Europa aprueba definitivamente la Ley de Restauración de Naturaleza con los agricultores en contra
COAG pide interlocución a MITECO para aplicar la Ley de Restauración de la Naturaleza y ASAJA "vigilará" su aplicación
Las organizaciones ecologistas celebran la puesta en marcha de una ley "vital para afrontar las grandes crisis ambientales actuales"
La Unión Europea ha aprobado definitivamente, en el último minuto y tras muchos momentos de tensión, la primera Ley de Restauración de la Naturaleza, un trámite final que sale adelante tras las elecciones europeas sin el nuevo parlamento conformado y que ha contado con el rechazo de los agricultores.
Dos organizaciones agrarias han vuelto a poner en cuarentena este acuerdo pidiendo diálogo y vigilancia sobre la aplicación de la norma. Por su parte, la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) ha pedido interlocución al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) para diseñar un plan estratégico para su aplicación.
Estados ganadistas o ambientalistas
Desde la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (ASAJA), han comentado que «ahora hay que estar muy vigilantes a la aplicación que harán los otros miembros» de la UE.
«Si cada Estado miembro tiene un plan diferente, esto producirá una situación difícil porque habrá Estados más ganadistas y Estados más ambientalistas», ha apuntado en declaraciones a Europa Press el director de la oficina de ASAJA Bruselas, José María Castilla.
Por su parte, las organizaciones ecologistas celebran la aprobación definitiva del Reglamento de Restauración de la Naturaleza de la Unión Europea, que consideran como «vital para afrontar las grandes crisis ambientales actuales».
Tramitación complicada
Se trata de la primera normativa de la historia de la Unión que obliga a los Estados miembros a ir un paso más allá en la protección de la naturaleza, ya que se insta a restaurarla, pero que ha centrado el debate ideológico y social, sobre todo en el sector agrícola, durante los últimos meses.
Una tramitación que ha sido complicada y que hasta el último instante ha sufrido cambios de posturas por distintos países europeos. Todo ello en las últimas horas previas a la votación, tras cerrar un expediente que casi tumba Hungría y que ha terminado salvando Austria en la víspera de la votación de este lunes.
Viena cambió su voto negativo a un «sí» que ha permitido que el Consejo de la UE alcance por la mínima la mayoría cualificada necesaria: un 66,07 % de la población de la UE, justo por encima del 65 % requerido.
El reglamento estaba ya negociado y pactado entre los propios Estados, y también con el Parlamento Europeo, que lo aprobó el pasado febrero en sesión plenaria.
Cambio austriaco
Ahora, el nuevo giro de guion lo protagonizó la ministra austríaca de Medioambiente, la ecologista Leonore Gewessler, quien ha inclinado la balanza a favor de la biodiversidad al interpretar está legalmente habilitada para apoyar el texto debido a un cambio de equilibrios a nivel federal en su país. Esta decisión está creando una crisis interna en su propio gobierno nacional.
El reglamento se ha adoptado con los votos a favor de Bulgaria, República Checa, Dinamarca, Alemania, Estonia, Irlanda, Grecia, España, Francia Croacia, Chipre, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Malta, Austria, Portugal, Rumanía, Eslovenia, Eslovaquia, el voto en contra de Italia, Hungría, Países Bajos, Polonia, Finlandia y Suecia y la abstención de Bélgica.
«Dejemos atrás nuestra ideología y vamos a trabajar juntos», dijo el comisario europeo de Medioambiente, Virginijus Sinkevicius, quien había calificado el atasco como «preocupante» para la credibilidad de los estamentos comunitarios, críticas a las que se sumaron países como Grecia, Alemania o Dinamarca, y que la titular española, Teresa Ribera, calificó como una «película de terror» institucional.
«Esta es la decisión correcta y lo que los ciudadanos, los científicos y la industria seguían pidiendo. Todavía estamos en camino de revertir la pérdida de biodiversidad, comencemos ahora a trabajar juntos y demostremos que la UE sigue liderando el camino», ha destacado Sinkevicius.
Recuperar el 20% de los ecosistemas
La Comisión Europea presentó en junio de 2022 la Ley de Restauración de la Naturaleza para reparar al menos el 20 % de los ecosistemas degradados en 2030 y todos ellos para mitad de siglo, incluidas las tierras de cultivo. Una decisión que afecta directamente a Doñana y al Mar Menor en España.
El objetivo es acompasar la legislación comunitaria con los acuerdos sobre biodiversidad de Naciones Unidas, instaurando acciones muy ambiciosas como la recuperación del 20% de los ecosistemas terrestres y marinos de la UE para 2030, y la restauración total de los ecosistemas degradados para 2050.
Además, se plantea la eliminación de barreras y la mejora de la conectividad hidráulica en al menos 25.000 kilómetros de ríos, la reversión del declive de las poblaciones y diversidad de polinizadores, y la restauración de ecosistemas forestales y urbanos.
El reglamento también incorpora objetivos de mejora en diversos indicadores ecológicos de los ecosistemas agrícolas y medidas para promover la restauración marina mediante una gestión pesquera adecuada.
Biodiversidad y plaguicidas
Además, se impulsa el favorecer el aumento global de la biodiversidad y tendencia positiva para las mariposas de pradera, las aves de medios agrarios, el carbono orgánico en los suelos minerales de las tierras cultivadas y los elementos paisajísticos de gran diversidad en las tierras agrícolas.
En cuanto a los plaguicidas, el texto original reflejaba la reducción del 50 % de los químicos en un 50% la utilización de los plaguicidas químicos de aquí a 2030, algo que ha quedado en un cajón tras la marcha atrás de la Unión Europea.
Martin Dermine, principal representante de la Iniciativa Ciudadana Europea, ha declarado que esta ley debería ir acompañada de «una reducción urgente del uso de pesticidas, un problema que aún no se ha abordado».
Delirio europeo
Los agricultores y pescadores calificaron la Ley de Restauración de la Naturaleza como «el último delirio de la UE», ya que implicaría la pérdida de numerosas tierras de cultivo y de caladeros y una pérdida de ingresos.
Desde ASAJA, se lamentaron que para los agricultores la Ley de Restauración de la Naturaleza «amenaza la soberanía alimentaria y la asequibilidad de los precios. No podemos permitir que sacrifiquen nuestros campos y la economía rural».
Además, la UE pretende que el coste de aplicar todas estas medidas salga de los propios fondos de la PAC, con lo que las ayudas que perciben los ya castigados agricultores se verían drásticamente reducidas.
Un coste para agricultores
Para los agricultores la Ley Restauración Naturaleza se hace sin contar con el coste de aplicar las reformas, algo que Europa ya admite que supondrá una pérdida de ingresos para agricultores y pescadores y obliga a los agricultores y pescadores a pagar de su propio bolsillo las políticas de la estrategia Del campo a la mesa.
De aquí a 2030, en prácticamente cinco años, los agricultores y pescadores tendrán que reconfigurar por completo su producción y sus costes.
Desde ASAJA indican que esta ley «nace sin un presupuesto» y ha recordado que «aunque se rectificó en el Parlamento Europeo, hubo una enmienda que decía que este (dinero) debía salir de la propia PAC».
Injusto para los ganaderos
A su juicio, sería «tremendamente injusto que fueran los ganaderos los que tuviesen que pagar esta transición». En líneas generales, ha opinado que la norma tiene «muchas incertidumbres que no han sido resueltas y que van a superar un dolor de cabeza tanto los Estados miembros a la hora de aplicar como, por supuesto, el sector agropecuario».
España recibirá 47.724 millones de euros entre 2023 y 2027 para la PAC en 2023, el importe total ascendió a 4.875 millones de euros a repartir entre 650.000 agricultores que pueden presentar su solicitud para recibir las ayudas, según las cifras del propio Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
La Comisión Europea mantiene que «la restauración consiste en vivir y producir en armonía con la naturaleza, recuperando más biodiversidad en todas partes, incluso en las zonas en las que se desarrolla la actividad económica, como los bosques gestionados, las tierras agrícolas y las ciudades».