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La DGT ha empezado a instalar ‘radares negros’ en España y no te va a gustar: así funcionan

Radares negros de la DGT

La Dirección General de Tráfico (DGT) ha dado un paso significativo en la modernización del control del tráfico en España con la instalación de los denominados «radares negros», un sistema pionero que vigilará el correcto uso de los carriles Bus-VAO (Vehículos de Alta Ocupación) en las principales vías del país. Este tipo de carriles, que priorizan el transporte público y los vehículos con más de un ocupante, representan una estrategia para mejorar la movilidad, reducir la congestión y promover la sostenibilidad

El primer radar de ocupación se ha instalado en la autovía A2, a la altura del acceso a Madrid desde Barajas, y su puesta en funcionamiento está prevista para el primer trimestre de 2026, coincidiendo con la entrada en funcionamiento del carril Bus-VAO. Este radar escaneará el interior de los vehículos y verificará que circulen al menos dos personas. En caso de detectar que el conductor viaja solo, éste se enfrentará a una multa de 200 euros. Estos dispositivos son capaces de procesar hasta 1.000 vehículos por hora y distinguen con precisión entre ocupantes reales y elementos inanimados mediante el análisis de patrones térmicos y de movimiento.

Los nuevos ‘radares negros’ de la DGT

Cada radar cuenta con dos cámaras fijas sincronizadas: la primera se ubica al inicio del carril VAO y la segunda entre 50 y 100 metros más adelante. Ambas cámaras tienen sensores ópticos infrarrojos que permiten detectar siluetas humanas con una precisión del 95%. El software de visión artificial analiza en tiempo real las imágenes captadas, garantizando que sólo se consideren como ocupantes las personas que efectivamente viajan en el vehículo.

Un elemento destacado de estos radares es su autonomía energética. Se alimentan mediante paneles solares integrados, lo que les permite operar de manera sostenible y reducir la dependencia de la red eléctrica. La información recogida se transmite a través de redes 5G a servidores centrales, donde se generan las multas automáticas.

Este sistema forma parte del proyecto DGT 3.0, que «permite la interconexión entre todos los actores que forman parte de este ecosistema: fabricantes de vehículos, empresas de alquiler, plataformas de transporte público, ayuntamientos, aseguradoras, fabricantes de dispositivos de conectividad, proveedores de aplicaciones relacionadas con movilidad segura y eficiente y los diferentes usuarios de las vías. La interconectividad es la clave».

El carril Bus-VAO de la A2 se caracterizará por su integración con el resto de la calzada, sin barreras físicas, únicamente señalizado mediante la nueva señal S-51b. Esta señal es de color azul, cuadrada, e indica un coche con dos ocupantes, una flecha hacia arriba y la leyenda «2+», para informar de la obligatoriedad de viajar con al menos dos personas. La ausencia de segregación física hace que el control automático sea fundamental.

La DGT prevé que los radares no se limiten únicamente a la A2, sino que se instalen progresivamente en otros puntos de España, especialmente en los carriles VAO ya existentes y en futuros corredores de alta ocupación. Además, se está estudiando su uso en Zonas de Bajas Emisiones (ZBE), donde podría condicionarse el acceso a vehículos con más de un ocupante, complementando el criterio de etiquetas ambientales actualmente vigente.

Red 5G y servidores centrales

Los radares negros representan también un avance en la automatización de las multas de tráfico. Gracias a la integración con la red 5G y los servidores centrales, las sanciones se generan automáticamente y se envían al domicilio del infractor, lo que agiliza el proceso y garantiza la eficiencia administrativa.

José Francisco Monserrat, investigador de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) y asesor del Banco Mundial en Transportes y 5G, considera que que «podremos reducir hasta el 80% de los accidentes de tráfico». Para ello, «las ciudades tendrán que ser necesariamente más eficientes. Las luces de la calle iluminarán solo si hay personas cerca, los contenedores de basura avisarán de cuándo tienen que ser recogidos. Habrá muchos menos coches, pues los compartiremos y, en el 2050, no existirán semáforos porque los vehículos serán autónomos».

En 2025, la UE habrá invertido 3.500 millones de euros en un plan público-privado para el desarrollo de esta tecnología. Raúl Palacios, presidente de Ganvam (Asociación Nacional de Vendedores de Vehículos), considera que el desarrollo de esta red 5G permitirá que «en poco más de cuatro años tengamos el 35% del parque conectado. En 2030 el 100% de los coches de menos de cinco años estará conectado».

En conclusión, los radares negros representan un cambio profundo en la manera en que la DGT controla los carriles de alta ocupación en España. Su instalación en la A2, con tecnología de visión artificial, sensores infrarrojos, análisis térmico, energía solar y conexión 5G, permite verificar la ocupación de los vehículos, garantizando que sólo los vehículos autorizados accedan al carril Bus-VAO.

«Cuando se habla de movilidad conectada solemos pensar en coches autónomos y la conectividad dentro de los vehículos. Pero la movilidad conectada llegará a todos a través del teléfono móvil. Y no requerirá una importante adaptación de las infraestructuras».

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