Alimentación Plantas comestibles en los bosques

Plantas olvidadas en los bosques: se comen, dan trabajo y previenen los incendios

Un proyecto europeo recupera frutos silvestres como endrinas y bellotas para crear alternativas económicas en zonas rurales despobladas

Crean 30 productos innovadores que generan empleo rural, previenen incendios y salvan la biodiversidad mientras rescatan sabores perdidos

La Universidad de Barcelona lidera una iniciativa que ya ha desarrollado 125 productos gastronómicos y gestiona 280 hectáreas forestales

plantas olvidadas
Antonio Quilis
  • Antonio Quilis
  • Periodista especializado en información medioambiental desde hace más de 20 años y ahora director de OKGREEN en OKDIARIO. Anteriormente director de El Mundo Ecológico. Colaborador en temas de medioambiente, ecología y sostenibilidad en Cadena Ser.

En los bosques españoles crece una despensa de plantas olvidadas, sumidas en una profunda y larga ausencia desde la Guerra Civil, que podría revolucionar la economía rural y combatir los incendios forestales.

Hablamos de endrinas, escaramujos, bellotas, madroños y piñas verdes, unos frutos que alimentaron a generaciones pasadas, y que ahora resurgen ahora como protagonistas de una bioeconomía forestal innovadora.

El proyecto Plantas Olvidadas, liderado por la Universidad de Barcelona y varias cooperativas agroecológicas, está transformando estos recursos abandonados en oportunidades de futuro.

Sabores perdidos durante la guerra civil

Las plantas olvidadas reciben este nombre porque la guerra civil española marcó un antes y un después en su consumo popular. Marc Casabosch, del colectivo Eixarcolant, explica que estos frutos quedaron vinculados «a una etapa de necesidad» que las generaciones posteriores quisieron olvidar.

«Los más mayores han dejado de transmitir estos conocimientos por falta de interés mutuo», señala el investigador que recorre España presentando el proyecto.

Mientras en Italia, Francia o Portugal estos productos siguen presentes en los mercados, en España prácticamente desaparecieron del consumo cotidiano. La paradoja es evidente: preferimos consumir arándanos traídos desde la otra punta del mundo antes que aprovechar las endrinas que crecen en nuestros montes. Esta desconexión con los recursos forestales locales ha contribuido al abandono rural y al aumento del riesgo de incendios.

madroño
Frutos del madroño.

125 productos que nacen en los bosques

El proyecto ha desarrollado ya 125 nuevos productos alimentarios, de los cuales 30 han sido seleccionados para su comercialización piloto. Entre las innovaciones destacan patatas chips con condimento de escaramujo, kétchup de endrinos, bizcochos con harina de bellota y mermelada de tomate con piñas de pino.

También se han creado kombuchas de madroño, helados de bellota, granola de madroño y vinagretas de piñas verdes, demostrando el potencial gastronómico de estos frutos.

Al rescate de las plantas olvidadas

Clara Blasco, coordinadora del proyecto, afirma que «Plantas Olvidadas se articula desde una triple perspectiva: el apoyo a la economía rural, la mejora de la biodiversidad y el incremento de la resiliencia de los bosques».

La iniciativa gestiona actualmente 280 hectáreas en 12 fincas forestales de Cataluña, desde la sierra del Ebro hasta el Prepirineo, buscando una despensa natural que resuelva varios problemas a la vez.

En las Islas Baleares ya se explora la viabilidad de crear y comercializar estos nuevos alimentos, sumándose a otras provincias en el territorio español, como son Soria, Orense, Navarra y Teruel.

endrinas salvajes

Bosques que generan empleo y previenen incendios

El abandono de pastos y cultivos en el último siglo ha provocado un aumento descontrolado de la vegetación forestal en España. Esta situación, combinada con el cambio climático, ha multiplicado el riesgo de incendios forestales devastadores cada verano. La gestión activa de los bosques para aprovechar estos frutos silvestres reduce la biomasa combustible y crea cortafuegos naturales.

Beatriz de Torre, ingeniera de montes de la cooperativa Agresta, explica que «la gestión forestal es muy cara, por eso queremos valorizar los recursos del bosque». Al crear valor económico en estos productos, se genera empleo local y se incentiva el mantenimiento de los montes. Las cabezas de ovino en provincias como Soria han caído un 47% en 13 años, dejando los montes sin el control natural del pastoreo.

Pastoreo

Un modelo contra el cambio climático

La Fundación Biodiversidad destaca que el proyecto responde a los efectos negativos de una gestión forestal deficiente: pérdida de biodiversidad, riesgo de incendios y despoblación rural.

Las cinco especies seleccionadas son abundantes en los sistemas forestales españoles más amenazados por el cambio climático. Cada especie requiere técnicas específicas de recolección y procesamiento que el proyecto está documentando para facilitar su replicación.

Viabilidad económica

El reto principal es la viabilidad económica: «Si hacer un helado de escaramujo cuesta tres veces más que con arándanos, tenemos un problema», reconoce Casabosch.

Por eso se está estudiando minuciosamente cuánto cuesta extraer y procesar cada fruto para ajustar la relación coste-beneficio. El proyecto contempla acciones divulgativas en nueve provincias españolas para transferir el conocimiento a productores, hosteleros y propietarios forestales.

Plantas olvidadas

Iniciativas perdurables

Financiado con fondos NextGenerationEU a través del Plan de Recuperación, el proyecto culmina en diciembre de 2025. Sin embargo, su objetivo es crear iniciativas perdurables que transformen la gestión forestal española hacia un modelo más sostenible y rentable.

Las plantas olvidadas demuestran que los bosques pueden ser mucho más que madera y setas: son despensas vivas capaces de generar bioeconomía, conservar biodiversidad y proteger del fuego.