Festival del Real Madrid en el Clásico
El Real Madrid es Doctor Jekill y Mister Hide. Los blancos tuvieron ganado el partido en el primer cuarto, se dejaron remontar por el Barça antes del descanso y finalmente reaccionaron en el tercer cuarto con una gran defensa. Campazzo y Tavares apuntalaron un triunfo en los minutos finales en un Clásico loco por la cantidad de parciales y polémicas que se vivieron.
El duelo comenzó con un Real Madrid desatado. Los blancos tenían muy claros los conceptos y las ideas. Laso puso a su quinteto más físico a funcionar y asfixió a un Barça espeso sin un base. Campazzo leyó a la perfección la situación castigando a Hanga con su velocidad y asistiendo a un Randolph que le hizo un traje a Mirotic. El americano le marcó 11 puntos en un primer cuarto donde nada podía salirle mal a los blancos, que llegaron a ir ganando por 32-11 a falta de unos segundos para el final del periodo.
El Barça parecía noqueado. El Madrid se sentía muy fuerte, pero llevaba la tara de las faltas personales de Campazzo –dos– y Tavares –tres– antes del descanso. Los visitantes, como una hormiga, empezaron a labrar su remontada con Tomic y Delaney logrando los puntos y Oriola y Ribas poniendo la intensidad carente al inicio del partido. El parcial de 17-0 conseguido por los azulgrana reinició el duelo dejando como gran señalado a un Llull que no tomó las mejores decisiones para su equipo acumulando un -5 de valoración al descanso.
Los locales reaccionan y sentencian
El Madrid salió del vestuario nuevamente en plan Jekill. Los blancos lograron un parcial de 11-0 con un actor secundario como Taylor liderando las hostilidades con ocho puntos. El Barça se agarraba a Mirotic para romper su mala racha y el hispano-montenegrino respondía anotando 7 de los 14 puntos culés en el cuarto. El Madrid restablecía la ventaja de los dobles dígitos, pero ni mucho menos se iban a fiar teniendo en cuenta los antecedentes recientes de la Copa del Rey.
Los blancos no se dejaron sorprender por unos azulgranas que subieron las lineas defensivas. El Madrid no fluía en ataque, pero esta vez no iban a dejar anotar tan sencillo a un Barça que se encontró con un notable Garuba jugando los minutos decisivos ante los problemas de faltas de Tavares y Mickey.
El caboverdiano cerró la pintura en los minutos finales saliendo casi a tapón por jugada. Tan insultante era la superioridad de Tavares, que Higgins se puso por detrás la zancadilla tras su enésima chapa. El pívot blanco fue expulsado por su segunda técnica, pero el partido ya estaba cerrado con una decena de puntos de ventaja en el saco a minuto y medio del final.
Lamonica y sus compañeros arbitrales permitieron al Palacio gustarse en los instantes finales revisando jugadas que permitieron al público local cantarle de todo a Mirotic. El ala-pívot, en su regreso en Euroliga, no anotó en el último cuarto y impotente como el Real Madrid se dio un festival. El equipo de Laso sigue siendo el rey del baloncesto español, aunque no hubiese un título en juego sí que lo pareció por la intensidad de los contendientes.