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Pocas situaciones generan tanta tensión como enfrentarse a un control de alcoholemia mientras se conduce. Y es que, además del riesgo evidente para la seguridad vial, el temor a superar el límite permitido de alcohol en sangre y recibir una sanción puede convertirse en un auténtico quebradero de cabeza. Hasta ahora, los conductores han convivido con un límite legal de 0,5 gramos por litro de sangre (0,3 en el caso de noveles y profesionales), pero durante 2025 está previsto que ese tope se reduzca aún más: bajará a 0,2 gramos por litro para dar positivo en alcoholemia.
Este cambio legal, impulsado por los objetivos de la Estrategia de Seguridad Vial, busca disminuir la siniestralidad asociada al alcohol al volante. Sin embargo, lo que muchos conductores desconocen es que hay determinados alimentos capaces de alterar un test de alcoholemia y dar un resultado inesperado. Más allá del vino o la cerveza, existen alimentos que, sin contener alcohol en la forma tradicional que imaginamos, pueden influir en el resultado de la prueba, incluso sin haber bebido ni una gota de alcohol.
La fruta que puede dar un falso positivo en alcoholemia
Uno de los casos más sorprendentes es el de algunas frutas en avanzado estado de maduración, como el plátano. Este alimento, consumido por millones de personas cada día, puede generar lo que se conoce como un falso positivo en un test de alcoholemia.
¿El motivo? Durante su proceso natural de maduración, especialmente cuando se almacenan a temperaturas elevadas o por periodos prolongados, los plátanos fermentan, liberando pequeñas cantidades de etanol. Esta sustancia, aunque en niveles mínimos, se puede llegar a detectar en un control.
Asimismo, los bombones rellenos de licor, tan habituales en épocas festivas, pueden contener una cantidad suficiente de alcohol como para alterar temporalmente una prueba, especialmente si se ingieren en grandes cantidades o justo antes de someterse al control. A esto se suman algunos medicamentos de uso frecuente, como los jarabes para la tos, que contienen alcohol en su composición como conservante o vehículo para principios activos.
Otro producto que también puede generar cierta confusión son los enjuagues bucales o colutorios. Muchos de estos productos contienen etanol en cantidades que pueden ser detectadas por un etilómetro y, por ende, dar positivo en alcoholemia. Su uso justo antes de un control, por ejemplo, al salir del trabajo o tras una comida, puede provocar que el dispositivo registre la presencia de alcohol, aunque en realidad no exista una intoxicación etílica como tal.
Aunque estos casos pueden parecer anecdóticos o poco frecuentes, la realidad es que han motivado cierta preocupación entre los conductores. En situaciones normales, una vez transcurridos entre 10 y 20 minutos desde el consumo del producto en cuestión, el organismo o la cavidad oral ya no presenta restos detectables de etanol. Sin embargo, si el control se realiza inmediatamente después, el resultado puede no reflejar con precisión el estado real del conductor.
La polémica en torno a estos falsos positivos no es nueva. En otros países de la Unión Europea, donde ya se aplican límites más restrictivos de alcoholemia, han surgido debates similares. En algunos casos, se han desarrollado etilómetros más selectivos o se incluyen advertencias en productos como medicamentos o alimentos. Incluso algunos fabricantes de colutorios han empezado a lanzar versiones «alcohol free» precisamente para evitar estos inconvenientes.
Mientras tanto, lo más recomendable es evitar el consumo de estos productos en los minutos previos a conducir. En caso de necesitar un jarabe o un enjuague bucal, lo ideal es esperar al menos 20 minutos antes de ponerse al volante, u optar por alternativas sin alcohol. También es útil estar informado y, ante un resultado inesperado, solicitar una segunda prueba que permita confirmar o descartar el falso positivo.
Cambio en los controles de alcoholemia
La Dirección General de Tráfico (DGT) ha comenzado a utilizar alcoholímetros de aproximación en los controles de alcoholemia en España. Esta nueva tecnología permite detectar la presencia de alcohol en el aliento sin necesidad de contacto directo, agilizando los controles y mejorando la higiene.
El dispositivo funciona con sólo hablar frente a él, lo que permite realizar pruebas rápidas sin requerir que el conductor sople. Esto resulta especialmente útil para personas con problemas respiratorios y permite llevar a cabo más controles en menos tiempo.
Sin embargo, estos dispositivos no ofrecen resultados concluyentes. Si se detecta la presencia de alcohol, es necesario realizar una segunda prueba con un etilómetro tradicional para confirmar el nivel exacto. Además, en casos de duda, se puede requerir un análisis de sangre.
Junto con esta medida, la DGT ha propuesto reducir el límite legal de alcoholemia a 0,2 gramos por litro de sangre (0,10 mg/l en aire espirado) para todos los conductores. Esta reforma pretende reforzar la seguridad vial y avanzar hacia la tolerancia cero al alcohol al volante. Las sanciones por superar los límites oscilarán entre 500 y 1.000 euros.