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Pulseras de silicona y sensores de hollín captan las secuelas de incendios forestales en los bomberos

Un trabajo del CSIC refleja esta innovación para proteger la salud de los bomberos forestales en Cataluña

Pulseras de silicona y sensores de hollín monitorean en tiempo real los contaminantes tóxicos que respiran los bomberos

Los datos recogidas muestran la necesidad de implementar otras medidas y cambios en la forma de trabajar de estos profesionales

bomberos forestales
Antonio Quilis
  • Antonio Quilis
  • Periodista especializado en información medioambiental desde hace más de 20 años y ahora director de OKGREEN en OKDIARIO. Anteriormente director de El Mundo Ecológico. Colaborador en temas de medioambiente, ecología y sostenibilidad en Cadena Ser.

Los bomberos forestales luchan los incendios pertrechados con trajes ignífugos, cascos protectores y, desde ahora, realizan su labor con algo más: pulseras de silicona y sensores geolocalizados que cuelgan de sus uniformes como guardianes invisibles.

Estos profesionales que combaten los incendios forestales en Cataluña llevan consigo estos inusuales dispositivos, que son fruto de la investigación científica, que registran cada respiración, cada partícula tóxica que ingresa en sus pulmones.

Mientras avanzan entre las llamas, las pulseras de silicona absorben silenciosamente los contaminantes orgánicos del humo y los sensores de hollín capturan datos en tiempo real sobre la exposición a la que se enfrentan los bomberos forestales.

Vigilancia científica

Este escenario de vigilancia científica es resultado de una investigación liderada por el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC) que ha sido reflejado en un reportaje de Fermín Grodira publicado por la entidad científica.

Durante más de dos años, entre 2022 y 2024, equipos de investigadores han acompañado a los bomberos en el terreno, transformando cada operación de fuego en un laboratorio vivo donde la salud ocupacional se convierte en ciencia rigurosa. Lo que descubrieron fue alarmante y preocupante, ya que se analizó la exposición real de estos profesionales a contaminantes cancerígenos superaba ampliamente lo que se conocía hasta ahora.

Ciencia al servicio de la protección de los bomberos

El equipo científico del CSIC ha desarrollado una metodología pionera para medir la exposición de los bomberos a los contaminantes que libera el fuego. La información, realizada por Grodira desde el CSIC refleja fielmente el contenido del Programa de Ayudas CSIC – Fundación BBVA de Comunicación Científica.

De esta manera se combina tecnología de vanguardia con trabajo de campo exhaustivo. La investigación analiza tanto incendios forestales como quemas prescritas, esos fuegos controlados que los bomberos inician estratégicamente para prevenir catástrofes mayores.

Pulseras de silicona absorbentes

Las pulseras de silicona cambian radicalmente la forma de evaluar la contaminación ocupacional. Estos brazaletes, colocados estratégicamente en los trajes de protección, nunca en las muñecas para evitar la contaminación por sudor, actúan como captores de compuestos orgánicos.

Durante toda la jornada laboral, absorben los contaminantes transportados por el humo, permitiendo análisis posteriores en laboratorio que revelan exactamente a qué está expuesto cada bombero.

El precedente de estas pulseras de silicona se remonta a 2019, cuando investigadores del IDAEA las utilizaron para medir la contaminación atmosférica en atletas durante una competición internacional en Japón.

Ahora, adaptadas al contexto de los incendios, proporcionan datos sin precedentes sobre la exposición laboral. Los sensores de hollín complementan esta metodología mediante detección en tiempo real de partículas ultrafinas, aquellas inferiores a 2,5 micras tan diminutas que penetran hasta los alveolos pulmonares.

Pulseras de silicona bomberos
Pulseras de silicona utilizadas por los bomberos (Foto: Jordina Gili Ciurana -IDAEA-CSIC).

Datos alarmantes para la salud de los bomberos

Los resultados del monitoreo han sido reveladoras y preocupantes. El equipo científico comparó la exposición entre los antorcheros, los trabajadores que inician las quemas con antorchas portátiles, y otros bomberos dedicados al control del fuego.

La diferencia entre los operarios de estas dos tareas fue sorprendente y reveladora: los antorcheros recibían dosis diarias cinco veces superiores de hollín e hidrocarburos aromáticos policíclicos, contaminantes orgánicos generados por la combustión incompleta de la materia orgánica.

En turnos de apenas cuatro horas, los responsables de las antorchas superaban los límites de seguridad establecidos para la exposición a partículas cancerígenas. Este dato por sí solo justifica una revisión urgente de los protocolos de protección ocupacional.

Otros tóxicos que no se analizan todavía

Sin embargo, los científicos advierten que sus mediciones aún no incluyen otros tóxicos como dioxinas y benceno, lo que sugiere que el riesgo real podría ser significativamente mayor de lo documentado.

La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer clasificó en 2023 que la exposición laboral de los bomberos constituye un factor de riesgo cancerígeno.

Esta determinación ha documentado casos de cáncer de vejiga y mesotelio, la membrana que recubre tórax, corazón y órganos reproductivos internos. La investigación del CSIC proporciona ahora evidencia adicional sobre los mecanismos específicos mediante los cuales estos contaminantes dañan el cuerpo humano.

Bomberos apagando un incendio.
Bomberos apagando un incendio.

Efectos a nivel celular y neurológico

El equipo científico ha ido más allá de la simple medición de exposición. En laboratorio, utilizando organoides cerebrales (cultivos celulares complejos que reproducen la respuesta del tejido cerebral humano), expusieron estos sistemas a las sustancias capturadas en los filtros de los trajes de los bomberos.

Los resultados demostraron cambios significativos en los lípidos, moléculas cruciales para la estructura celular y funciones biológicas esenciales. Estos cambios lipídicos tienen implicaciones profundas.

Los lípidos alterados incluyen moléculas con «propiedades imprescindibles para el buen funcionamiento del cerebro y el desarrollo neurológico», según los investigadores. La alteración de su composición podría provocar envejecimiento cerebral prematuro y enfermedades neurodegenerativas a largo plazo. Esta conclusión amplía significativamente la comprensión de los riesgos ocupacionales más allá del cáncer inmediato.

Mascarillas y cambios en cómo trabajar

Los investigadores han formulado recomendaciones específicas basadas en sus hallazgos científicos. El uso de mascarillas FFP2 durante tareas con mayor riesgo de exposición constituye una medida fundamental y urgente. Esta recomendación aplica tanto a los bomberos forestales profesionales como a la población general expuesta durante eventos de incendios cercanos a zonas pobladas.

Tras estos análisis, los expertos sugieren implementar cambios en la organización del trabajo. Los turnos más cortos para los trabajadores más expuestos y la rotación estratégica de roles dentro de los equipos.

Reducir la exposición acumulativa

Unas medidas, ahora respaldadas por datos científicos, que pueden reducir significativamente la exposición acumulativa y representan un cambio paradigmático en la protección de los bomberos.

La innovación de las pulseras de silicona y sensores de hollín ha permitido documentar riesgos ocupacionales reales con precisión científica. Este conocimiento debe traducirse en políticas concretas que protejan la salud de quienes arriesgan sus vidas por combatir los incendios forestales.