Nuevo contratiempo para Eden Hazard. El belga se retiró en el minuto 28 de partido contra el Alavés debido a unas molestias que le impidieron continuar sobre el terreno de juego. Un percance que, a falta de que se le realicen pruebas que determinen la gravedad de la lesión, no hace más que prolongar el gafe de la estrella del Real Madrid desde su llegada al club. Año y medio en el que ver a Hazard entre algodones ha sido una constante, por culpa de sus constantes lesiones y recaídas que le han impedido mostrarse cerca de su mejor versión.
Con su fichaje por el conjunto blanco cumplía un sueño que llevaba años tratando de conseguir. Convertido en uno de los mejores jugadores del mundo, lograba recalar en un Bernabéu carente de un icono tras la salida de Cristiano. El madridismo tenía un nuevo ídolo al que agarrarse, pero la pesadilla no había hecho más que empezar.
Hazard no termina de arrancar por culpa de las constantes lesiones que le están impidiendo tener la continuidad necesaria para ser un futbolista determinante. Titularísimo e indiscutible para Zidane, el extremo zurdo sólo ha jugado más de tres partidos seguidos desde su llegada en una ocasión, fue en octubre del pasado año, cuando encadenó siete encuentros consecutivos, antes sufrir contra el PSG la lesión que marcaría su paso por el conjunto blanco.
Al contrario de lo que le sucedió durante su etapa en el Chelsea, en el conjunto madridista ha pasado más tiempo en la enfermería que sobre el césped. En sus siete temporadas en Londres, sufrió un total de nueve lesiones, de las que sólo dos superaron los dos meses de duración. Sin embargo, desde que se concretó su fichaje por el Real Madrid, ha estado 303 días apartado de los terrenos de juego.
Antes, nada más iniciarse la pretemporada de la temporada 2019-2020, sufrió una lesión muscular que le llevó a perderse el arranque liguero. Debutaría en la jornada 4 y desde entonces, Zidane optó por darle descanso cada tres encuentros ante el apretado calendario. Una vez fue cogiendo ritmo de competición, disputó siete encuentros de forma seguida, hasta que se lesionó contra el París Saint-Germain.
Aquella lesión le provocó una fisura en el tobillo derecho a causa de la placa que le fue instalada en el verano de 2017, cuando se lo fracturó. Se mantuvo más de dos meses y medio en el dique seco y a su vuelta sólo pudo jugar dos partidos. Una recaída le obligó a pasar por el quirofáno y, aunque en principio era baja por lo que restaba de temporada, el parón por el coronavirus le permitió volver cuando se reanudó la competición.
Sus molestias se convirtieron en una constante desde entonces, lo que le impidió ganar protagonismo en el tramo final del curso, donde los madridistas encadenaron 10 partidos consecutivos ganados para amarrar el título de Liga. De hecho, de los 12 choques que disputaron los blancos entre Liga y Champions, no estuvo cinco.
Esta temporada el gafe continúa
Con la nueva temporada todo hacía indicar que Hazard tendría por fin un respiro y podría empezar de cero, una vez que estaba recuperado al cien por cien. Nada más lejos de la realidad. Si en su primera temporada como jugador del conjunto madridista apareció en un total de 22 partidos, perdiéndose 26; en su segunda lleva seis encuentros disputados, sin haber tenido presencia en los otros ocho.
Un traumatismo en su pie y una lesión muscular hicieron que el ‘fichaje’ de Zidane para el presente curso tuviera que esperar al partido contra el Borussia Mönchengladbach en Champions para estrenarse. Una buena actuación contra los alemanes y una mejor contra el Huesca precedieron al partido contra el Inter en Valdebebas, en el que no tuvo su mejor día y que sería el último por un nuevo parón obligado.
El positivo por coronavirus de Hazard le impidió estar en Mestalla con el resto de la expedición y con su selección, cuando empezaba a coger ritmo. Tras superar la cuarentena y dar negativo en la PCR volvió ante el Villarreal como titular, jugando también contra el Inter en el mejor partido de la temporada de los madridistas, donde comenzó a coger galones.
Frente al Alavés encadenaba de nuevo tres partidos consecutivos jugando, pero su presencia sobre el césped duró 28 minutos. Fue el tiempo que tardó en notar unas molestias en el muslo que le impidieron continuar. Pese a ello, en el poco tiempo que estuvo sobre el césped tuvo una oportunidad para empatar el partido y sufrió un penalti que el árbitro y el VAR se negaron a pitar.
Precisamente, en esa acción puede estar el origen de sus molestias, que prácticamente le dejan fuera del próximo partido del Real Madrid. Los blancos se jugarán el pase a octavos de la Champions en otra final, esta vez contra el Shakhtar, y a no ser de que las pruebas lo descarten, se sumará a las bajas con las que contará Zidane para el encuentro.
