Karim Benzema reclama un ‘9’. No es sostenible la situación del ataque del Real Madrid una temporada más con el galo a este nivel. Tras tocar el cielo futbolístico el curso pasado, con actuaciones prodigiosas que llevaron a los blancos a ser campeones de Europa y de Liga, esta temporada la caída está siendo tan dura como rápida. Su rendimiento está lejos de ser el que se le exige al atacante del 14 veces campeón de Europa.
Su partido ante el Manchester City fue otra demostración de que no está bien. Ausente. Sin participar en el juego y sin crear el más mínimo peligro sobre la meta inglesa. Donde la temporada pasada hizo magia, un año después pasó desapercibido tanto en la ida como en la vuelta. Tampoco estuvo en la final de la Copa del Rey ante Osasuna. En los tres últimos partidos de la temporada, donde debía marcar la diferencia, se le esperó, pero no apareció.
Sus tres últimos goles datan del 29 de abril ante el Almería en el estadio Santiago Bernabéu. Un partido intrascendente en la Liga. En el mes de mayo lleva su contador goleador a cero. No marcó en la final de la Copa del Rey, en la ida de las semifinales de la Champions ni en la vuelta. Además, se perdió los duelos ante Real Sociedad y Getafe por unas molestias físicas que le han acompañado durante toda la temporada y que no ha sido capaz de superar durante todo el curso.
El Real Madrid espera que Benzema continúe la próxima temporada. Tras ganar el Balón de Oro está renovado automáticamente, por lo que él decidirá qué hace. Hasta el desastre de Manchester se daba por segura su continuidad y, por el momento, sigue siendo así. No obstante, desde el club buscan un delantero que pueda compaginar con el francés. El principal problema para entidad es encontrarle.
Un silencio incómodo
Karim Benzema no toma la palabra desde el 14 de enero, en la previa de la final de la Supercopa de España. Desde ese día, el Real Madrid ha jugado dos finales en las que su capitán no tomó la palabra. Tampoco lo hizo tras la debacle del Etihad. El francés ha preferido apostar por el silencio a pesar de ser la cabeza visible de los blancos. El brazalete que lleva en el brazo derecho partido tras partido le obliga a dar la cara ni en los buenos ni en los malos momentos.