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Uno de los grandes motivos por el que te tirarán en la ITV

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Todos los que tenemos un coche hemos tenido -o vamos a tener- que pasar el trago de la ITV. ¿Me negarán el seguir circulando con mi vehículo por alguna razón? Pues bien, según los datos recogidos en los últimos años, algo tan aparentemente ‘inofensivo’ -si lo comparamos con otras cosas- como los daños en la carrocería ha ascendido muchos puestos en el escalafón de motivos que nos dan un disgusto cuanto tratamos de superar la inspección técnica.

La razón concreta por la que no se supera el examen en este sentido la encontramos a la hora de presentar alguna de las irregularidades graves que en materia de “Acondicionamiento Exterior, Carrocería y Chasis” se recogen en el capítulo 2 del Manual de Procedimiento de Inspección de las ITV.

En 2015, último año con datos cerrados, el conjunto del parque de vehículos inspeccionado -lo que incluye a motocicletas, turismos, vehículos industriales y vehículos agrícolas- presentó 2,67 millones de defectos de carrocería leves y 478 mil defectos de carrocería graves. Cinco años antes, se habían identificado 1,84 millones de defectos leves y 408 mil defectos graves, lo que representa un incremento del 42% y el 17%, respectivamente.

Si nos centramos en el segmento de turismos, también se observa un significativo incremento en los defectos de carrocería detectados en las ITV. En 2015, los defectos leves de carrocería en los turismos ascendieron a 1,5 millones, un 40,5% más que los consignados en 2011 (poco más de un millón). En el caso de las deficiencias graves, pasaron de 193 mil a 219 mil, lo que representa un incremento del 13,3%.

La carrocería del vehículo es mucho más importante que la parte meramente estética. Su conservación tiene mucho que ver con valores que a todos nos preocupan como la seguridad, la aerodinámica o el consumo”, explica Jordi Ortega, responsable de la red de talleres expertos Certifiedfirst.

A la hora de revisar la carrocería del vehículo, el inspector técnico de la ITV se fijará, según recoge el Manual de Procedimiento, en aspectos como eventuales defectos de estado (óxidos, perforaciones, desperfectos…), la existencia de aristas vivas o cortantes, anclajes de portacontenedores inexistentes o deteriorados, fijación del paragolpes defectuosos o entradas de humos al espacio de los ocupantes.

“En la práctica, es muy complicado establecer criterios de medición objetivos para temas como la corrosión, por ejemplo. Será el inspector quien tenga la última palabra. Lo mejor es prevenir. Solucionar los pequeños problemas de chapa y pintura que surjan y no dejar que se acumulen, pues provocarán incidencias más graves”, comenta Jordi Ortega.

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