¿Cómo prevenir y tratar la alergia al níquel?

La alergia al níquel se considera un tipo de dermatitis de contacto que suele agravarse con la llegada del verano. En muchos casos, se produce debido al contacto directo de la piel con joyas, pero también puede ser ocasionada por otros productos de uso cotidiano. El níquel se emplea en la fabricación de numerosos artículos, desde monedas hasta productos de limpieza y cosméticos. A continuación, te contamos todo lo que necesitas saber sobre las causas, los síntomas y la prevención de la alergia al níquel. ¡Sigue leyendo!

¿Cómo y por qué se produce la alergia al níquel?

Para entender mejor este la alergia al contacto por níquel, es conveniente tener en claro qué es una alergia y dónde encontramos el níquel.

Una alergia tiene lugar cuando el organismo reacciona de forma exagerada o hipersensible a la exposición a uno o varios agentes alérgenos. Esta exposición puede darse a través de las vías respiratorias (inhalación), digestivas o alimentarias (ingestión), y también por la piel (contacto o absorción a través de los poros).

Múltiples cosas pueden “disparar” una reacción alérgica en nuestro cuerpo, desde alimentos y elementos presentes en la naturaleza, como el moho o el polen, hasta sustancias utilizadas en la elaboración de ropas, accesorios, entre otros.

¿Dónde encontramos el níquel?

El níquel es un metal que abunda en la superficie terrestre, encontrándose en diferentes minerales y meteoritos (generalmente, aleado con el hierro). En un estado “natural”, la principal vía de exposición al níquel para los seres humanos sería la alimentación.

Algunos alimentos y bebidas contienen concentraciones significativas de este metal, principalmente los de origen vegetal. En este grupo, destacan los guisantes, las hortalizas, la soja, los cacahuetes, los garbanzos, la cebolla, los tomates, el chocolate, el té, el café y algunos frutos secos (en especial, las nueces). Sin embargo, para la mayoría de las personas, sería necesario ingerir grandes cantidades de estos alimentos para “disparar” una reacción alérgica.

Objetos con níquel

Entonces, ¿por qué este problema es relativamente frecuente? Porque empleamos el níquel en la fabricación de una infinidad de productos y objetos, tales como:

• Monedas
• Joyas, piercings y correas de reloj
• Botones, cremalleras y hebillas de cinturones
• Celulares, computadoras portátiles y tabletas
• Anteojos
• Llaves
• Cigarrillos electrónicos
• Detergentes
• Cosméticos
• Etc.

Síntomas de la alergia al níquel

Las reacciones alérgicas suelen producirse debido a la exposición reiterada o prolongada al níquel, aunque algunas personas puedan ser más sensibles. Los síntomas pueden aparecer horas o días después del contacto con el objeto o producto alérgeno, y suelen durar entre cuatro y ocho semanas.

Algunos de los síntomas más comunes de la alergia al níquel son:

• Erupción o bultos en la piel
• Piel enrojecida o con el color alterado
• Picazón (puede llegar a ser intensa)
• Manchas de piel seca (pueden ser parecidas a una quemadura)
• Ampollas y drenaje de líquido (generalmente, en casos más avanzados)

¿Cómo tratar y prevenir la alergia al níquel?

El punto clave del tratamiento y la prevención de esta dermatitis alérgica es evitar la exposición al níquel (agente alérgeno). En este sentido, se recomienda tomar algunas acciones básicas:

• Usar joyas hipo alergénicas.
• Evitar o consumir de forma moderada alimentos ricos en níquel.
• Leer atentamente los rótulos de productos de limpieza, higiene y cosméticos, para verificar si contienen (o no) níquel.
• Procurar no usar ropas con elementos o adornos de metal (cremalleras, botones, entre otros).
• Preferir los marcos de anteojo que no llevan alienaciones metálicas en su fabricación.
• Evitar el contacto directo e la piel con monedas y llaves.

En caso de presentar cualquiera de los síntomas anteriormente mencionados o tener una reacción alérgica de causa desconocida, no dudes en consultar rápidamente a un médico. El profesional especialista hará los estudios necesarios para confirmar el diagnostico y administrar el tratamiento más beneficiosos en función de tus síntomas y necesidades.