Eder Militao es mucho más que un central. Como zaguero es el mejor del mundo en estos momentos, por números y sensaciones. Pero dentro del verde es más que eso. Como le pasaba a Sergio Ramos, el brasileño se está convirtiendo poco a poco en un alma para el equipo. El jefe que ordena todo desde atrás y que aparece atrás y en ataque para marcar la diferencia. Ante el Celta lo volvió a demostrar.
En defensa estuvo perfecto y en ataque apareció para cerrar el partido. Aerolíneas Militao hicieron acto de presencia en el estadio Santiago Bernabéu para cerrar el encuentro con un potente cabezazo en los primeros minutos de la segunda mitad. Su séptimo gol de la temporada, seis de ellos de cabeza. Unos números impresionantes para un jugador que no deja de crecer y que cada día es más importante dentro del terreno de juego.
Militao ha sido capaz de convertirse en el jefe de la defensa. Tras años de adaptación, este está siendo el curso de su consagración. Si la temporada pasada fue la de su confirmación como un central de élite, ahora está demostrando que es un jugador diferencial. Un superdotado físicamente que se ha hecho el dueño de una defensa madridista que ha atravesado dificultades en el inicio y que actualmente está en un momento mucho más óptimo.
Militao se entiende a la perfección con Alaba, pero también ha sido capaz de complementarse con Rüdiger. Da igual quién esté a su lado, pero lo importante es que esté él. Por todo esto y aunque haya recambios, su ausencia por sanción ante el Manchester City en la ida de las semifinales de la Champions es un problema.
Jefe dentro y fuera
El crecimiento de Militao está siendo superlativo en todos los aspectos. Dentro del campo es el jefe de la defensa madridista, pero en el vestuario poco a poco va asumiendo galones. El defensa, que tuvo como maestro a Casemiro, no deja de madurar y el club siguen convencidos de que los 50 millones de euros que pagaron al Oporto serán baratos.
El Real Madrid tiene blindado a Militao, al que renovó y mejoró el contrato el pasado verano. Su vinculación con los blancos se extiende hasta 2028 y, si algún club se ve tentado a intentar ficharlo, tendrá que pagar una cláusula de 1.000 millones de euros. La entidad madridista tiene claro que no dejarán escapar al brasileño, que está llamado a ser el jefe de la de zaga blanca durante una década.