No será sencilla la noche en el estadio Santiago Bernabéu. Por lo menos, de inicio. El madridismo está enfadado y todo apunta a que se lo hará saber a sus jugadores en los prolegómenos del encuentro que enfrentará a Real Madrid y Athletic en Chamartín. Los blancos necesitan ganar para seguir luchando por la Liga, pero la realidad es que el coliseo madridista ni olvida ni perdona lo que sucedió el pasado miércoles en el coliseo madridista.
La afición vivió desde el día después al batacazo en Londres pensando en la remontada. Viviendo solo y exclusivamente para lograr una gesta en la que sí creían. Así llegaron al miércoles, donde lo dieron absolutamente todo, hasta que empezó a ver el partido y el nivel de sus jugadores. Los blancos no estaban a la altura de una grada mucho más metida en el encuentro que ellos, lo que terminó con el Real Madrid eliminado de la Champions y, por consiguiente, con lo que eso significa.
Este domingo, la afición se reencontrará con sus jugadores y su entrenador, a los que abroncará, por lo menos, al principio del encuentro. Y es que el madridismo ha decidido repartir culpa, empezando por la gestión del club, considerando que no han hecho todo lo que debían para reforzar una plantilla mermada por las lesiones y por las salidas de jugadores capitales como Kroos o Joselu, hasta los jugadores, pasando, obviamente, por un Ancelotti que está sentenciado.
No se esperan grandes pañoladas ni broncas. El Bernabéu hace tiempo que no es así. Pero sí que es previsible que cuando los nombres de los jugadores suenen por la megafonía del estadio haya broncas. Veremos quiénes son los más señalados, pero la última vez, tras perder la final de la Supercopa de España por goleada contra el Barcelona, uno de los que se llevó la mayor bronca fue Vinicius. Tiene pinta de que esta vez la compartirá con su compatriota Rodrygo, que ha salido muy mal parado de esta eliminatoria.
Otro que tampoco tendrá una noche sencilla, por lo menos al principio, será Ancelotti, al que muchos aficionados culpan de lo sucedido. El italiano es el responsable de un equipo que en ningún momento ha sido capaz de encontrar un juego atractivo y competitivo, lo que le ha llevado a ser vapuleado por cualquier rival superior.
Y por último, aunque nadie mirará al palco, el madridismo está enfadado con la gestión deportiva. La afición considera que la plantilla no se ha reforzado de la manera correcta, algo que se incrementó tras las graves lesiones de Militao y Carvajal.
