La Estación Espacial Internacional generará energía para enviar a la Tierra

La idea del escritor de ciencia ficción Isaac Asimov, pronto se hará realidad. En diciembre del año pasado, la Agencia Espacial Europea se reunió con expertos para analizar la viabilidad de generar energía en el espacio y enviarla a la Tierra. Todos los presentes compartieron la opinión del Jefe de Conceptos Avanzados de la ESA, Leopold Summerer, quien indicó que “el concepto está listo para un enfoque industrial”. ¿Cómo será posible este viejo sueño de la humanidad en su conjunto? Aquí te contamos más sobre ello, toma nota.

¿Cómo se enviaría la energía a la Tierra?

Los expertos explicaron que los diseños para construir plantas de energía solar orbital son similares a los primeros estudios técnicos desarrollados en 1968. Una estación en órbita geoestacionaria, siempre flotando en la misma región, estaría formada por miles de paneles fotovoltaicos, los que generarían energía y la convertirían en microondas, para luego enviarla a la Tierra en un haz concentrado.

En la superficie de nuestro planeta, se instalaría una red de antenas dipolo, para recibir la energía.

La gran ventaja del sistema, aseguran los investigadores, es que los microondas no serían nocivos ni para las personas ni la agricultura, e incluso podrían instalarse en zonas agropecuarias, ya que no ocuparían espacio. Las plantas de energía en el espacio son más eficientes en cuanto a recursos, señaló Summerer. La energía utilizada en docenas de lanzamientos de cohetes se recuperaría en unas pocas semanas y suministraría además la carga base de las redes eléctricas.

Por otro lado, la energía siempre estaría disponible, pues en la órbita terrestre geoestacionaria siempre es de día, y esta energía no generaría emisiones.

Un área de 15 kilómetros cuadrados en el espacio

Según el experto de la ESA, una de las limitaciones importantes es el tamaño que debería tener la planta de energía en el espacio. Como requeriría de sistemas de uno a dos gigavatios, el área que ocupen las células fotovoltaicas y los transmisores cubriría un área de unos 15 kilómetros cuadrados.

Incluso si es construida con materiales livianos, la masa total sería de aproximadamente 7600 toneladas, 17 veces el peso de la Estación Espacial Internacional.

Summerer también habló sobre la tecnología futura del mantenimiento de la planta de energía espacial, la que debería ser autónoma, y teorizó sobre cómo podrían funcionar las células solares. Estas tendrían que enrollarse y plegarse como un origami y podrían ser ensambladas por robots, pues enviar técnicos al espacio para realizar instalaciones o reparaciones en la estación sería muy costoso.

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