Desarrollan en España envases comestibles que consumirás junto con todo su contenido
El proyecto PrevencPack, liderado por AINIA ha desarrollado tres soluciones innovadoras que contribuirán a reducir el impacto medioambiental de los envases
Un doble desafío se está desarrollando en Valencia para sacar partido al desperdicio alimentario y en el desarrollo de envases comestibles, con un denominador común, los residuos de la industria alimentaria, consiguiendo una pirueta innovadora en la economía circular.
En este contexto, se está investigando y desarrollado el reducir el impacto ambiental de los envases convencionales y minimizar el desperdicio alimentario como uno de los grandes desafíos actuales de la industria alimentaria.
Tres soluciones innovadoras
Para abordar esta problemática, el proyecto PrevencPack, desarrollado por AINIA en colaboración con varias empresas, se ha centrado en el desarrollo de tres soluciones innovadoras que te sorprenderán.
Las tres patas de esta búsqueda se centran en recubrimientos comestibles para alimentos, los envases comestibles y los recubrimientos para envases de cartón, todo ello para aumentar la sostenibilidad de los productos, tanto frescos como de los envases gracias al empleo de residuos alimentarios.
Recubrimientos comestibles
Los recubrimientos comestibles son capas finas de materiales naturales que, aplicadas sobre alimentos, pueden prolongar la vida útil de las frutas y hortalizas para mantener su calidad durante más tiempo.
AINIA muestra cómo se sumergen unas fresas en esta solución que protege el fruto para lograr una conservación más prolongada y evitar el desperdicio alimentario.
En este proyecto se ha trabajado aplicando biopolímeros naturales en fresas, porque presentan mayor sensibilidad a ataques fúngicos y en champiñones, por sus problemas de oxidaciones o pérdidas de humedad.
La aplicación de biopolímeros naturales ha conseguido retrasar la maduración, reducir la tasa de respiración y minimizar la pérdida de peso en estas frutas y hortalizas.
Envases comestibles
Una de las soluciones más llamativas es la de los envases que te podrás comer junto con su contenido, son los envases comestibles que significan la panacea del residuo cero postconsumo.
Desarrollados a partir de residuos agroalimentarios que ofrecen una solución innovadora para la sostenibilidad. Estos envases, además de ser biodegradables, pueden consumirse junto con el alimento, eliminando completamente los residuos.
De este modo, PrevencPack ha desarrollado envases comestibles termosellables que son aplicables en el envasado de alimentos de baja humedad.
Su producción a partir de subproductos agroindustriales supone una utilización eficiente de recursos renovables, contribuyendo a la economía circular y a la reducción de residuos plásticos.
Envases de cartón
Los envases de cartón, especialmente aquellos utilizados para frutas y hortalizas, requieren protección adicional contra la humedad. En el marco del proyecto PrevencPack, se han desarrollado recubrimientos para envases de cartón.
Estos recubrimientos, basados en alginatos aplicados sobre sustratos celulósicos, mejoran la barrera contra el vapor de agua hasta en un 35%, lo que preserva la integridad del envase y la frescura del contenido.
Investigación valenciana
Este proyecto cuenta con el apoyo de la Consejería de Innovación, Industria, Comercio y Turismo de la Generalitat Valenciana, a través del IVACE, y está financiado por la Unión Europea, a través del Programa FEDER Comunitat Valenciana 2021-2027.
AINIA es un centro tecnológico con más de 35 años de experiencia en el impulso de la competitividad de las empresas a través de la innovación. Es uno de los centros tecnológicos europeos con mayor base social empresarial, con 800 empresas asociadas y más de 1.600 clientes, que tiene su sede central en Valencia.
Desperdicio alimentario
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el desperdicio de alimentos se refiere a la disminución en la cantidad o calidad de los alimentos como resultado de las decisiones y acciones de los minoristas, proveedores de servicios alimentarios y consumidores (SOFA, 2019).
Una menor pérdida y desperdicio de alimentos conduciría a un uso más eficiente de la tierra y una mejor gestión de los recursos hídricos, lo que tendría un efecto positivo en los medios de vida y en la lucha contra el cambio climático.