Westminster, la historia detrás del escenario más importante para la Familia Real británica
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El Rey Carlos accedió al trono británico tras la muerte de Isabel II el pasado 8 de septiembre. Ahora, ocho meses después, se celebrará su coronación, un acontecimiento histórico. Miles de personas se reunirán en las inmediaciones de la Abadía de Westminster para ovacionar al nuevo Rey. Desde hace más de un siglo, esta ceremonia religiosa no se ha visto alterada y, desde hace un poco menos, se ha escogido este lugar cargado de significado para llevarla a cabo.
La historia de Westminster
Se trata de una iglesia anglicana que se encuentra en la ciudad de Londres, concretamente en el distrito que lleva su nombre. Su edificación es de estilo gótico y, aunque es conocida bajo el nombre de la Abadía de Westminster, lo cierto es que el formal es Iglesia Colegiata de San Pedro. En 1987 fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, convirtiéndose en uno de los símbolos de la ciudad y una institución insignia de Reino Unido. En ella se han celebrado algunos de los eventos más importantes, como bodas reales -la del príncipe Guillermo y Catalina Middleton-, funerales de Estado -el de Isabel II- y la coronación de todos los Reyes desde 1066.
Según cuenta la leyenda, la Abadía de Westminster se construyó a partir de una promesa de Eduardo el Confesor. El Rey, exiliado en Normandía, juró que si alguna vez volvía a su país peregrinaría hasta Roma como agradecimiento. Pero eso nunca sucedió. Una vez que restableció la Corona, no quiso abandonar el reino y decidió crear una abadía continua al centro religioso, que pasó a llamarse West Minster en honor a San Pedro. Tras su muerte, le sucedió Guillermo el normando, el Conquistador, que se coronó en la Abadía el día de Navidad, creando así una tradición que continúa a día de hoy. Solo dos monarcas no han sido coronados en esta iglesia: Eduardo V y Eduardo VIII. Sin embargo, fue Enrique III el que quiso rendir homenaje a Eduardo el Confesor demoliendo Westminster y construyendo una catedral gótica.
En 1560, Isabel I, hija de Enrique VIII y Ana Bolena, le otorgó a Westminster el estatus especial de Royal Peculiar, una condición que hizo que el templo pasase a estar bajo la jurisdicción de la Corona y no del arzobispado. Cabe recordar que en 1536, su padre decretó la disolución de todos los monasterios y abadías de Inglaterra, haciendo una excepción con esta porque sus ancestros reposaban allí.
Los restos mortales de la Familia Real
Todos los Reyes han sido enterrados en la Abadía de Westminster, con la excepción de Eduardo IV, Enrique VIII y Carlos I, que descansan en el Castillo de Windsor. También están las sepulturas de personalidades como Charles Dickens o Charles Darwin, aunque la más destacada es la tumba dedicada al ‘Soldado desconocido’, un combatiente que cayó durante la Primera Guerra Mundial. Junto a este homenaje se encuentra la Silla de la Coronación, que se usa desde 1308 y que fue mandada a construir por Eduardo I. Desde entonces, en cada coronación, la silla se sitúa frente al altar mayor y la ceremonia es oficiada por el arzobispo de Canterbury. El monarca se sienta en la silla y, al grito de «Dios salve al Rey» se da paso a la jura de lealtad de los súbditos.