El crimen organizado se fija en las renovables: los robos causan costes millonarios
Los delitos en parques solares y eólicos aumentan un 66%, con mafias profesionales que operan
España acelera su transición energética, pero las renovables enfrentan amenaza criminal creciente
    
España vive un momento histórico en su apuesta por las energías limpias con la cada vez más habitual estampa de parques solares y eólicos que aparecen por toda la geografía nacional.
Detrás de este impulso de energías verdes ha aparecido una nueva y preocupante actividad basada en el crimen organizado, que ha puesto sus ojos en las renovables con la aparición de robos.
Un reciente estudio de BauWatch revela que el 66% de los profesionales del sector han detectado un aumento significativo de los robos en proyectos de energías renovables durante el último año. Los delincuentes actúan con mayor coordinación, profesionalización y sofisticación que nunca. No se trata de hurtos ocasionales.
Delitos en instalaciones renovables
Las cifras dibujan un panorama preocupante para la transición energética española. El 61% de los encuestados confirma que los delitos en instalaciones renovables se han vuelto más complejos, con redes criminales bien organizadas, operaciones coordinadas e incluso participación de personal interno. Esta evolución del crimen amenaza la viabilidad de miles de millones de euros en inversiones verdes.

La profesionalización del delito
Los robos en instalaciones de renovables, en parques solares y eólicos ya no son obra de aficionados. El 78% de los profesionales considera que los crímenes fueron cometidos por autores con cierto nivel de profesionalismo, siendo un 26% muy profesional y un 52% algo profesional. Las bandas actúan con conocimiento técnico, identificando los componentes más valiosos y vulnerables.
El cableado de cobre encabeza la lista de objetivos. Los paneles solares, los transformadores y el combustible de maquinaria también son blancos recurrentes. El 40% de las empresas sufre robos cada pocos meses, mientras que el 15% los padece mensualmente. Estos ataques sistemáticos no sólo generan pérdidas económicas directas.
Las consecuencias van mucho más allá del valor material sustraído. El 53% de las empresas menciona la necesidad de sustituir materiales, el 40% reporta retrasos en los proyectos y el 25% enfrenta sobrecostes significativos. La cadena de efectos pone en riesgo los plazos de entrega y la confianza de los inversores en el sector renovable.
El caso de los trenes: un precedente alarmante
Esta oleada criminal en las renovables recuerda a los polémicos robos de cobre en las líneas ferroviarias españolas. En 2024, las Fuerzas de Seguridad registraron 4.433 robos de cableado de cobre y materiales conductores en toda España, un incremento del 87% respecto a 2019. Castilla-La Mancha lideró las estadísticas con 799 casos.
El incidente más grave ocurrió en mayo de 2025, cuando el robo de cable en cinco puntos de la línea Madrid-Sevilla paralizó la circulación del AVE. Más de 10.700 pasajeros y 30 trenes se vieron afectados por un delito que reportó apenas 1.000 euros a los delincuentes, pero causó daños millonarios a la infraestructura y un caos generalizado.
Los ladrones cortaron cables de los sistemas de seguridad y control en un radio de 10 kilómetros. La Guardia Civil detuvo a dos hombres, pero el precedente quedó marcado: las infraestructuras energéticas y de transporte son vulnerables a ataques coordinados que buscan el beneficio rápido del mercado negro del cobre.

Soluciones tecnológicas contra el crimen
Ante esta escalada delictiva, las empresas del sector renovable están reforzando sus estrategias de seguridad. Más de la mitad planea aumentar su inversión en protección durante los próximos 12 meses. Las soluciones pasan por la tecnología, la prevención inteligente y el control de accesos riguroso en las instalaciones.
BauWatch ha protegido con éxito más de 40.000 proyectos mediante tecnología de videovigilancia con inteligencia artificial, torres de vigilancia móviles y centros de control certificados que operan 24/7.
«Los datos muestran una realidad clara: la seguridad no puede dejarse para el final. Proteger las infraestructuras energéticas es clave para avanzar en la transición verde sin poner en riesgo personas, recursos ni calendarios», afirma Ignacio González, director general de BauWatch España que añade que la prevención debe integrarse desde la fase estratégica del proyecto.
La estacionalidad del delito
Los delitos en instalaciones renovables muestran patrones estacionales preocupantes. El 67% de los profesionales detecta más robos durante el otoño y el invierno, cuando las condiciones climáticas dificultan la vigilancia y las horas de oscuridad se prolongan. Los emplazamientos remotos son especialmente vulnerables: el 44% reporta que los incidentes más graves ocurrieron en ubicaciones aisladas.
Las pérdidas económicas varían según la magnitud del ataque. El 42% estima pérdidas entre 2.000 y 10.000 euros por incidente, pero el 15% reporta robos superiores a 50.000 euros. Estas cifras no incluyen los costes indirectos de paralización de obras, retrasos contractuales y daños reputacionales para las empresas afectadas.
Especialmente preocupante resulta el fenómeno de la «protección» forzada. El 38% de los profesionales ha sido contactado por individuos o grupos que ofrecían servicios de seguridad para evitar robos, y el 11% admite haber pagado. Esta práctica recuerda al modus operandi de organizaciones criminales que extorsionan a empresas bajo amenaza de sabotajes y robos continuos.
Cultura preventiva: el gran desafío
A pesar de la gravedad del problema, la cultura de seguridad en el sector renovable aún tiene margen de mejora. Casi la mitad de los profesionales —el 46%— reconoce que la seguridad ha sido sólo una prioridad media en sus proyectos, y un 10% la considera baja. Esta falta de previsión contrasta con la sofisticación creciente del crimen organizado.
El 44% de los encuestados considera que la seguridad debería planificarse desde la fase estratégica del proyecto, durante el presupuesto o la licitación. Sin embargo, más de la mitad menciona como causas principales de los robos la subestimación de los riesgos y la asunción de «riesgos calculados» que después resultan costosos.
La experiencia demuestra que invertir en seguridad desde el inicio es más rentable que afrontar las consecuencias de un robo. Los retrasos en la ejecución pueden comprometer plazos de conexión a red, generar penalizaciones contractuales y erosionar la confianza de inversores y financiadores en un momento crítico para el desarrollo de las energías renovables en España.

El futuro de la seguridad en renovables
Las empresas están respondiendo al desafío criminal con medidas concretas. Muchas planean invertir en nuevos sistemas de vigilancia que combinan cámaras con análisis de inteligencia artificial capaces de detectar intrusiones en tiempo real. Los controles de acceso biométricos y las torres de vigilancia móviles se están convirtiendo en estándares del sector.
La coordinación con las Fuerzas de Seguridad también se intensifica. El plan especial de prevención del robo de cobre que mantienen activo la Guardia Civil y la Policía Nacional incluye censos de industrias, mapas de zonas afectadas y supervisión de operaciones de compraventa. La identificación de la procedencia del cobre vendido es clave para cerrar el mercado negro.
El sector renovable español se encuentra en una encrucijada. Por un lado, debe acelerar el despliegue de nuevos proyectos para cumplir los objetivos climáticos. Por otro, debe garantizar que estas instalaciones estén protegidas contra el crimen organizado. La seguridad no es un lujo, sino una inversión necesaria para mantener el ritmo de la transición energética sin contratiempos.
Las conclusiones ante el aumento de robos en las renovables son la necesidad de invertir en la protección desde el primer día. Sólo así España podrá alcanzar sus ambiciosos objetivos de descarbonización sin que el crimen organizado ponga en jaque miles de millones de euros en inversiones verdes. La batalla por las energías limpias también se libra contra quienes ven en ellas una oportunidad criminal.