Llena de agua: así se ve la marisma de Doñana desde el espacio a causa de las intensas lluvias
Una imagen satelital muestra "una inundación generalizada" de la marisma de Doñana
Desde la Estación Biológica de Doñana advierten que, a pesar de la gran lámina de agua que tiene, es poco profunda


La imagen del 11 de marzo del satélite Sentinel-2 muestra «una inundación generalizada de la marisma» en Doñana, que «ha aumentado en los días posteriores», ya que se aprecia que todos los lucios, marisma baja y caños «aparecen inundados con una lámina de agua que en algunos puntos ha alcanzado el metro de profundidad».
Así lo ha destacado el Espacio Natural de Doñana (END) en sus perfiles de redes sociales que, aunque está resultando «difícil» obtener imágenes claras de la situación de la marisma, debido a la persistencia de la nubosidad, la imagen del 11 de marzo del satélite Sentinel-2 ha captado una ventana «muy oportuna de la práctica totalidad del parque nacional».
Desde la Estación Biológica de Doñana – CSIC, su director, Eloy Revilla, destaca que «la lluvia que hemos tenido en otoño, este invierno y en este primer mes de primavera meteorológica están viniendo estupendamente bien a Doñana y a toda la comarca».
Recuperación de la marisma de Doñana
El director de la Estación Biológica apunta que «en Doñana tenemos una recuperación de las marismas que están inundadas ahora mismo. La vegetación está recuperándose también y esperemos que el efecto en el acuífero que tardará más en notarse».
En este sentido, la END ha señalado que el pluviómetro de referencia, en la Estación Agroclimática del Ifapa, situado al norte de El Rocío, «se han recogido casi 545 litros por metros cuadrados», aunque otras estaciones del Parque Nacional «han superado los 700 litros por metro cuadrado», y la situada al noroeste del caño Guadiamar, en el término de Aznalcázar registra «apenas 440 litros por metro cuadrado», por lo que «las diferencias entre zonas son significativas».
No obstante, en la imagen satélite se puede observar que todos los lucios, marisma baja y caños «aparecen inundados con una lámina de agua que en algunos puntos ha alcanzado el metro de profundidad».
Rosario de lagunas
Además, la entidad destaca «la anchura del Caño Guadiamar al norte del muro de la FAO, la continuidad de la masa de agua desde la madre y toda la marisma de Hinojos hasta Juncabalejo; la conexión de la mayoría de los grandes lucios del sur; el Caño Travieso en Entremuros, aunque no se aprecia en la imagen, también está aportando un importante volumen de agua a la marisma de Doñana».
Por otro lado, en cuanto a las lagunas peridunares «han incrementado mucho su nivel», destacando que en Laguna Dulce «los niveles marcan casi 1,30 metros de profundidad», pero en Santa Olalla «incluso más».
La imagen sacada el día 16 de marzo del sector occidental del Parque Natural muestra también «el rosario de lagunas que se han llenado con este episodio de lluvias, otorgando a este sector un aspecto que no tenía desde hace casi 15 años». Algunos datos disponibles de los aportes de agua de La Rocina a la Marisma en este episodio de lluvias muestran «volúmenes de casi 50 hectómetros cúbicos».
Campaña de reproducción
Desde Doñana, Eloy Revilla explica que «el hecho de que tengamos la marisma con una buena inundación va a permitir en estas fecha que se inicie una campaña de reproducción, en cuanto se calme un poco el tiempo y llegue el calor, de las aves acuáticas que pasan aquí la primavera y el inicio del verano»
Revilla en declaraciones a Radio Nacional, mantiene la esperanza de que la reproducción de las aves «sea buena, que sea más acorde a la normalidad en comparación con las que hemos tenido los años anteriores, en las que la falta de agua ha impedido la reproducción mayoritariamente a las aves acuáticas de cara al acuífero».
«Hay que tener en cuenta también que la reproducción, si es buena, va a permitir que haya más individuos, así el riesgo de desaparición de algunas especies va a ser menor también», añade.
Mejora de la vegetación
En cuanto a la bondad de estos aportes de agua, señala que «gracias a estas lluvias la vegetación va a entrar en verano en un mejor estado fisiológico. Van a aguantar mejor los árboles, sobre todo, que son los que más han sufrido estos años porque ha habido una gran mortalidad».
En cuanto al futuro de esta zona protegida, el director concluye que «Doñana está en una zona mediterránea y eso hace que tengamos esos contrastes entre veranos muy secos e inviernos que tengan agua. Es parte de la dinámica del sistema y lo que es importante es que tengamos una sucesión de años que sean razonablemente húmedos para permitir que se recupere medianamente».
Balance de precipitaciones
Precisamente, el pasado 6 de febrero, la cuenta de Instagram de la Estación Biológica de Doñana hacía el balance de las precipitaciones y su efecto en este espacio húmedo.
De este modo informaba que en total fueron 300 mm de precipitaciones en cuanto a la cantidad recogida desde septiembre en la estación manual del Palacio de Doñana, en pleno corazón del Parque Nacional de Doñana.
«Esta cifra supera la media de los últimos diez años, pero se encuentra entre los valores promedio de un invierno en Doñana». Sin embargo, advertían desde la publicación que, en la actualidad, «la lámina de agua de la marisma es extensa, con alrededor de 16.000 hectáreas inundadas, aunque poco profunda para lo que es habitual en estas fechas».
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Más lámina de agua pero poco profunda
En concreto, las zonas inundadas eran en esa fecha principalmente la zona Norte y centro de la marisma de Hinojos (marisma Gallega) y Aznalcázar (marismas del Travieso). Sin embargo, aunque extensa, «la lámina sigue siendo poco profunda», por debajo de lo habitual para estas fechas», indicaban desde la estación biológica.
En esas fechas, hace mes y medio, a pesar de que las lluvias registradas hasta entonces se aproximan a la media de la última década, seguían siendo insuficientes. «Esto se debe a un gran déficit hídrico, lo que impide que la marisma se inunde hasta el nivel promedio habitual del invierno», explicaban desde Doñana.
Para que se vuelva a restituir el normal funcionamiento de los ecosistemas, tendría que haber un superávit muy grande, es decir, una sucesión de años húmedos por encima de la media, así como reducir las extracciones del acuífero, actualmente sobreexplotado, concluían en esta publicación de principios de febrero, un argumento muy parecido al que esgrime en la actualidad el director de la estación.