Familia Real Española

UN VERANO COMPLICADO

Todo tiene un precio: La Reina paga las consecuencias del ‘rifirrafe’ de Palma

La Reina podría permanecer casi tres semanas en la isla, más tiempo que otros años

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Dieciocho días. Casi tres semanas es el tiempo que, en teoría, van a pasar los Reyes Felipe y Letizia y sus hijas este año en Palma de Mallorca. Concretamente, llegaron a la isla el pasado 28 de julio y se quedarán, en principio, hasta el 16 de agosto, un día antes de que el Jefe del Estado asista a los actos con motivo del aniversario de los atentados de Cambrils y Barcelona.  Aunque de momento no se ha confirmado cuáles serán los próximos pasos de la Familia Real, al no haber agenda prevista, todo hace pensar que permanecerán en la isla hasta que don Felipe se traslade a Cataluña -se prevé que acompañado por la Reina- para asistir a los homenajes, tal como anunció hace unos días el Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Si esto fuera así, sería la primera vez desde que los Reyes contrajeran matrimonio en 2004 que estos pasan más de diez días en territorio balear.

Las vacaciones en Palma no son tales para doña Letizia, quien en 2010 pronunció ante una periodista aquello de «¿tú crees que esto son vacaciones?». Desde entonces, es vox pópuli que los verdaderos días de asueto para la consorte comienzan justo después de su estancia en la isla balear, esa que gusta abandonar tan pronto como sea posible una vez concluidos sus compromisos como esposa del Rey de España. Habitualmente, esta ‘huida’ se fechaba a principios de agosto, pero este 2018, como ya ocurriese en 2017 con los fatídicos atentados, la presencia del Rey en Barcelona modifica sus planes y su presencia en Palma ha de alargarse.

Las reinas y las infantas pasaron una ‘mañana de chicas’ por las calles de Palma de Mallorca / Gtres

Que doña Letizia permanezca en la isla balear es una inyección de optimismo para la Institución, cuya imagen atraviesa sus horas más bajas  desde la conocida como «crisis de las reinas», pero también supone una suerte de ‘castigo’ para la consorte, que parece sentir animadversión hacia Palma, algo que ha hecho notar de manera pública en algunas ocasiones. De alguna manera, su larga estancia este verano en Son Vent  es el precio que la Reina ha tenido que pagar para contribuir a la recuperación de esa imagen tan deteriorada tras el rifirrafe público que la consorte y la madre de don Felipe protagonizaron en la catedral de Palma el día de la Misa de Pascua. Entonces la Corona vio gravemente amenazado todo el trabajo que desde la abdicación de don Juan Carlos los Reyes habían llevado a cabo por ofrecer a los españoles una Monarquía renovada  y desde ese mismo instante comenzó una campaña de recuperación de prestigio que ha vivido su apogeo durante las dos últimas semanas. Dos semanas y un escenario propicio, Palma de Mallorca,  en las que las tres generaciones de mujeres del clan Borbón se han esforzado por dar muestras fehacientes de la excelente relación que existe entre ellas.

Las vacaciones más complicadas

A la urgente campaña pautada desde la Casa para minimizar los efectos de la ‘crisis de las reinas’, se ha unido este verano la vuelta a escena de la ‘amiga entrañable’ de don Juan Carlos, la exprincesa Corinna Zu Sayn-Wittgenstein y el ingreso en prisión de Iñaki Urgangarin. A todo esto hay que sumarle además que don Juan Carlos, quien tenía previsto reaparecer en las regatas de Palma junto a su hijo, ha visto su sueño truncado por problemas de salud, según apuntaban fuentes de Zarzuela, aunque en los mentideros de la Corte se especulaba con otros motivos relacionados con su delicada situación tras salir a la luz las cintas con las conversaciones entre el comisario Villajero y la ‘amiga entrañable’ del monarca.

El rey Felipe intentó quitar hierro a la ausencia de don Juan Carlos en Palma / Gtres

Han pasado varios años desde aquel desacertado «¿tú te crees que esto son vacaciones?» de doña Letizia con el que la entonces Princesa dejó claro que para ella, Palma de Mallorca no era un destino agradable y mucho menos, parte de su descanso estival -muy al contrario que en el caso de doña Sofía-. Sin embargo, hasta ahora, la esposa de Felipe VI había conseguido ‘torear’ la situación y pasar en la isla el tiempo indispensable, ni más ni menos. Ahora parece que el caprichoso destino ha querido ‘devolvérsela’ y este año tendrá que hacer ‘examen de conciencia’ en territorio balear durante casi tres semanas. Al no haber agenda prevista, quizás se escape antes, sea como fuere, eso queda solo para ella. 

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