El rey Carlos III premia la lealtad de su hermana en medio de un nuevo desplante de Enrique

La relación entre el rey Carlos de Inglaterra y su hermana, la princesa Ana, siempre ha sido inquebrantable. La hija de la Reina Isabel no solo ha demostrado a lo largo de los años su ejemplaridad en el cumplimiento de sus deberes oficiales, sino también su lealtad a la Corona y a su hermano, tanto como príncipe como en su nueva etapa como jefe del Estado. Junto a Camila Parker Bowles y a los príncipes de Gales, la princesa Ana es una de las personas de mayor confianza para el soberano, a la que recurre en momentos de crisis o tensiones, sobre todo ahora, que la institución se encuentra en una fase de adaptación tras el fallecimiento de la Reina Isabel.

Por este motivo no es de extrañar que Carlos III aproveche cualquier ocasión para demostrar su confianza en la princesa real, como hizo en la coronación o como ha hecho ahora en una de las ceremonias más importantes del año. Y es que, tal como se ha hecho público, el Rey le ha otorgado un papel muy destacado en la ceremonia de apertura del Parlamento, una de las citas más destacas de la agenda oficial, que se celebra este martes 7 de noviembre en Londres.

La hermana del Rey será ocupará el papel de lo que se conoce como Gold Stick In Waiting, un puesto históricamente otorgado a una persona a la que se le ha confiado la seguridad personal del soberano. La princesa ya ocupó este papel en la coronación de Carlos III el pasado mes de mayo durante la coronación, montada a caballo como su escolta personal, mientras que esta vez irá en un carruaje tras los Reyes.

Aunque Ana ha acompañado a la Reina Isabel varias veces a lo largo de los años en aperturas del Parlamento, esta será la primera ocasión que ocupe este papel y que esté al lado del soberano desde 1985, ya que era Carlos el encargado de estar junto a su madre. La apertura del Parlamento marca el inicio formal del año parlamentario y durante la ceremonia el Rey pronuncia un discurso en el que se detalla la agenda del Gobierno. El monarca no tiene ningún papel en el establecimiento de la agenda legislativa, pero lee las claves en nombre del Primer Ministro y del Gobierno.

Su mayor escudera

Aunque, obviamente, son su esposa y su hijo mayor las personas que más apoyan a Carlos en el desarrollo de su papel, el Rey tiene en su hermana a su mejor confidente. De hecho, después de asumir la jefatura del Estado, Carlos apostó por dar una mayor relevancia a la princesa Ana, también a su hermano el príncipe Eduardo, de hecho, los nombró a ambos Consejeros de Estado.

A día de hoy Ana sigue siendo uno de los mayores activos de la Corona. Es una de las pocas personas con capacidad para decirle al monarca las cosas tal como las piensa, tanto que no ha dudado en criticar abiertamente su plan para reducir el número de miembros en activo de ‘La Firma’, ya que son muchos los actos a cubrir y pocas las figuras disponibles para afrontarlos.

Siempre discreta, Ana ha sido a lo largo de los años uno de los miembros más populares de la monarquía, por su profesionalidad y su espíritu de sacrificio. Fue la primera en rechazar títulos para sus hijos porque quería que tuvieran una vida normal y nunca se le ha podido recriminar una actitud poco acertada.

Una nueva decepción

Mientras que el rey Carlos III promociona a la princesa Ana, el monarca se ha encontrado con un nuevo varapalo con respecto a su hijo menor. A falta de confirmación oficial, se ha publicado que el Rey ha invitado al príncipe Enrique a celebrar su 75 cumpleaños, para intentar acercar posturas, pero el duque de Sussex ha vuelto a rechazar el ofrecimiento de su padre. La situación entre el matrimonio formado por Enrique y Meghan y el resto de los Windsor sigue atravesando sus horas más bajas.