Alquiler Eficiencia energética

Éstas son las ocho barreras energéticas que te impedirán vender o alquilar tu casa muy pronto

Ocho perfiles de vivienda que podrían quedarse fuera del mercado de compraventas y alquiler si no mejoran su eficiencia energética

La importancia de ponerte al día con el Certificado de Eficiencia Energética

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Antonio Quilis
  • Antonio Quilis
  • Periodista especializado en información medioambiental desde hace más de 20 años y ahora director de OKGREEN en OKDIARIO. Anteriormente director de El Mundo Ecológico. Colaborador en temas de medioambiente, ecología y sostenibilidad en Cadena Ser.

El parque de viviendas en España está envejeciendo, con una edad media de 43.5 años para las viviendas usadas, según el Observatorio Inmobiliario, una mayoría de hogares que presentan multitud de barreras energéticas.

Esto significa que una gran proporción de las viviendas en España son antiguas y necesitan reformas, especialmente en términos de eficiencia energética y seguridad estructural.

Este envejecimiento es preocupante en términos de eficiencia energética, ya que, a partir de 2030, no podrán venderse ni arrendarse inmuebles con un Certificado de Eficiencia Energética (CEE) inferior a la letra E, y, desde 2033, esta restricción se ampliará a la letra D.

Y es que estas fechas ya están a la vuelta de la esquina y la presencia, o no, de estas barreras energéticas decidirán el corte a la hora de poder vender o alquilar tu vivienda. Todo porque los objetivos climáticos marcados desde la Unión Europea determinarán las nuevas restricciones en la comercialización y alquiler de inmuebles en función de su nivel de eficiencia energética.

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Desafío energético

Estas medidas, enmarcadas en el Pacto Verde Europeo, dejarán fuera del mercado a los inmuebles con calificaciones F y G. Un desafío que ya está impactando en el mercado, ya que el CEE es obligatorio en cualquier operación de compraventa o alquiler, y una mala calificación energética puede limitar la comercialización, suponer una rebaja inmediata en el precio o, incluso, bloquear la operación.

En España, este reto de las barreras energéticas adquiere una dimensión crítica. Según datos del Ministerio para la Transición Ecológica, la mayoría del parque residencial cuenta con calificaciones energéticas bajas, especialmente E, F o G.

Una afirmación que pone en evidencia la magnitud del problema y la necesidad de pasar del diagnóstico a la acción. Sobre todo, teniendo en cuenta que el último trimestre del año, junto con el segundo, suele concentrar el mayor volumen de compraventas de vivienda en España, según las cifras de operaciones inmobiliarias registradas por el Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible.

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Estado energético de las viviendas

Esta situación hará que muchos propietarios deberán revisar el estado energético de sus inmuebles y valorar las actuaciones de rehabilitación que les permitan mantener su vivienda dentro del mercado.

Para ayudarlos a comprender qué tipo de activos están en riesgo (incluso ahora), los expertos de Sto Ibérica dan las pistas y ponen sobre la mesa las principales claves a tener en cuenta para estar preparados y eliminar las barreras energéticas.

Para que no te pille desprevenido, estos expertos desgranan los ocho tipos de viviendas que tienen barreras en cuanto a la certificación energética, un punto sobre el que el 80% de los españoles desconoce la directiva de eficiencia energética en los edificios.

Fecha de construcción

Y es que la edad de la vivienda, su fecha de construcción, ya es una de las principales barreras a la hora de realizar una operación inmobiliaria, por lo que hay que estar atento a las viviendas construidas antes de 1980, o con más de 40 años, y sin reformas energéticas previas.

Un estudio reciente del Consejo General de Colegios de Administradores de Fincas (CGCAFE) revela que el 42,7% de las viviendas se construyeron antes de 1980, es decir, antes de que se implantase la Norma Básica de la Edificación NBE-CT-79, que obligaba a la colocación de aislamiento en paredes y muros.

De hecho, la Federación Nacional de Asociaciones Inmobiliarias (FAI) sitúa la edad media de los inmuebles en más de 43 años. Estas viviendas parten, en muchos casos, de una calificación F o G, por lo que la primera señal de alarma será esta antigüedad estructural, especialmente si no han sido objeto de reformas energéticas desde su edificación.

Facturas energéticas

Además de la antigüedad de la vivienda, también hay que fijarse en las facturas energéticas, en el consumo. Las viviendas con un elevado gasto en calefacción y refrigeración, con unas facturas de energía desproporcionadas, son una de las señales más claras de que una vivienda está perdiendo valor por su eficiencia energética.

Cuando calentar o enfriar una casa cuesta mucho más de lo normal, es síntoma de un aislamiento deficiente, entre otras cuestiones, y ese gasto constante no solo vacío el bolsillo, sino que también refleja una calificación energética baja que penaliza cualquier operación de venta o alquiler.

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Ojos con las humedades

Aparejada a la edad de la vivienda o edificio se añade otra variable: los signos claros como la humedad en paredes, moho, condensaciones o sensación constante de malestar térmico.

Estos problemas afectan tanto al bienestar como al estado de conservación del inmueble, y están directamente relacionados con la falta de aislamiento térmico, con una ventilación deficiente o con infiltraciones. Su presencia es un indicador directo de una calificación energética muy baja y una menor competitividad en el mercado.

Medidas contra el calor

Propiedades en zonas cálidas sin medidas contra el sobrecalentamiento. El aumento de las temperaturas y las olas de calor ha puesto en evidencia las limitaciones de muchas viviendas del sur y centro de España.

Sin aislamiento, revocos adecuados (colores claros, por ejemplo), protecciones solares o estrategias pasivas de control térmico, estas viviendas presentan una alta demanda de refrigeración y un bajo rendimiento energético. Este sobreconsumo afecta al confort en verano y empeora la calificación energética del inmueble.

Envolventes, una barrera necesaria

Ojo con las viviendas sin actuación en la envolvente en fachadas, cubiertas y medianeras. Es otro de los factores concretos en los que la eficiencia energética juega un papel clave.

Es una de las condiciones que ningún inmueble con buena calificación va a dejar pasar por alto, la envolvente del edificio sigue siendo una de las principales barreras para mejorar la eficiencia energética.

Muchas viviendas continúan sin aislamiento en fachada, cubierta o medianeras, lo que genera una demanda energética excesiva, incluso si ya se han cambiado ventanas u otros sistemas térmicos.

En estos casos, actuar sobre la envolvente es imprescindible para llegar a la calificación requerida: soluciones como los sistemas de aislamiento térmico exterior (SATE) o las fachadas ventiladas permiten reducir la pérdida energética hasta en un 30%, según datos del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía, y conseguir mejoras de varias letras. Este tipo de intervención es clave para edificios que parten de una F o una G.

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Carpintería y acristalamiento

Las viviendas con carpinterías antiguas y acristalamientos simples son muy comunes en muchos inmuebles construidos hasta bien entrados los años noventa. En ellas siguen instaladas ventanas de aluminio sin rotura de puente térmico, con vidrio simple o mal selladas.

Esta configuración puede provocar pérdidas de energía de hasta un 30%, según la Organización de Consumidores y Usuarios, y puede afectar al confort interior y lastrar la calificación energética del inmueble.

Sustituir estas carpinterías por modelos con mejores prestaciones térmicas, con rotura de puente térmico, doble o triple acristalamiento y un sellado profesional, permite una mejora significativa en la eficiencia y se convierte en una de las intervenciones más inmediatas y visibles, especialmente cuando forma parte de una actuación global.

También los electromésticos

Aunque parezca raro, los equipos térmicos y los electrodomésticos obsoletos también pesan en la calificación energética. Hablamos de las calderas de gasóleo, calentadores atmosféricos o sistemas de climatización con más de 20 años de antigüedad siguen presentes en millas de viviendas en España.

Estos equipos, con rendimientos muy por debajo de los estándares actuales, disparan la demanda de energía primaria y dificultan seriamente la mejora de la calificación energética.

A esto se suman los electrodomésticos sin etiquetado eficiente (etiqueta A o superior), que también incrementa el consumo global del inmueble. Sustituir estos sistemas por alternativas modernas, como aerotermia, bombas de calor, calderas de condensación y electrodomésticos eficientes, permite reducir el gasto, mejorar el confort térmico y escalar posiciones en el CEE de forma directa.

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Indicadores extra

Otras barreras energéticas clave, que también marcan la diferencia, más allá de los sistemas visibles o estructurales, son los recursos que también actúan como indicadores indirectos de ineficiencia si no están presentes.

La ausencia de energías renovables (como paneles solares), de protección solar exterior (toldos, lamas, voladizos), de sistemas de ventilación con recuperación de calor o de dispositivos de control y regulación automatizados, reducen el rendimiento energético global de la vivienda.

Tampoco debe pasarse por alto la falta de sistemas de ahorro de agua, como griferías termostáticas, aireadores o cisternas de doble descarga. En conjunto, estos elementos pueden marcar la diferencia entre cumplir o no con los umbrales de eficiencia exigidos por la normativa europea y el mercado actual y poder alquilar o vender tu vivienda en el futuro.