China Moda ultrarrápida

Tasa Shein, un impuesto para la moda ultrarrápida en apoyo de las marcas españolas

El Senado francés acaba de aprobar la conocida como Ley Anti Shein en referencia a la marca de moda china

La moda ultrarrápida es sinónimo de insostenibilidad social y ambiental

IVA Verde denuncia que las marcas de moda convencional no pueden competir contra Shein

El sector de la moda está sumido en una crisis profunda provocada por la irrupción del modelo Shein.
El sector de la moda está sumido en una crisis profunda provocada por la irrupción del modelo Shein.

Cada vez más voces alertan de los riesgos de la llamada moda ultrarrápida o ultra fast fashion, que consiste en llevar al extremo la moda rápida, a través de un modelo que apuesta por la producción y el lanzamiento de miles de nuevas prendas de forma constante, a precios inopinadamente bajos y con el objetivo de seguir las últimas tendencias de manera instantánea.

Esta forma de entender la industria textil genera un mercado desigual en el que no pueden competir las marcas convencionales, aseguran los críticos, que también denuncian graves daños para los derechos de los trabajadores y para la conservación del medioambiente como resultado de dichas prácticas.

Recientemente, el Senado de Francia aprobó el proyecto de la conocida como Ley Anti Shein, en referencia a la compañía asiática, que es uno de los grandes referentes de la moda ultrarrápida junto con la plataforma de comercio electrónico Temu.

Proteger al sector

La ley, que todavía está pendiente de varios trámites para su entrada en vigor, busca controlar a las citadas empresas y proteger, al mismo tiempo, la moda francesa. Una de las principales medidas contempladas es la puesta en marcha de un sistema de puntuación que medirá el impacto medioambiental de los productos de la moda ultrarrápida.

Las marcas que obtengan las puntuaciones más bajas podrían ser gravadas con un impuesto de 5 euros por prenda en este 2025, y de 10 euros en 2030.  Dicho impuesto no podrá superar el 50% del precio de venta al público. La norma también incluye la prohibición de la publicidad de estas marcas, y contempla sanciones para los influencers que las promocionen en redes.

«Creo que es un buen comienzo que haya una ley que marca directamente qué es la ultra fast fashion. Es una interesante puerta de entrada para que otros países se puedan inspirar en ello y que se genere así un impulso que trabaje a favor de un sector de la moda más positivo», afirma Gema Gómez, directora de Slow Fashion Next, plataforma dedicada a la moda sostenible.

IVA Verde

Gómez es también una de las impulsoras de IVA Verde, campaña que propone bajar el impuesto del IVA a las empresas y productos sostenibles. Con ello pretenden equilibrar una situación que consideran desfavorable e injusta respeto a aquellas compañías que no muestran este mismo compromiso.

Desde IVA Verde también plantean financiar dicha rebaja del impuesto a través de una nueva figura recaudatoria a la que han denominado, precisamente, Tasa Shein, que iría dirigida a aquellas empresas que operan con modelos de negocio altamente contaminantes o con prácticas que contradicen los principios de la sostenibilidad.

«Creemos que una Tasa Shein ayudaría a reequilibrar la competencia entre la compañía china y las marcas españolas. Y también facilitaría que el consumidor español pudiera visibilizar que su consumo tiene un coste oculto en relación con el daño al medioambiente y a los derechos humanos», considera Raúl González, CEO de la marca de moda sostenible Ecodicta —la cual está particpando en una campaña del sector contra Shein—, además de compañero de Gómez en IVA Verde.

Shein
Imagen de la campaña de la moda sostenible europea contra Shein.

Concursos de acreedores

Como en el caso francés, buena parte de la moda española denuncia que Shein pone en peligro la supervivencia de las nuevas marcas. «En las últimas semanas han entrado en concurso de acreedores empresas como Ternua, Hemper y Twin & Chic. Todas ellas nacieron antes de la pandemia con la voluntad de cambiar las cosas, pero están muriendo, y eso es porque es imposible competir en un mercado con precios de dos o tres euros», lamenta la directora de Slow Fashion Next.

«Shein encarna un modelo de sobreproducción masiva y basado en materiales sintéticos fabricados a bajo coste que provoca una huella de carbono descomunal, casi el doble que la de Inditex, según algunos informes», añade, por su parte, González.

El CEO de Ecodicta también apunta al consumo intensivo de agua y energía de la moda ultrarrápida, así como a la promoción de hábitos insostenibles de consumo: «Como es ropa de usar y tirar, estas prendas terminan siendo desechos contaminantes muy pronto, lo cual alimenta la crisis de residuos textiles, sobre todo en el Sur Global, donde acaban muchas de estas prendas como basura textil».

Residuos textiles resultado del consumo insostenible de moda.

Derechos humanos

Otra consecuencia inevitable de la moda ultrarrápida son las violaciones sistemáticas de los derechos humanos y laborales. «Especialmente en países donde falta legislación, en la que vemos jornadas de 18 horas, salarios ínfimos y condiciones de trabajo peligrosas», enumera González.

El representante de IVA Verde menciona otro aspecto menos conocido y que tiene que ver con la inteligencia artificial y la propiedad intelectual: «El algoritmo de Shein potencia la copia sistemática de diseños de pequeñas marcas y creadores independientes, lo cual acaba convirtiéndose en una forma de extractivismo cultural».

Fiscalidad ambiental

Para la directora de Slow Fashion Next es fundamental llevar a la práctica el conocido principio quien contamina paga, habitual en las propuestas de fiscalidad ambiental.

«Los productos que son positivos para el medioambiente tendrían que estar pagando menos impuestos, mientras que los productos que son negativos deberían soportar mayor carga impositiva», insiste Gómez.

«Dicho esto, ojalá que la gente cada vez entienda mejor lo que está pasando porque, sin ese eslabón final, sin ese consumidor concienciado, va a ser tremendamente difícil que consigamos cambiar las cosas», concluye la experta en moda sostenible.