puntos fuertes del Atlético. Como en Lisboa o Milán. Lo marcó Casemiro al cabecear un saque de esquina botado a la perfección por Toni Kroos. Los blancos eran dueños del derbi y lo mejor para los de Simeone era el 1-0, porque podían ir 3-0 antes del minuto 20.
El Atlético perseguía sombras y no daba ni media patada. Replegaban como un boxeador que se cubre la cabeza para que no le peguen más. El Madrid estaba cómodo ante un rival amable que no le exigía como otras veces. El derbi se resumía en posesión blanca, fin de jugada, pérdida de balón del Atleti y otra vez a empezar. Los rojiblancos daban síntomas de cansancio, como si les estuviera afectando el esfuerzo del partido de la Champions. En todo caso, demasiado pronto.
Buscando a Joao Félix
En la recta final de la primera parte levantó un poco el pie el Real Madrid y se estiró el Atlético. Joao Félix emergió en el derbi y sacó una amarilla merecida a Casemiro. Del resto de los jugadores de Simeone, sin noticias. Pasaron los minutos y los de Zidane mantuvieron el control de la pelota. Un par de escaramuzas en el área de Benzema no llegaron a buen puerto y el derbi se fue al intermedio con el 1-0 en el marcador de Valdebebas.
Simeone metió a Lodi, Lemar y Herrera por Felipe, Herrera y Carrasco. Volvía al 4-4-2 en el intento por igualar un derbi que en la primera parte había sido del Real Madrid. Los blancos volvieron a presionar muy arriba al Atlético, que la lio de inicio. Lodi tuvo una pérdida estúpida que provocó una falta a Kroos a 10 centímetros de la frontal del área. Se la pidió Sergio Ramos. Todos los rojiblancos se pusieron en la barrera, incluso Koke tumbado en el suelo. La falta la peinó Lemar y evitó el 2-0. Luego disparó arriba Mendy con su pierna de palo (la derecha, por especificar).
El Atlético tuvo su ocasión más clara en el 54. Lo falló Lemar solito en el segundo palo tras una cantada de Varane en el intento de despeje. El francés quiso girar tanto su tobillo izquierdo que pasó de rosca la pelota y la echó fuera. Zidane puso a calentar a Fede Valverde, sabedor que el Real Madrid empezaba a desfondarse. Pero reaccionó primero Simeone con un cambio de lo más raro: Saúl por Joao Félix. El portugués, que había dejado detalles de su tremenda calidad, se fue con carita y pegó una patada a un asiento en la grada.
La locura de Simeone
Volvió a apretar el Real Madrid en busca del 2-0 que se le resistía tanto por lo bien que se defiende el Atlético como por la falta de puntería de los blancos. El que sí la tuvo, y de la buena, fue Carvajal, que se cascó un golazo en el 64 después de otra jugada a balón parado. El disparo del lateral blanco tocó en el palo izquierdo de Oblak, rebotó en el meta esloveno y se coló para dentro. La Liga se lo dio al portero rojiblanco en propia puerta, pero el gol, se ponga como se ponga quien quiera, es de Carvajal.
El Atlético quedó tocado con el 2-0 y hundido por los cambios de Simeone, que quitó a Luis Suárez para meter a Kondogbia. Al derbi le quedaba aún un cuarto de hora pero no parecía correr peligro la victoria del Real Madrid. Zidane metió a Lucas Vázquez por Vinicius y a Marco Asensio por Carvajal. Lucas Vázquez volvía a ser lateral derecho, porque vale para todo.
Tuvo un par de ocasiones postreras el Atlético, con el Real Madrid ya agotado físicamente, pero era demasiado tarde. Aparecieron Courtois y Oblak con sendos paradones para poner su rúbrica en el partido. Los blancos se habían ganado el derecho a descansar en los minutos finales de un derbi que fue suyo casi sin oposición. Su victoria no sólo es un golpe de autoridad, sino también una inyección de moral y un espaldarazo definitivo a Zidane, que pasa de estar cuestionado a salir a hombros del derbi.