La boda de Ana Boyer y Fernando Verdasco en 9 claves
Los detalles hasta ahora desconocidos del enlace de Ana Boyer y Verdasco
En la playa, por la Iglesia y con notables ausencias: las claves de la boda de Ana Boyer y Fernando Verdasco
No cabe duda. La de Ana Boyer (28) y Fernando Verdasco (34) ha sido una de las grandes bodas del 2017 y son muchos los detalles que han trascendido en los dias previos pese a los esfuerzos de la revista ‘¡Hola!’ por ocultarlos y salvaguardar su exclusiva. Sin embargo, ahora que la publicación está ya en manos de todos los españoles, podemos desvelar las claves del enlace más comentado estas ultimas semanas.
[GALERÍA | La claves de la boda de Ana y Fernando en 10 imágenes]
La novia
Sin duda, el protagonismo central de toda boda se centra siempre en la figura de la novia. Ana Boyer lo sabe y ha cuidado con esmero cada detalle. Su hermana Tamara Falcó y su madre Isabel Preysler la ayudaron a vestirse en su habitación de la villa previos minutos al enlace. «No hizo falta que mi madre me diese ningún consejo de última hora. Me lo ha ido diciendo a lo largo de los años», cuenta Ana en la revista.
El vestido
Pronovias ha sido la firma responsable de vestir a la hija del desaparecido Miguel Boyer en el día más importante de su vida. El sofisticado diseño elegido ha sido un palabra de honor con escote corazón, línea sirena y cola de dos metros, con manguitos de los que brota un velo de tul de tres metros y medio. Fue la hermana de Ana, que es ‘executive wedding planner’, la responsable de colocarle bien la cola del traje antes de pisar hasta el altar. Además , Ana Boyer acompañó este elegante atuendo con pendientes, brazalete y colgante de oro blanco y diamantes. Todas ellas, joyas que ella misma creó y diseñó a medida con el equipo de Suárez.
El novio
Muy elegante con un ‘total look’ de Pedro del Hierro en tonos beis, Fernando Verdasco disfrutó del enlace con sus testigos elegidos (que iban vestidos con los mismo tonos que él). Estos han sido los también tenistas Feliciano López, Garry Toussaint y David Marrero; y sus primos Claudio Soliva Verdasco y Marco Verdasco. Pero, sin duda, uno de los grandes apoyos para Fernando ha sido su madre, Olga Carmona, que le atusó el traje minutos antes de darse el ‘sí quiero’.
La familia de él: muy unidos
Como una piña, la familia del tenista se mantuvo unida en todo momento. Por un lado, Olga acompañó a su hijo como madrina, mientras que su padre, José Verdasco, estuvo junto a sus otras dos hijas, Sara -con un ‘fourreau’ largo de alta costura en crepé natural rosa y echarpe de muselina- y Ana -con vestido en crepé verde pastel con túnica de muselina y aplicaciones de plumas de avestruz, ambas de Tot-hom. Además, Sara fue acompañada por Juan, hijo de Juan Carmona, con quien se casó el año pasado.
La familia de ella: reaparece Chábeli y se ausenta Enrique Iglesias
Mucho más comentada ha sido la familia de Ana. Por un lado, una Chábeli Iglesias que llevaba mucho tiempo fuera del foco mediático, no quiso perderse la boda de su hermana. En contraposición, la ausencia de su otro hermano, Enrique Iglesias, ha sido uno de los detalles en los que más ha reparado el público. «Mi hermano Enrique no pudo venir, pero estuvimos con él en Miami unos días antes. Por supuesto que le echamos mucho de menos, pero igualmente estábamos tan bien rodeados que no podíamos estar más felices», confiesa Ana Boyer en la propia publicación. Por su parte, no faltó el otro hermano de Ana, Julio Iglesias Jr., acompañado d e su mujer, Charisse.
Mario Vargas Llosa, un papel importante
«Obviamente, Mario ha tenido un lugar importante en mi boda. Es la pareja de mi madre y estaba sentado a su lado. Tenemos muy buena relación entre todos y sin tensiones». Con estas palabras, la novia despeja polémicas sobre Vargas Llosa, fundamental como pareja de su madre. Por el contrario, nadie duda de la tristeza de una gran ausencia. En este día, Ana habrá tenido en mente a su padre, el desaparecido ex ministro de Economía, Miguel Boyer.
El lugar: una isla paradisíaca
Mustique es una isla paradisíaca del Caribe con solo 5,7 kilómetros cuadrados de superficie y unos quinientos habitantes. Su primer dueño, el aristócrata escocés Lord Glenconner, la adquirió en 1958 por 45.000 libras (unos 50.000 euros), a pesar de que no contaba con ninguna infraestructura y con la idea de establecer allí una plantación de algodón. Posteriormente le regaló una parcela de la isla a su amiga, la princesa Margarita de Inglaterra y se empezó a usar como un ‘escondite’ para ricos y famosos.
Allí comenzaron a llegar reyes, príncipes y estrellas de Hollywood. De hecho, la Familia Real inglesa sigue siendo asidua al enclave y fue en Mustique donde el príncipe Guillermo le pidió la mano a Kate o donde Pippa Middleton disfrutó de su luna de miel. En el caso de los Preysler, descubrieron Mustique gracias a Isabel y Miguel Boyer, padres de la novia, que viajaron por primera vez con una pequeña Ana en los años noventa. Por eso es tan significativo para ella. «Este sitio me encanta pero hasta que Fernando me lo pidió, no sabía dónde me gustaría casarme», confiesa ella.
Régimen de separación de bienes
Es el régimen por el que han optado. Al parecer, habrían sido los abogados del tenista los que le habrían recomendado hacerlo de esta manera protegiendo así la fortuna que lleva atesorando desde que comenzara a dedicarse al mundo de la raqueta.
Después de darse el ‘sí quiero’, ¿qué planes tienen?
Pocos han reparado en los minutos posteriores al momento de convertirse en marido y mujer. La pareja se montó en un pequeño Fiat 500 descapotable en color blanco (el mismo coche que les trajo) y juntos se marcharon para darse una vuelta alrededor de esta isla en la más estricta intimidad. Ahora, lo que todo el mundo se pregunta es si volverá Ana a Madrid para estar con su familia. «A Madrid no vamos a volver todavía. Nos vamos unos días por ahí porque Fernando tiene que entrenar. Posiblemente nos iremos a Doha, ha respondido Ana. Por su parte, la recién casada no tiene entre sus planes afincarse en la capital española. Solo visitará Madrid y a su familia «de vez en cuando».