Las razones del miedo a la vacuna contra el coronavirus

La campaña de vacunación contra la COVID-19 ha generado todo tipo de respuestas. En un principio, casi la mitad de los españoles eran reacios a vacunarse, y hoy, este porcentaje ha bajado a un 28%, pero aún es elevado. Por este motivo, es necesario conocer cuáles son las razones por las cuales las personas temen darse la vacuna, y si estas son o no válidas. Esto es extremadamente importante, pues la vacunación, hasta el momento, no será obligatoria, y está en juego está la salud de todos.

¿Cuál es el miedo a la vacuna contra la COVID-19?

Los argumentos por los cuales los españoles sienten desconfianza ante la vacuna de la COVID-19 son muy variados. Los que se niegan a vacunarse o se encuentran en duda, alegan que:

La vacuna se ha desarrollado muy rápidamente

Muchas personas desconfían de una vacuna que ha sido desarrollada en un tiempo récord. Generalmente, este tipo de fármacos demoran hasta 7 años, pero en este caso la vacuna contra el coronavirus ha estado disponible en solo unos meses.

Ante estas reticencias, la AEMPS (Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios) ha asegurado que, si bien la vacuna fue rápida, debido al estado de emergencia, se han seguido los protocolos de seguridad establecidos para los demás medicamentos o vacunas.

Existe demasiada información

En la era de las comunicaciones, la información que se encuentra disponible para los usuarios es abrumadora. Las noticias de las diferentes vacunas, su eficacia y, especialmente los efectos secundarios que generan, confunden a las personas.

Todos los medicamentos y vacunas tienen efectos negativos, pero los de los fármacos contra el coronavirus se han magnificado. Tampoco se comprenden los mecanismos mediante los cuales actúa, debido a la cantidad de versiones de vacunas.

Por ejemplo, cuando se comenzó a aplicar la vacuna de Pfizer, algunos medios informaron de los riesgos para los alérgicos, aunque esto es así con todas las vacunas, y solo se refiere a las personas muy alérgicas.

Se temen los efectos secundarios

La vacuna genera algunos efectos secundarios leves, como sucede con otras vacunas antivirales. Estos son algo de fiebre al día siguiente de la vacunación, pero no hay un riesgo mayor. Por este motivo, los médicos mencionan que los beneficios de no contraer el virus superan a los riesgos que se corren.

La competitividad de las empresas

La búsqueda de una vacuna contra la COVID-19 ha causado una competencia entre las empresas, las que han salido a la prensa a defender la eficacia y seguridad de sus fármacos, generando desconfianza entre el público. Hasta la FDA en los Estados Unidos (Food and Drug Administration) ha admitido que las farmacéuticas exageran las virtudes de sus productos.

La mala imagen de las Instituciones

Desde que comenzó la pandemia, muchas instituciones de renombre se han equivocado y han tenido que dar marcha atrás en sus consejos y en sus afirmaciones. La confianza del común de la población hacia los gobiernos, las instituciones sanitarias y las farmacéuticas, ha decaído sustancialmente.

Muchos prefieren esperar

Es muy común que, ante un medicamento nuevo, las personas prefieran esperar. En este caso, hay quienes piensan que nada se pierde por aguardar un poco más y observar por sí mismos los resultados.

Las personas se sienten inseguras

La aparición del Sars-CoV-2 nos ha tomado desprevenidos, y ha cambiado nuestras vidas. Si de un día para el otro ha surgido una pandemia mundial, que tanto ha afectado al mundo y que, hasta el momento, no se ha podido controlar, ¿por qué no podría ocurrir otra catástrofe?

Ante este supuesto, hay que tener en cuenta que no hay que dejarse llevar por el miedo o la ansiedad. Es necesario confiar en los científicos y médicos que han trabajado en el desarrollo de esta vacuna, así como confiamos en el cirujano cuando necesitamos una cirugía, o en los consejos de nuestro médico de cabecera.

¿Se puede generar confianza en la población?

Hasta el momento, la vacunación no es obligatoria, pero el gobierno intenta que la gran mayoría de los españoles accedan voluntariamente a dársela. Los expertos opinan que se hallarán efectos secundarios leves y también habrá efectos graves, los que probablemente no tengan relación con la vacuna y sí con alguna enfermedad subyacente.

Se cree que un 70 o un 80% de las personas vacunadas sufrirán de efectos secundarios leves, pero que no hay motivos para alarmarse. Esto sucede con la vacuna de la gripe y, sin embargo, ha sido de gran ayuda para controlar las epidemias.

Los medios de comunicación jugarán un papel fundamental, informando de forma veraz y sin alarmar a quienes todavía están indecisos. Es importante mantener el foco en la salud de toda la población y no en los rumores.

El psicólogo y psicoanalista José Ramón Ubieto ha expresado que confía en que habrá entre los españoles una especie de “efecto llamada”. Si la mayoría de los vecinos se vacunan y solo falta el indeciso, se acabará vacunando.

Por lo pronto, hay que agradecer que España ya cuenta con una vacuna que pueda hacer frente a la grave situación que enfrentamos, que ha sido mortal para tantas personas y tan triste para todos los españoles.

Hay muchos países que no la tienen, por lo que habría que aprovechar la oportunidad. Las garantías existen.

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