El Real Madrid no levanta cabeza y los datos indican que se está desangrando tanto en Liga Endesa como en competición europea. No es una situación que no se pueda revertir, pero sí que empieza a ser preocupante. Y es que el conjunto blanco, con la derrota cosechada este jueves en la jornada 14 de la Euroliga ante Fenerbahce ya suma ocho, una más que en toda la fase regular anterior (siete) y las mismas que en la anterior edición del torneo al completo, contando con la final contra Panathinaikos.
La exhibición de Nigel Hayes-Davis gracias a la que resistieron y ganaron de más de diez puntos los turcos (70-82) confirmó un hundimiento que ya arrastra tres derrotas consecutivas, con el problema de que ya se están produciendo también en un pabellón que se había convertido en un fortín como el WiZink Center.
En casa, el Real Madrid ya cayó ante Anadolu Efes y ahora también frente a Fenerbahce, una cruz otomana que le deja duodécimo clasificado en la tabla de la Euroliga, una situación alarmante al estar fuera de la zona de play off y play in cuando se acerca el ecuador del campeonato. La crisis se acentúa en las segundas partes y especialmente en los últimos cuartos, donde Chus Mateo no está sabiendo dar con la tecla.
La rotación y la adaptación de los fichajes son vasos comunicantes en un Real Madrid que echa de menos a sus leyendas y estrellas que se marcharon el pasado verano. Bajas difíciles de subsanar como la de Vincent Poirier u otras que directamente no se han reemplazado como la de Guerschon Yabusele están mermando más de lo que se esperaba a un equipo blanco, por momentos, sin argumentos sobre la cancha.
Entrenador y capitanes quieren un Real Madrid unido
«No estamos contentos con nuestro rendimiento y nuestro juego, tenemos que seguir juntos y ver en qué estamos fallando. Tenemos que mejorar y reaccionar porque el tiempo va pasando y no somos capaces de jugar como nos gustaría», afirmó Chus Mateo en rueda de prensa, un mensaje de llamamiento a la unión que caló en dos pilares como el capitán Sergio Llull y Facundo Campazzo.
«Se está dando así la temporada. Si realmente lo supiera lo arreglaríamos y sería un cambio de un día para otro. Sabemos que el cambio no va a ser de un día para el otro, hay que tener paciencia. El equipo está más unido que nunca, eso está clarísimo. Vamos a dejar la vida en cada entrenamiento, en cada partido, para poder volver a jugar al nivel que queremos jugar», decía el base argentino tras el partido contra Fenerbahce, mientras que Llull utilizó las redes sociales para comunicar el sentir de un vestuario herido.
«Rendirse no es una opción. Es momento de estar más juntos que nunca como equipo. Dejar de mirar hacia atrás y centrarnos en lo que viene», escribió Llull, que en el último partido ante los turcos anotó 10 puntos y metió dos triples de seis que intentó. El Real Madrid no encontró la forma de meter mano al conjunto entrenado por Saras Jasikevicius, que trató de explicar que lo que le está sucediendo a su último rival se debe a un aluvión de salidas que vale para formar un quinteto capacitado para ganar la Euroliga, bajo su criterio.