Range Rover Sport SVR: un ‘chute’ que le sienta muy bien
Con la costumbre que han cogido de unos años a esta parte los constructores alemanes de crear SUVs cada vez más grandes y potentes, Land Rover tiene cada vez más rivales a los que enfrentarse. Y rivales de cuidado. Porque si hoy os vamos a hablar de una versión muy especial del Ranger Rover Sport SVR, debes saber que se va a pelear contra ‘miuras’ de la talla del Mercedes GLE 63 AMG o el BMW X6 M. Palabras mayores, amigos.
De hecho, si nos fijamos en los dos SUVs nombrados, estamos ante dos ejemplos que superan en potencia la cifra de la versión del Range Rover Sport SVR. Mientras que ésta homologa unos impresionantes 550 CV, sus vecinos germanos se elevan hasta 575 CV en el caso del BMW y 585 CV en el caso de la versión S del GLE 63 AMG de Mercedes.
¿Cómo solucionar esto? En vista de que SVO -Special Vehicle Operations, la rama de Land Rover encargada de los vehículos más espectaculares de la marca, y responsable de este SVR- no parece que vaya a dar una nueva vuelta de tuerca con nuestro protagonista de hoy, ha habido un preparador que ha cogido el toro por los cuernos, que se suele decir. Estamos hablando de Arden, que curiosamente está afincado en Alemania y que de esta forma ayuda al ‘enemigo de sus compatriotas’.
Por el módico precio de 4.900 euros, los 550 CV originales del Range Rover SVR pasan a ser 603 gracias a una completa y exhaustiva reprogramación de la centralita electrónica. Esto también trae consigo una importante mejora del par máximo del motor, que pasa a ser de 730 Nm, cuando la cifra original quedaba fijada en 680 Nm. Así es como ha conseguido Arden que, al menos a nivel de motor, el Range Rover SVR se sitúe a la cabeza de los SUVs de gran calado.
Puede que solo te importe la potencia de tu motor. Si es así, no sigas leyendo. Pero si eres de los que prefiere acompañar cualquier mejora con diversos retoques estéticos que hagan saber a todo el mundo que están delante de un vehículo especial, Arden no te va a dejar tirado. ¿Cómo lo hace? Sencillo, les pagas 1.500 euros más y te instalan unas nuevas llantas de aluminio de 22 pulgadas Sportline. ¿Qué aún no es suficiente? Pues te gastas otros 1.900 euros y se te instalan cuatro nuevos silenciadores acabados en acero que sustituyen a las cuatro salidas de escape originales. Al menos los logotipos del preparador, que añaden un toque exótico al conjunto, no tienen un coste extra.
