La relación amor-odio de Letizia con sus sortijas
Han pasado ya catorce años desde que un 1 de noviembre de 2003, Casa Real anunciase a bombo y platillo la boda de Felipe VI y Doña Letizia, hoy Reyes de España y otrora príncipes. Sin prácticamente darnos cuenta, hemos asistido a casi tres lustros de momentos e imágenes de ambos que permanecerán imborrables en nuestra retina. Sus primeras instantáneas juntos, la pedida de mano (con el famoso “déjame terminar” incluido), el ‘Sí, quiero’, el nacimiento de las infantas Sofía y Leonor, así como un sinfín de postales que completan un álbum familiar envidiable.
Todas ellas cuentan con un denominador común y que (a veces) podría pasar desapercibido: los anillos de Letizia. Su relación con las joyas nunca ha sido la mejor y nuestra Reina se ha caracterizado -entre otras cosas- por ser poco afín al uso de relojes, pulseras y demás alhajas. Si bien es cierto que solo los pendientes le han acompañado siempre, así como que desde la proclamación de Felipe como Rey en 2014 las ha utilizado con mayor frecuencia.
Letizia luce su anillo de compromiso en 2003 / Gtres
Hay algo que no ha pasado desapercibido durante todo este tiempo, las incongruencias de Letizia con este tipo de joyas. El primer anillo de la discordia fue el de compromiso. Una pieza de oro blanco y brillantes tallados en baguette, que tuvo una duración efímera en su mano, ya que Letizia decidió dejar de lucirla un buen día. Quizá influyera quién lo compró. Eduardo Inda y Esteban Urraiztieta en su libro ‘Urdangarín. Un conseguidor en la corte del Rey Juan Carlos’, desvelaban cómo Don Felipe pidió a su cuñado que lo comprase en Suárez Barcelona y cómo este empleó fondos de la fundación argumentado que corría de su cuenta.
La segunda sonada polémica tuvo como protagonista a su alianza nupcial. En 2011, la Reina tomó la decisión de dejarlo dentro del joyero. En su momento, este gesto se interpretó como un signo de crisis matrimonial, pero Letizia esgrimió que le suponían un handicap a la hora de realizar los diferentes saludos protocolarios. Algo que choca de bruces con su nueva adquisición, una sortija de diamantes de mayor tamaño, más aparatosa y de la que tan solo ha prescindido una vez desde el pasado 28 de septiembre a pesar de los rigurosos saludos de sus últimos actos oficiales.
El valioso anillo que ha cautivado a la reina Letizia / Gtres
En LOOK apuntamos a una más que posible pertenencia a la gama ‘Emotion’ de la casa rusa Fabergè. Por una cuestión de meras fechas, todo apunta a que ha sido un regalo del Rey por su cumpleaños, el pasado 16 de septiembre. Desde el primero al último han transcurrido unos años que han servido para presenciar cómo la Reina ha ido declinando el uso de anillos sin una razón convincente. Letizia ha decidido cómo y cuándo adornar sus manos con ellos y poco o nada le han importado las polémicas y comentarios que este asunto ha suscitado, por ilógico que pueda parecer.