Rutina de belleza

Adiós a las rutinas de skincare eternas: los dos pasos de la experta Sara Jiménez te van a cambiar la vida

El fenómeno del boom coreano popularizó los rituales de hasta diez productos

Los rituales de belleza se resumen en limpieza e hidratación con protección solar

El primer paso fundamental de cualquier rutina es la limpieza facial

Adiós a las rutinas de skincare eternas: los dos pasos de la experta Sara Jiménez te van a cambiar la vida

Durante años, las rutinas de skincare se han llenado de pasos interminables: tónicos, esencias, serums, mascarillas, contornos y cremas específicas para cada necesidad. El fenómeno del boom coreano popularizó los rituales de hasta diez productos, que si bien resultaban atractivos, en muchos casos eran poco sostenibles a largo plazo. Sin embargo, la tendencia actual apunta hacia el minimalismo cosmético: menos pasos, pero mejor pensados. Amanda Sánchez, creadora de contenido sobre belleza, lo resume en una idea sencilla: “con dos pasos básicos bien elegidos, tu piel puede estar igual o más sana que con una rutina de diez”.

Esta nueva filosofía, conocida como skinimalism, no solo responde a la búsqueda de simplificación, sino también a la necesidad de un consumo más consciente. Reducir la rutina a lo esencial disminuye el gasto económico, evita la acumulación de envases y, sobre todo, reduce el riesgo de irritaciones por exceso de productos. En este contexto, dermatólogos y especialistas coinciden en que lo realmente imprescindible para la mayoría de las pieles se resume en dos pilares: limpieza e hidratación con protección solar. La Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) insiste en que la constancia con estos pasos es más efectiva que cualquier rutina compleja. A ellos se suma la visión de la American Academy of Dermatology (AAD), que también subraya que la clave para una piel saludable no está en la cantidad de cosméticos, sino en la elección y uso correcto de los básicos.

La skincare como punto de partida

El primer paso fundamental de cualquier rutina es la limpieza facial. A lo largo del día, la piel acumula impurezas, restos de maquillaje, sudor y partículas contaminantes que, si no se eliminan, obstruyen los poros y favorecen la aparición de imperfecciones. Una limpieza adecuada prepara la piel para recibir los productos posteriores y maximiza su eficacia.

Lo importante no es utilizar muchos limpiadores distintos, sino elegir uno adaptado al tipo de piel. Las fórmulas en gel suelen funcionar mejor en pieles grasas, mientras que las cremosas o con base oleosa resultan más adecuadas para pieles secas o sensibles. La clave está en que el producto sea suave, respete la barrera cutánea y no provoque sensación de tirantez. Limpiar la piel una o dos veces al día es suficiente, evitando excesos que pueden producir irritación.

Hidratación y protección solar: el paso imprescindible

Tras la limpieza, el segundo paso se centra en hidratar y proteger la piel. Una crema hidratante ayuda a mantener el equilibrio de agua, refuerza la función barrera y aporta elasticidad. Pero el verdadero aliado es el protector solar, que según los dermatólogos debería aplicarse a diario durante todo el año. La exposición a los rayos ultravioleta es uno de los principales factores de envejecimiento prematuro y también está relacionada con la aparición de cáncer de piel.

De ahí que muchas cremas actuales combinan hidratación y factor de protección solar (SPF), facilitando este paso en un solo gesto. La constancia en este hábito marca la diferencia: más allá de cremas caras o tratamientos novedosos, protegerse del sol de forma regular es la estrategia más eficaz para mantener la piel joven y sana.

El impacto del skinimalism en el skincare

El auge del skinimalism no solo responde a la comodidad de las consumidoras, sino también a una tendencia global hacia la sostenibilidad. Al reducir el número de productos utilizados en la rutina de skincare, se disminuye el consumo de envases plásticos y se apuesta por fórmulas más versátiles. Este cambio de mentalidad se alinea con el interés creciente por un consumo responsable, que busca calidad por encima de cantidad.

Las marcas de cosmética han respondido creando productos multifuncionales: limpiadores que hidratan, cremas que incluyen antioxidantes y fotoprotección, o sérums que combinan ingredientes clave en una sola fórmula. El mercado ya no premia a quien ofrece más pasos, sino a quien logra simplificar sin renunciar a la eficacia.

Menos es más: beneficios de la simplificación

Adoptar una rutina minimalista aporta ventajas que van más allá del ahorro de tiempo. Al limitar el número de productos, se reduce la probabilidad de irritaciones, alergias o interacciones negativas entre ingredientes. Además, facilita la constancia: resulta más fácil mantener dos pasos diarios que cumplir religiosamente con diez.

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Este enfoque también libera a las personas de la presión de comprar constantemente novedades cosméticas. Apostar por lo esencial fomenta una relación más saludable con la piel y con el propio consumo, enfocándose en la prevención y el cuidado real antes que en promesas milagrosas.

Una tendencia que llegó para quedarse

La idea de que basta con dos pasos en las rutinas de skincare bien hechos para cuidar la piel ya no es una moda pasajera, sino una filosofía que está calando en distintos perfiles de consumidores. Desde jóvenes que buscan practicidad hasta adultos que priorizan la sostenibilidad, el skinimalism conecta con necesidades reales.

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