La invasión de Panathinaikos: el Uber Arena se convierte en un infierno verde en la final
Miles de aficionados del equipo griego inundaron las gradas del pabellón berlinés
La afición de Panathinaikos predominó en las gradas del Uber Arena de Berlín para la final de la Euroliga. El Real Madrid tuvo minoría de público, aunque fueron más de medio millar los madridistas que acudieron a una cita histórica en Europa. La marea verde del equipo griego abarrotó los asientos del pabellón y se volcaron para animar a los de Ergin Ataman en la lucha por el título 13 años después.
Los pitos al Real Madrid no tardaron mucho en llegar, ya que Panathinaikos comenzó a calentar la final desde el partido anterior por el tercer o cuarto. Cuando se vio la llegada de los jugadores del equipo blanco al pabellón por las pantallas, los miles de aficionados de verde silbaron con potencia y dieron un adelanto de lo que estaba por venir. Otro momento de euforia se produjo cuando llegó a su asiento Dimitris Giannakopoulos, presidente del club y artífice de este multimillonario proyecto que está a una final de llegar a buen puerto.
Sus cánticos de guerra se hicieron presencia en los momentos previos a la final desde el calentamiento, en el que la entrada de los jugadores del Real Madrid provocó una tremenda pitada. También al anunciar los equipos por megafonía, momento que quedó eclipsado por completo por los aficionados de Panathinaikos, que contó con una amplia mayoría en el Uber Arena. Durante el día por las calles de Berlín no había que caminar mucho para encontrarse a algún hincha vestido de verde y cuando llegó la hora del encuentro todos ellos se congregaron para intentar batir al campeón en el último choque de la Final Four de baloncesto.
El entrenador del Real Madrid, Chus Mateo, ya avisó en la rueda de prensa anterior a la final del ambiente al que se enfrentarían, pero que eso no quitaba que se fuera a mover como pez en el agua dentro del mismo: «Nos gusta mucho este ambiente de baloncesto. A los madridistas que no han podido venir los sentimos muy cerca. Nos gusta que la gente esté en contra de nosotros, que nos chille, que nos grite y que los nuestros nos animen. Me encanta esta atmósfera».
El también seleccionador de Turquía, Ataman, se hizo cargo esta campaña de Panathinaikos y devolvió al laureado equipo griego a la final. Su año fue de menos a más para llegar muy enchufados a la hora de la verdad. Además, los de Atenas lo hicieron dominando de principio a fin en su semifinal al Fenerbahce (73-57). No hay sitio para los nervios ni las dudas en el Real Madrid, por si los griegos son capaces de aguantar al gigante blanco, alargar su momento dulce y plantar cara en su regreso al mayor escaparate europeo.
El seis veces campeón lleva un 2024 pletórico, aunque tuvo que sufrir ante Maccabi en el play off. Un equipo con la firma de Ataman y que destaca por su carácter e intensidad, con la potencia de Mathias Lessort como mejor arma. Además de Nunn, Grant, Grigonis, Mitoglou, Sloukas, los helenos tienen argumentos, incluido uno español como Juancho Hernangómez, quien sabe lo que es brillar en Berlín, tras ser campeón del Eurobasket con la selección en 2022.
Mayoría de Panathinaikos y de Olympiacos en la semifinal
En la semifinal, aunque hubo menos aficionados de Olympiacos, la afición del Real Madrid también fue minoría. El conjunto blanco vivió un ambiente de lo más hostil porque la marea rojiblanca invadió el Uber Arena y convirtió el pabellón en El Pireo en un partido que se lo tomaron como una auténtica final y, sobre todo, un intento de revancha por lo sucedido el año pasado en Kaunas. Las pitadas en cada posesión fue lo más cariñoso que los de Chus Mateo recibieron por parte de la afición griega.