Copa del Rey de Badalona

Unicajazo

El Real Madrid no disputará la final de Copa del Rey por primera vez en la última década. Lo ha impedido el Unicaja, que se confirmó como el matagigantes de Badalona cargándose a los blancos con justicia (82-93) después de haber tumbado al Barça en cuartos de final. Nadie lo había conseguido en toda la era ACB. El cúmulo de desgracias, con lesiones de Musa y Tavares, sumado al excelente partido de Kravish (22) y Osetkoswki (14), provocan el primer terremoto importante en el proyecto de Chus Mateo, que queda tocado. Solo Tavares (19) y Deck (15) se salvaron de la quema.

Nueve finales de Copa consecutivas acumulaba el Madrid bajo el gobierno de Pablo Laso.  Se fue el vitoriano y con él, la racha. ¿Casualidad o causalidad? Los blancos se desangraron desde el triple (3/21) ante un rival desatado en ese apartado (14/27), aunque faltó más que acierto para evitar una derrota merecida y aún más dolorosa en una Copa donde el Barça ya había hecho las maletas. Toca abrir periodo de reflexión en Valdebebas.

La primera parte fue un baile muy agarrado, casi un tango donde ninguno permitió al otro escaparse por más de cuatro puntos de distancia. Bajo la atenta mirada de Pablo Laso o Iker Casillas, presentes en las gradas del Olímpico, el Madrid debía encontrar solución a su conocida carencia de bases, agravada tras la lesión de Sergio Llull, y encontró buenos minutos de Sergio Rodríguez, que en un par de asistencias a Poirier recordó a su mejor versión, esa que la edad ha erosionado. Ley de vida.

Lo que no encontró el Madrid fui fluidez en el lanzamiento: 1/10 en triples en los dos primeros cuartos ante un Unicaja algo más acertado en la distancia (6/15) y que optó por escapar de la zona, lejos de la influencia de Tavares, que encadenó tres tapones en los primeros minutos del duelo. Debutó Rudy en la Copa, pero de forma testimonial, y entró al partido Brizuela, el héroe de los malagueños frente al Barça. Esta vez, el vasco tenía bastante más desviado el punto de mira. Musa y Deck tiraban de los blancos y Kravish y Perry, de los verdes. Tablas en el ecuador (39-39).

 

Musa y Tavares caen en combate

Alguien debía dar el primer paso hacia el horizonte soñado y fue el Unicaja, sorprendentemente fresco física y mentalmente tras la paliza que se había pegado en cuartos de final, prórroga incluida. A Osetkowski se le quitaron todos los miedos con Tavares de repente para sacarle un ‘2+1’ seguido de un triple. Cuando el estadounidense cometió la cuarta falta, entró Kravish para continuar su labor de pico y pala. Con un parcial de 1-9, los de Ibon Navarro daban el primer zarpazo de la tarde (50-58, min.26).

Chus Mateo oteó el horizonte buscando voluntarios y solo encontró a Deck, el que nunca falla, el único argentino que nació con la sangre helada. Yabusele y Hezonja estaban desaparecidos y Tavares aportaba, claro que aportaba, pero volvía a estar sometido a un tremendo esfuerzo en cada rincón. Se pasaron los blancos cuatro minutos sin anotar una canasta en juego hasta que el Chacho embocó un triple. Aún así, el Unicaja se estiraba un pelín más antes del último cuarto (57-66).

Y la alarma pasó de amarilla a roja en cuanto empezó el periodo decisivo. Dos triples seguidos de Kalinoski y Carter disparaban al Unicaja (64-78, min.33), el segundo mientras Musa se dolía tirado en el suelo al otro lado de la pista. El bosnio se marchó cojeando. Lo que le faltaba a su equipo. El más difícil todavía. Sin comerlo ni beberlo, la semifinal se le había empinado más que el Tourmalet.

Chus Mateo se lanzó a por la remontada con Hanga de base y Causeur, inutilizado en cuartos de final, como su aliado en el juego exterior. Al Madrid le había mirado un ejército de gatos negros: Ejim entró a canasta, soltó el brazo para protegerse de Tavares e impactó en su cara. Cometió falta antideportiva y de paso le abrió la ceja al pívot blanco. Los gigantes también sangran. Otra baja camino del banquillo. Yabusele de 5 y Poirier relegado al ostracismo.

Sin Tavares, Musa ni el consabido Llull, la misión ya pasó a categoría de imposible, sobre todo porque Unicaja no dejaba de creer que en la nueva hazaña que estaba cocinando. Un triple de Carter a falta de menos de tres minutos fue el último bidón de gasolina en el incendio que consumió al Madrid (73-85). Volvió Tavares a pista, pero ya era tarde. Incluso pudieron gustarse los andaluces en las posesiones finales. Ni Madrid ni Barça estarán en la final de Copa por primera vez desde 2009. Ver para creer.

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