Corazón

Tras el archivo de la querella contra la hija de Pepe Navarro

Alejandro Reyes se merece la verdad

Detrás de lo que ocurre en un programa de televisión pasan muchas cosas -como pasaban en ‘chez Paula Echevarría’-. El directo es maravilloso y hoy se vive con más intensidad que nunca; es lo que tiene disponer de la inmediatez de la información digital, Google o un teléfono móvil conectado con la fuente adecuada. Cuando acabamos este jueves ‘El programa de Ana Rosa’ en el que habíamos ofrecido la última hora del universo ‘Supervivientes’ y de las dos recientes victorias judiciales del presentador Pepe Navarro, llegó a mi móvil un mensaje. Debo omitir el nombre del emisor por deseo expreso del mismo, pero como se me requería para matizar una serie de datos que había ofrecido esa mañana y la información vuela de un medio a otro en cuestión de segundos, antes de que se propague de manera indebida, les cuento lo que pasó al otro lado del teléfono, no sin antes ponerles en antecedentes.

Dimos la última hora sobre dos triunfos judiciales de Pepe Navarro: primero el que ha conseguido frente a su mujer Lorena Aznar, al concederle el juez permiso para vender la casa donde aún viven ella y los hijos menores de ambos tras su separación matrimonial el pasado octubre, y después su última batalla ‘ganada’ a Ivonne Reyes, con la que se enfrentó durante años al no reconocer la paternidad del hijo de la venezolana, y que finalmente le adjudicó en sentencia firme la Audiencia Provincial de Madrid seis años atrás.

Pepe Navarro y Lorena Aznar en un fotomontaje de LOOK

Navarro está de enhorabuena, al menos por el momento, si es que litigar con las madres de tu descendencia te puede dar alguna alegría. Lo último de Ivonne fue que se querelló (en nombre de su hijo Alejandro, entonces menor de edad) contra Andrea Navarro y Eva Zaldívar, hija y expareja del periodista, respectivamente, por entender que vulneraron sus derechos fundamentales, a cuenta de encargar a un detective que obtuviera una muestra biológica del menor, sin consentimiento ni conocimiento de éste. Querían cotejar el ADN para después presentar una demanda de revisión ante el Tribunal Supremo y así replantear “la controversia ya resuelta”, como señaló el Alto Tribunal en su auto de desestimación del 22 de marzo del año pasado, de si Alejandro Reyes es realmente hijo de Navarro, su padre. Y aquí viene el matiz de mi interlocutor. Quería aclarar que la única que pidió la revisión fue la primogénita del famoso periodista y no su ex: “Eva no encabezó la demanda”. Y es cierto, no la encabezó y cuando así lo afirmé no era exacto. El escrito lo presenta sólo Andrea. Matizado queda, pero la contratación del detective para que procediese y obtuviese la muestra biológica del menor, sí. Eva es quien la lidera. El 27 de abril de 2016, Eva Zaldívar contrató, en nombre de Andrea Lucía Navarro Zaldívar, por encontrarse ésta fuera, en París, por motivos de trabajo, los servicios del detective F. J. R. Y esa es precisamente la actuación contra la que Ivonne se querella, en nombre de su hijo, este pasado febrero, y por la que responsabiliza a Andrea y a su madre.

Alejandro Reyes acude a los juzgados acompañado de su madre / Gtres

La querella se interpuso también contra el investigador que fue quien obtuvo la presunta muestra biológica del menor. El resto de la historia, creo que la saben: llevaron la muestra a un laboratorio privado especializado y los resultados de cotejar el ADN de Alejandro y de Andrea dieron negativo, según reza el informe que manejó la familia Navarro (una vez concluida la comparativa de las muestras de la propia Andrea con la del presentador y Zaldívar que sí fueron satisfactorias). Es decir, según esa prueba, que no ha visto ningún juez, no serían hermanos. Entiendo que, de ahí, el famoso presentador gritó a los cuatro vientos que ese chico no es hermano de su hija y, por lo tanto, tampoco es su hijo, en contra de la sentencia judicial firme que sí se lo atribuye. Mi interlocutor quiere matizar que en ningún momento se violentó al menor, no se le persiguió en un taxi y que a Eva, Pepe y Andrea le tomaron muestras de saliva, no de sangre. “Las cosas se hicieron con seriedad y corrección”. Escucho a quien me habla al otro lado del auricular y pienso que, efectivamente, el detective no perseguía a Alejandro. Es cierto. Sólo le siguió desde el lugar donde le localizó hasta otro donde se dirigía, a varios kilómetros, trayecto que realizó en taxi. No le perseguía porque el chico no huía de nada ni de nadie, es cierto; sólo hacía su vida normal, compartía un rato con sus amigos cuando el investigador siguió cada uno de sus pasos hasta un centro comercial de Alcobendas, a las afueras de Madrid, donde esperó a que terminara de picar algo para lograr, eso sí que perseguido, su objetivo: un tenedor presuntamente utilizado por él.

Alejandro Reyes cumplió la mayoría de edad el pasado 3 de abril / Gtres

El juez instructor ha decidido archivar la querella por entender que el hecho denunciado, vulneración de derechos fundamentales, no es delito penal. Sin embargo, señala el camino de la vía civil y concluye que “desde luego, la conducta presuntamente ejecutada por los tres (Andrea, Eva e inspector), descrita en la querella, es ilícita, y compromete una vulneración al derecho a la intimidad del menor D. Alejandro Reyes Torres”. Vamos, que ve delito pero perseguible por la vía civil. La decisión es recurrible y veremos si los Reyes siguen en la lucha.

Es de entender que todos estén cansados de esta historia interminable, pero también reconocer que “las cosas” no se hicieron ni seria ni correctamente desde un principio. El único final lógico, responsable y decente sería, en mi opinión, que Pepe Navarro se hiciera de una vez las pruebas. Alejandro sí se las hizo y tenía solo 10 años. El presentador fue citado hasta en cuatro ocasiones: tres, en primera instancia y otra más, por la Audiencia Provincial de Madrid. Alegó, entre otros, motivos de dignidad. Se aquietó en la sentencia y no recurrió al Supremo. Me aseguran que ahora se arrepiente y no lo dudo.

Pepe Navarro e Ivonne Reyes en un fotomontaje de LOOK

Alejandro ya es mayor de edad y mi pregunta llega al otro lado del teléfono: ¿Por qué no llama ahora Pepe Navarro al chico y le propone hacerse las pruebas y acabar con esto? La contestación de que Pepe no tiene nada que hablar con él es inmediata. Está dispuesto, asegura, pero cree que “es él (Alejandro) quien tiene que saber quién es o no su padre”.

Creo sinceramente que las partes, hasta ahora litigantes, Ivonne y Pepe, se han olvidado quizá de quien les ha unido todos estos años en el fragor de una batalla judicial pero muy personal. Ese quien se llama Alejandro. Ya tiene 18 años y se merece saber la verdad o, mejor dicho, que se la demuestren. Ya no caben más excusas. Resultan, también, interminables y, sobre todo, poco creíbles. Sin matices.

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