La Undécima tendrá que esperar
La Undécima tendrá que esperar. El Real Madrid ha perdido por un solo punto la final de la Euroliga contra el Anadolu Efes (57-58), que se proclama campeón continental por segundo año consecutivo. En una final muy igualada, con alternativas para ambos equipos, decidió la calidad de Vasilije Micic (23 puntos) y el poderío interior de Tibor Pleiss (19). Walter Tavares fue el mejor de un equipo que nadó mucho hasta morir en la orilla, pero que cayó de pie, preso de su falta de puntería. Belgrado no fue talismán esta vez.
Llegaba el Real Madrid impulsado por su gran remontada en el Clásico y durante bastantes minutos soñó con otro título en la capital serbia, emulando lo ocurrido en 2018, sobre todo cuando dominaba por 9 puntos cerca ya del último cuarto. Sin embargo, pagó muy caro su escaso acierto desde el triple (6/33), donde Yabusele (0/6), Causeur (0/5) y Abalde (0/5) estuvieron cegados. Con uno más dentro habría sido suficiente.
El Madrid empezó con Hanga de base y Yabusele defendiendo a Micic. El francés es el comodín ofensivo de Laso. Pero el protagonista del primer cuarto fue Tavares, pletórico, Gulliver en Lilliput, una fuerza imparable bajo los dos aros. Demasiado para la ternura de la que nunca se ha podido desprender Tibor Pleiss. Hasta hoy. El africano se lo comió con patatas de inicio para firmar 12 puntos y 7 rebotes en apenas 8 minutos.
Pero estuvo demasiado solo en este cuarto inicial. Sus compañeros solo aportaron tres puntos más al casillero blanco. Fallones desde la larga distancia (0/8 en triples), pero bien parapetados en defensa, con continuas ayudas para frenar las penetraciones de los más temidos, Vasilije Micic y Shane Larkin. En la dos primeras jugadas que se pudo sacudir la presión, el estadounidense encadenó un triple y el 2+1 que cerró el parcial. Ligera ventaja del Real Madrid y marcador corto (15-14), igual que en semifinales. El que quiera ver puntos que se enchufe a la NBA. Europa va de otra cosa.
Curiosamente, a Pablo Laso le fue mejor con la segunda unidad. Taylor por fin acertó desde la esquina, ese jardín donde siempre riega puntos tan contento, y se unió a la fiesta Randolph con otro acierto lejano (29-22, min.17). El norteamericano tuvo otro para poner a su equipo 10 arriba, pero falló. El Efes se quitó el susto, oh sorpresa, con los puntos de Micic y Larkin, 23 de los 29 tantos de los turcos al descanso llevaban su firma. Otro triple de Randolph estiró ligeramente a los suyos camino de vestuarios (34-29). Buen día escogió el internacional esloveno para volver del limbo.
Aquí no hay quien anote
Defensa. Defensa. Defensa. La primera posesión del Efes en la segunda parte se comió los 24 segundos. Sonó la chicharra y estalló el banquillo blanco. De las mayores alegrías que puede celebrar un equipo dentro de un partido. Tavares de nuevo en cancha tras descansar todo el segundo cuarto. Laso lo quería fresquito para el momento de la verdad, los últimos 20 minutos después de una Euroliga donde el Real Madrid había recorrido más de 60.000 kilómetros para estar exactamente donde quería.
La final se le empezaba a hacer bola al Efes, atrapado una y otra vez en la tela de araña tejida por Pablo Laso. El dúo dinámico Larkin-Micic no encontraba escuderos y la propuesta de Ataman se resumía en un sálvese que pueda en ataque. Al Madrid le bastaba con ir sumando poquito a poquito para construirse una distancia ya respetable tras triple de Adam Hanga (40-31, min.25).
El Efes necesitaba nuevos activos ofensivos de forma urgente y emergió Pleiss para sumar cinco puntos seguidos. El alemán activo a la afición turca, mayoritaria en las gradas, y el Efes sacó orgullo de rey europeo para volver a la pelea con un parcial de 0-7 que sonaba formidable en una final tan áspera (40-38). Solo faltaba una chispa para prender la mecha y llegó con un encontronazo entre Dunston y Rudy. Poirier salió en defensa de su compañero, empujó al pívot del Efes y hubo amago de tangana. Lamonica salomónico: falta técnica para ambos.
Micic y Pleiss deciden
Gracias a dos tiros libres fallados por Larkin, el Real Madrid llegó con ventaja al último cuarto (42-40). El tercer triple de Micic, este en la cara de Tavares, encendió al Stark Arena y puso a los turcos por delante después de mucho tiempo. En la siguiente jugada robó Singleton y machacó sin oposición (42-45). La final seguía virando rumbo a Estambul y el Madrid necesitaba taponar la hemorragia porque el parcial ya era de 2-13.
El gorrazo que Poirier le puso a Pleiss sonó a aldabonazo. Su equipo estaba de vuelta en la final superada la caraja. Un triple de Llull volvió a remover el marcador a falta de cinco minutos para acabar la final. (50-49). La Undécima volvía a brillar en un horizonte cada vez más cercano. Con Larkin muy bien defendido, Pleiss se confirmaba como el as en la manga de Ataman, anotaba de media distancia y se vengaba acto seguido de Poirier metiéndola para abajo. Otra vez se oscurecía la Undécima en un juego de luces no apto para cardíacos (50-53, min.37).
Un triple de Deck cuando más quemaba la pelota volvió a poner tablas, pero respondía Micic con la misma medicina en la siguiente posesión, entrados ya en los dos últimos minutos de partido. Un palmeo de Pleiss, por fin liberado de su proverbial blandura, brillante como nunca, volvía a complicar el título blanco a falta de un minuto (55-58). Llull tiró de épica para penetrar con fuerza y volver a apretarlo a falta de 44 segundos. (57-58). El Madrid lejos del bonus. Falta sobre Micic. Falta sobre Larkin. El tiempo pasando. 17 segundos y 14 de posesión para el Efes. Tira Larkin apurando el tiempo con maestría. El rebote se enreda… Y se acabó. Un final extraño al sueño de la Undécima.